A 10 kilómetros de la cabecera municipal de Villa Azueta, Veracruz, en una zona rural y de escasos recursos, rodeado de plantíos de maíz, se encuentra localizado el rancho Monte Rico, una residencia con una extensión aproximada a tres canchas de futbol con sistemas de aire acodiciando en cada una de las 20 habitaciones que la componen.
Esta propiedad que por muchos años pasó desapercibida tanto para autoridades locales y federales resulto ser un centro de operaciones ligado al Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), en donde se sospecha que se cometían torturas y asesinatos.
Este inmueble fue encontrado y asegurado por elementos de la Fuerza Civil del Estado y tras las primeras pesquisas se encontró que el rancho está relacionado con los hermanos Jacinto y Alberto Rodríguez, apodados “Los Piña”, líderes del Cártel de Las Piñas, célula delictiva a la que diversas investigaciones la relacionan estrechamente con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Las Piñas tiene su centro de operaciones en Tesechoacán, José Azueta y se cree que también opera en los municipios de San Andrés Tuxtla, Juan Rodríguez Clara, Isla y José Azueta y Playa Vicente, en Veracruz y Loma Bonita, en Oaxaca.
El aseguramiento de este lugar se da un día después del anuncio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos sobre los resultados del Proyecto Pitón, que dejó como consecuencia la captura de 750 operadores del Cartel de Jalisco, de los cuales 250 fueron detenidos en 24 horas.
Meses atrás en otro rancho cercano a Monte Rico pero en la localidad de Playa Vicente, también en el estado de Veracruz, se localizó un enorme narco fosa ligada al CJNG.
Dentro del lujoso rancho, la casa principal es una estructura de dos plantas de color amarillo. En su azotea se levanta una antena de radio que, de acuerdo con las autoridades de la Fuerza Civil que resguardan el lugar, permitía a los ocupantes comunicarse por toda la frontera de Oaxaca y Veracruz.
En el patio trasero de la propiedad se encuentra una jaula la cual contiene a una pareja de leones, que a decir de algunos habitantes de la zona eran alimentados con personas, quienes en algunas ocasiones todavía se encontraba con vida cuando eran arrojadas a los felinos.
Pero los dos leones no son las únicas especies que habitan este pequeño zoológico particular. Por el patio caminan 5 venados, un avestruz, dos marranos vietnamitas y 1 pavorreal; también hay un estanque con tortugas y cocodrilos que apenas asoman sus ojos.
Hay versiones que cuenta que en el estanque donde viven los reptiles también eran arrojados cadáveres de personas para que fueran devorados por los animales. Es por eso que algunas asociaciones de personas desaparecidas han solicitado drenar el estanque para saber qué es lo que se encuentran en su interior.
El rancho de los Piña también cuenta con dos gimnasios, totalmente equipados con equipo de última generación, uno de ellos a un costado de la jaula de los leones.
Las autoridades señalan que con facilidad 50 personas podían vivir al mismo tiempo en dentro de la propiedad acomodados en las 20 habitaciones que la componen, por lo que no se descarta la posibilidad de que también hubiera podido fungir como un centro de entrenamiento para sicarios y matones del crimen organizado.
La presidenta del Colectivo de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Belén González, refirió en entrevista que se trata de un hecho “macabro” pensar que los presuntos criminales que operaban en este inmueble, alimentaban a animales salvajes con cadáveres de sus víctimas. Y agregó que la Fiscalía debe emprender una búsqueda minuciosa. “Deben revisar en todos los espacios, dragar la laguna, sacar toda el agua, los animales para llevarlos a un lugar adecuado”, señaló.
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