La pandemia del coronavirus sigue con fuerza, pues al día de hoy existen 195,957 casos a nivel mundial y ha cobrado la vida de 7,868 personas. Es por eso que cuando se supo que los primeros casos se habían registrado en México, la gente corrió a los supermercados para hacerse de provisiones de emergencia.
Dentro de éstas se encontraban artículos para limpieza como líquidos desinfectantes, jabones, gel y toallas antibacteriales. Pero el elemento que prácticamente desapareció de los estantes, y que más causó incógnita entre los internautas, fue el papel de baño.
Y, aunque mucha gente se lo llevó al ver que otra gente lo tomaba, existe también una razón lógica, o en este caso, ilógica por la urgencia de tomar los rollos de papel higiénico entre los mexicanos.
“La gente, cuando es cuestionada acerca del por qué compran papel higiénico, sorprendentemente contesta que es porque la demás gente lo hace, es un comportamiento totalmente imitativo”, explicó a Infobae México Bogar Armando Escobar Hernández, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.
“También porque lo vinculan consciente o inconscientemente con la cuestión de lo que es necesario para la higiene. Lo que mencionan (las autoridades), es que hay que lavarse las manos constantemente. Todo lo higiénico se ve como un escudo, -hasta hay un jabón que aquí se llama-. En el imaginario colectivo funcionamos a base de varias imágenes que generen un alto impacto. Todo lo que se asocia en este momento con higiene, va a ser acaparado hasta el extremo”, dijo.
Aunado a esto, la razón por la que los elementos desaparecen de los estantes, es porque el miedo domina a los compradores y en vez de usar la razón, se dejan llevar por sus impulsos.
“No hay un cálculo racional de lo que pueda durar algo como el papel. Ya es instintivo, un poco animal, un impulso psicológico más básico que no va a partir del cerebro, sino del cerebro antiguo, o del cerebelo, lo más animal que tiene el ser humano. En ese sentido, ya no son cálculos racionales, sino el instinto de supervivencia a flor de piel. Y ahí es donde se suelen desarrollar los pensamientos más peligrosos, los más violentos”, agregó el investigador.
Es por esto que Escobar Hernández hizo un llamado a la serenidad, pues no caer en la irracionalidad y en la desesperación es lo que ha ayudado a la gente que se ha encontrado en situaciones imposibles, como el perderse en un desierto. “Seguir pensando en cómo se saldrá de la situación fue lo que los mantuvo con vida”.
El investigador también explicó que hoy en día se vive en un mundo material, y el poder de adquisición es una de las maneras en las que las personas creen que podrán salvarse, ya que son bienes tangibles.
“Es el resultado de un proceso que ya tiene décadas en el que el ser humano que un hombre civilizado y desarrollado, no requiere la creencia de un ser superior. Es decir, lo espiritual ha sido desdeñado y de que de alguna manera con un mundo material, un mundo de lo que tocamos, olemos o compramos, eso es lo que va acorde con el avance civilizatorio. En ese aspecto, cuando el hombre deja de tener un referendo, o un apoyo, en un plano de la creencia de un poder superior, tiende a ser más manipulable. Tiende a tener cierto tipo de actitudes que rayan en lo grotesco, infantiloide”, declaró.
Demostró también, que situaciones como ésta hacen que se evidencie la fragilidad de pensamiento, y además que la gente se vea abrumada dentro de sus propias mentes.
“Yo no estoy descartando que exista el virus, porque sería muy irresponsable de mi parte, lo único que sí quisiera mencionar, es que esto está sacando a flote nuestra fragilidad como especie. Se ha debilitado a sí misma, en la medida que ha optado por un paradigma de raciocinio o por uno en el que sólo se consigue una cierta realidad a partir de un esquema racionalista, científico y dejando de lado que la realidad es sumamente compleja. Que hay realidades que no encuadran y que no pueden ser explicadas dentro del cartabón científico y, aún así, existen. Me parece que en este caso se está viendo el hombre rebasado, como especie y como nación, nos vemos rebasados por eso, entonces tenemos realmente solidez en términos de nuestras creencias, espirituales, que nos permitan de alguna manera, conservar la serenidad en contextos como éste, de incertidumbre y crisis” comentó.
