El peso mexicano tuvo uno de sus peores días en los últimos tres años y cerró este lunes con una fuerte caída del 5.3% tras el desplome de los precios del petróleo y debido a los temores por la dispersión del COVID-19, situaciones que también impactaron la Bolsa Mexicana de Valores, que tuvo uno de sus peores días en más de una década.
La moneda nacional cerró en 21.18 por dólar, su peor nivel desde la elección de Donald Trump como presidente en noviembre de 2016. La moneda estadounidense superó, en un momento de la mañana, la barrera de los 22 pesos.
Por su parte, la Bolsa mexicana tuvo su peor caída, del 6.4%, desde octubre de 2008, cuando ocurrió la última gran crisis económica internacional, y se contagió del resto de bolsas alrededor del mundo, que han sufrido pérdidas parecidas en lo últimos días, particularmente en este inicio de semana.
La BMV perdió más de 2,500 puntos. Por su parte, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) retrocedió un 6.42%, sus peores números desde hace siete meses.
La Comisión de Cambios, integrada por funcionarios de la Secretaría de Hacienda y la Junta de Gobierno del Banco de México, anunció tras el cierre de la Bolsa un incremento de USD 10,000 millones en su programa de coberturas cambiarias liquidables en moneda nacional, después de la abrupta caída del peso.
La comisión, integrada por funcionarios de la Secretaría de Hacienda y la Junta de Gobierno del Banco de México, precisó en un comunicado que decidió elevar el tamaño del programa a 30,000 millones de dólares, “con el objetivo de reforzar los mecanismos con los que se cuenta, así como mantener un funcionamiento ordenado del mercado cambiario”.
También indicaron que se podrá convocar en cualquier momento y llevar a cabo de manera inmediata subastas de estos instrumentos y, en caso de ser necesario, adoptar acciones adicionales, además de ratificar su compromiso de continuar evaluando las condiciones de operación en el mercado cambiario.
La Comisión reitera que el anclaje del valor de la moneda nacional continuará procurándose principalmente mediante la preservación de fundamentos económicos sólidos
Y es que, en los últimos días, los mercados globales han mostrado una marcada volatilidad debido al impacto económico y social que podría derivarse del contagio del COVID-19, así como a los recientes anuncios en materia de energía por parte de los principales productores de crudo a nivel global.
Wall Street, por ejemplo, cerró un lunes negro con caídas cercanas al 8% en sus principales índices. El Dow Jones terminó con una baja del 7.79% hasta 23851,02 puntos, mientras que el S&P 500 lo hizo con un 7.60% (2746,56) en rojo y el Nasdaq con un 7.29% (7950,68).
Las bolsas europeas no fueron la excepción, pero la más afectada fue la de Milán, con una caída de 11.17%, en un día donde su primer ministro, Giuseppe Conte, anunciara que su Gobierno extiende las duras medidas restrictivas del norte del país a toda la península, por lo que se restringen los movimientos en todo el territorio para intentar contener el avance del coronavirus.
Londres, por su parte, perdió 7.7%; París cedió 8.3%; Frankfurt cayó 7.94%; y Madrid retrocedió 7.9 por ciento.
El día había comenzado de mala manera para el peso mexicano en las últimas horas de este domingo (tiempo local), cuando las bolsas asiáticas abren sus puertas. El dólar interbancario se a 21.34 pesos mexicanos por unidad como consecuencia de la guerra de petroprecios que inició Arabia Saudita este fin de semana.
En su rueda de prensa matutina, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, había adelantado con optimismo que el país se recuperaría de ese primer golpe. “Está habiendo buenas señales en cuanto a crecimiento económico. Ya detuvimos la caída en la producción petrolera”, dijo. Sin embargo, a lo largo del lunes, las pérdidas se harían cada vez más evidentes en los principales índices.
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