En plena emergencia nacional a causa de la pandemia del coronavirus Covid-19, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sigue convirtiendo sus conferencias de prensa en un show que causa estupor a nivel nacional e internacional.
Este jueves, por segundo día consecutivo, López Obrador mostró otro amuleto para la buena suerte y protección.
Sin importar que anoche falleció la primera persona por Covid-19 en México, al final de la conferencia, el mandatario sacó de su cartera un trébol con seis hojas, el cual dijo forma parte de los objetos que le regala la gente durante sus giras de trabajo por todo el país.
“(Ayer) se hizo mucho argüende con mis ‘detentes’ y con lo que me da la gente… y qué quieren, ya se enojan de todo, ya no les gusta nada, andan malhumorados”, dijo el presidente, luego de las críticas que recibió ayer tras mostrar una serie de amuletos religiosos, los cuales, aseguró, lo protegen de sus adversarios y del coronavirus.
Contrario a los llamados que realizan los jefes de Estado de todo el mundo para que su población se aisle en sus casas y evitar la propagación del virus, el presidente mexicano ha minimizado e ignorado las recomendaciones mínimas de distanciamiento social de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Secretaría de Salud mexicana.
Pero además, ha exhortado a la gente a no dejar de besarse y abrazarse al insistir que “no pasa nada”.
Este jueves, el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a todo el mundo a frenar el coronavirus y advirtió de que si se permite su propagación, especialmente en las regiones más vulnerables, morirán “millones de personas”.
Pero el mandatario mexicano hace oídos sordos a las recomendaciones.
Esta mañana, López Obrador fue tajante al decir que, aunque respeta lo que han hecho todos los mandatarios de imponer una cuarentena y cerrar sus fronteras, en México “no habrá toque de queda”.
“¿Qué haríamos con toques de queda? Se respeta lo que pasa en otros países, nosotros no necesitamos eso. Nosotros estamos construyendo una auténtica democracia”, aseguró.
Sin embargo, insistió que su gobierno tiene un plan estratégico para combatir la pandemia del coronavirus COVID-19, el cual se ha seguido sin ningún contratiempo, además de que cuenta con la confianza de la gente, pese a la desinformación.
Reiteró que el país está preparado médicamente, con camas suficientes en hospitales y centros de salud, así como presupuesto y que de ser necesario se alista el Plan DN-III.
“Si se requiere ya se está preparando un Plan DN-III con este propósito, vamos a contar, como siempre, con el apoyo del Ejército y la Marina, con todo su personal médico, sus instalaciones, está todo el gobierno preparado”, aseveró.
Adelantó que encabezará una reunión del Comité de Salud con integrantes de su gabinete legal y ampliado en la que se analizará la pandemia de coronavirus.
Detalló que de la junta de salud va a haber dos reuniones, una del Consejo de Salud y otra con el mismo propósito que presidirá él mismo, “para la preparación en caso de que se precipite la situación”.
Pero la resistencia del gobierno de López Obrador de darle la importancia que requiere la pandemia en México llega también a la parte “técnica”.
Es el caso del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien se ha convertido en el vocero para informar de forma médica, el avance del coronavirus en el país.
Luego de darse a conocer el primer deceso por la enfermedad, López- Gatell insistió en que México sigue permaneciendo en la fase uno que es el del contagio a través de personas que viajaron al extranjero o por contacto con alguien que salió del país.
Señaló que la víctima asistió a un evento público y pudo haber tenido contacto con extranjeros.
"En este caso concreto además de la pérdida de la vida humana hubiera un elemento para dificultar su cadena de transmisión, tenemos un antecedente que estuvo en una concurrencia pública donde pudiera haber participado personas de origen extranjero", dijo, descartando de tajo y sin tener otros elementos, de que se trate de un contagio comunitario.
Advirtió que la muerte del hombre de 41 años no hará que se pase a una segunda fase de contingencia, debido a que la muerte de esta persona está contemplada en la fase uno.
El lunes pasado, López-Gatell fue severamente criticado tras asegurar que el presidente López Obrador "no era una fuerza de contagio, sino una fuerza moral”, lo cual se entendió que el presidente es “casi inmune” a la enfermedad.
Pero hay que recordar que el mandatario mexicano tiene 66 años de edad y hace siete años sufrió un derrame cerebral, por lo que con esos antecedentes, se convierte en una persona que enfrenta un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave si está infectada.
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