El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está por anunciar el plan de inversión público-privada para el sector energético, el cual incluirá a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Pero el nerviosismo por el avance del coronavirus Covid-19 y sus repercusiones en las empresas y las economías mundiales, aunado a la guerra por los precios del petróleo, ocasionó la caída de todos los mercados bursátiles mundiales, lo que está complicando el panorama en México.
En medio de una economía que se encuentra en recesión técnica, el gobierno de la Cuarta Transformación anunció que habrá una importante inversión privada en el sector energético de alrededor de 92,000 millones de dólares (USD).
Según reportes periodísticos, el plan contempla 275 proyectos entre 2020 y 2024, y estos van desde generación eléctrica, transporte y almacenamiento, así como exploración y producción de gas natural, pero las inversiones irán preponderantemente al sector de hidrocarburos.
De acuerdo con el periodista Darío Celis en su columna en el diario El Financiero, la inversión más cuantiosa es de Opus Energy Group, que dirige Sergio Garnelo. Esta empresa propone desarrollar un clúster petroquímico ( un conglomerado de empresas) en Campeche de 7 mil 618 millones de dólares.
El segundo proyecto más importante, señala Celis, es el de Talos Energy, que asciende a 4 mil millones de dólares para desarrollar y unificar el pozo Zama, en los límites de aguas profundas también.
Avanzia tiene dos proyectos diésel ultra bajo azufre en Hidalgo, de 642.1 millones, y Nuevo León, por 386.6 millones de dólares. En total, se habla de 45 proyectos millonarios.
Sin embargo, el escenario no es muy alentador.
El lastre de Pemex
Este martes 10 de marzo, Standard & Poor’s alertó que la calificación crediticia de México (de BBB+, con perspectiva negativa) corre el riesgo de degradación en la medida en que se prolonguen los bajos precios del petróleo y afecten los ingresos fiscales del gobierno.
"México se verá afectado por estos desarrollos recientes, tiene un sector petrolero significativo y está estrechamente conectado con la economía de Estados Unidos", dijo Joydeep Mukherji, responsable de la calificación soberana de México de Standard & Poor's.
“Nuestra perspectiva negativa expresa dos cosas: una fue nuestra preocupación acerca de la trayectoria de crecimiento y la segunda es nuestro temor por el sector de energía el cual provoca una gran deuda contingente potencial al gobierno soberano. En la medida que los precios del petróleo permanezcan bajos, el crecimiento del PIB de México se mantenga bajo y el avance de la economía de Estados Unidos disminuya, estos factores empeorarían”, abundó Joydeep.
Explicó que la caída del precio del petróleo no afectaría a la balanza de pagos porque México es un importador neto de productos petrolíferos. El tema sería una más baja contribución de Pemex a los ingresos fiscales del gobierno, lo que por otra parte, elevaría la necesidad mayores apoyos del gobierno a Pemex para ayudarle a cumplir sus objetivos.
“Nuestra preocupación realmente consiste en el impacto fiscal por el petróleo, además de todo el impacto en el crecimiento del PIB, porque la economía no creció en 2019 y se esperaba una recuperación este año y la pregunta es si el gobierno dará los pasos para reanimar la confianza doméstica del sector privado, ante estos shocks que deprimirán la tasa crecimiento.
Pemex está luchando para evitar que sus bonos sean clasificados como chatarra, lo cual presionaría la calificación soberana de México y supondría un duro golpe para el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las tres principales agencias de calificación (Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch) han puesto la nota crediticia de Pemex en perspectiva negativa, lo que indica que la compañía enfrenta un riesgo significativo de nuevas rebajas.
La deuda de Pemex es la más alta de cualquier petrolera en el mundo: 105 mil200 millones de dólares al cierre de 2019, lo que ocasiona que su calificación, de por sí ya baja, siga cayendo. Ante este panorama, el plan de rescate de la petrolera (100,000 millones de dólares en deuda) podría verse afectado.
A eso hay que sumarle los malos resultados: hay pocas ganancias además de que los bonos de la estatal petrolera mexicana siguen derrumbándose. En el último trimestre de 2019 Pemex reportó una pérdida neta de 9,009 millones de dólares.
Y dado que todos los precios cayeron a mínimos históricos este lunes 9 de marzo, es probable que los bonos de Pemex caigan aún más.
Pero por si esto fuera poco, el pasivo de pensiones sin fondos de Pemex aumentó un 34.8% el año pasado hasta casi 1.5 billones de pesos (77,300 millones de dólares, USD), según sus datos oficiales.
"No hay empresa ni privada ni pública del mundo que pueda sostener ese costo”, dijo Jorge Sánchez, director del grupo de expertos financieros FUNDEF. “Lo que tiene a Pemex quebrado, entre muchas otras cosas, es su pésimo esquema de pensiones”, añadió.
Pemex negoció la mayoría de sus pensiones con el sindicato de trabajadores petroleros hace muchos años, cuando los precios del petróleo eran más altos y la esperanza de vida era menor. En la última década y media, la producción de crudo ha caído mientras que las obligaciones de la empresa aumentaron.
La intranquilidad llega incluso a gobiernos extranjeros. De acuerdo con la agencia Reuters, Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y seis países europeos sostuvieron conversaciones conjuntas para discutir sus preocupaciones sobre la política energética de México.
La agencia señaló que algunas fuentes que hablaron bajo la condición de anonimato, señalaron que funcionarios de Estados Unidos, Canadá y Europa han expresado en privado su preocupación de que la postura energética de México está erosionando las bases legales de contratos de miles de millones de dólares firmados por la administración anterior, en el marco de la Reforma Energética.
El año pasado, el gobierno de López Obrador molestó a varios países al amenazar con romper contratos infraestructura por unos 12,000 millones de dólares firmados bajo la administración de Peña Nieto, argumentando que fueron dañinos para los contribuyentes.
Parte del dinero invertido en proyectos de energía en México está vinculado a fondos de pensiones en Europa y Norteamérica, por lo que hay temor que los minados rendimientos de esas inversiones afecten a los pensionistas.
Ante este panorama, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió a calmar los ánimos este martes.
Durante su conferencia de prensa en Palacio Nacional, López Obrador aseguró que el país tiene finanzas públicas sanas y que pese a la crisis que se registró este lunes en los mercados financieros mundiales por el coronavirus COVID-19 y el desplome en los precios del petróleo, el peso mexicano resistió.
“Ahí vamos resistiendo, tenemos finanzas públicas sanas, porque logramos blindarnos, no se gastó más de lo que tenemos de ingresos, no se endeudó el país, no creció la deuda pública, al contrario, poquito pero bajó”, destacó.
Detalló que el monto de las reservas internacionales creció en 10 mil 500 millones de dólares adicionales, por lo que las reserva se encuentran en 184 mil millones de pesos. Incluso, dijo que se tiene un fondo para estabilizar el presupuesto de 150 mil millones de pesos.
López Obrador aseguró que el peso mexicano resistió pese al complicado entorno mundial. “Está complicado, pero ayer (el lunes) fue un mal día, se afectaron las bolsas del mundo, todo el sistema financiero, todas las monedas se depreciaron y la nuestra aguantó, espero que se vaya fortaleciendo el peso hacia adelante”, advirtió.
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