Aunque también existe el otro lado de la cara, en donde las generaciones más jóvenes correrán el riesgo de contraer el virus con tal de seguir disfrutando sus vidas.
“Estamos en un contexto en el que cada quien hace sus decisiones personales, utiliza su libre albedrío en base a sus experiencias, y por eso decide cómo actuar. Creo yo en el caso de los más jóvenes, que como no ha vivido este tipo de crisis, también tienden a tomar con poca seriedad el caso”.
Ambos casos caen en diferentes extremos, lo que crea un desequilibrio, por lo que el investigador insiste en que haya un a postura en donde se razone para tomar seriedad en la situación.
“Los dos casos mencionados son de desequilibrio, están en los extremos y yo pienso que lo más sensato sería estar en un punto medio. Tendríamos que mantener nuestra capacidad de razonamiento, y tendríamos que apoyarnos en cualquier elemento que nos ayude a sentir serenidad. Por eso yo mencionaba lo espiritual, el hombre actual es materialista e individualista y eso ha desdibujado los lazos comunitarios, los sentimientos de solidaridad y creo que con esta situación se lleva a una condición de aislamiento”, describió.
Esto, también puede ser peligrosos, debido a que en una sociedad fragmentada, el llegar a pensar solamente en uno mismo, puede romper más la relación con el mundo exterior.
“Puede llevar a una condición de aislamiento extremo y va a debilitar esos lazos, porque cada quien en el último extremo va a intentar sobrevivir. Su familia, e incluso ya en el nivel más extremo, el individuo, y esto no va ayudar mucho a crear un sentido de comunidad. En términos antropológicos es preocupante, ya que de por sí estamos en una sociedad hiper fragmentada, y con este tipo de situaciones se fragmenta más el sentido de un nosotros y todo se va reduciendo a un ‘yo’ en el caso más extremo. Aquí, como en cualquier contexto de crisis, como las guerras o en este caso, en esta pandemia, va a salir lo mejor y lo peor de cada ser humano. En estos casos siempre salen las acciones más aberrantes y las más nobles”, razonó.
Escobar Hernández recomendó entrar en una conexión con la parte más altruista de uno mismo, pues eso es lo que puede sacar a flote el aspecto más empático de los humanos.
“Intentar estar en conexión con nuestro mejor ‘yo’, con el más generoso y tener un sentido altruista, filantrópico. En la medida de que nos sea posible ayudar a los demás, ojalá y seamos de ese sector humano que demuestra lo que es a través de sus actos generosos y nobles, y eso va a ser bien importante en este contexto”, dijo.
El investigador recomendó, para quien así lo desee, apoyarse en las creencias espirituales, pues esto servirá como un escape para la mente abrumada.
“En términos meramente humanos, y ya para quien así lo decida, principalmente en el apoyo espiritual, confiar en algún poder superior que de alguna manera está ayudando y que no está uno solo. Esto porque el hombre saca lo peor cuando se siente desesperado, cuando siente que no hay salida. Y todo el pensamiento positivo es el que nos va ayudar en este contexto”, justificó.
Agregó que gracias a esta pandemia la gente quedará expuesta con sus emociones y mostrará de lo que en verdad está hecha, por lo que recalcó la importancia de conocerse a sí mismo y ver esto como una oportunidad para la introspección.
“La cultura es como una ropa y en estos contextos el ser humano queda desnudo y muestra su piel y lo que puede llegar a hacer cuando pierde el rumbo y la guía. Por eso quisiera rematar mencionando que es un buen momento para volver al interior y volver a lo que nos puede traer paz y cualquier elemento espiritual, de orden suprahumano, que rebase meros cálculos humanos y creer en algo más que nos puede permitir equilibrarnos y tener un eje. Sin dejar de lado las medidas de higiene y precautorias. Sí habría que darnos un tiempo para serenarse y pensar, de esto pueden salir cosas buenas” explicó.
Mientras tanto, aunque algunos entren en pánico, su mensaje es de mantener los ánimos, la fortaleza y la fe en alto.
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