El Cártel de Tijuana, también conocido como el de los hermanos Arellano Félix, llegó a ser considerado como “la mafia más poderosa en la historia de América Latina”, pues controlaba la plaza de Tijuana, punto crucial de trasiego de droga en la frontera entre México y Estados Unidos.
Sin embargo, las detenciones y conflictos internos fueron minando poco a poco el poder de la organización, a tal grado que empezaron a perder protagonismo en la escena criminal.
Especialistas en temas de narcotráfico sospechan que los remanentes del Cártel de Tijuana quedaron en manos de Enedina Arellano Félix, alias “La Narcomami”, quien en otra época llegó a tener las riendas de la operatividad financiera del cártel.
En la actualidad, Tijuana es un auténtico campo de batalla. Por un lado se encuentra el Cártel de Sinaloa, y por el otro el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes se disputan barrio por barrio el control de los accesos a Estados Unidos.
Por este y otros motivos, Enedina Arellano ya no es uno de los principales objetivos de la Administración para el Control de Drogas (DEA), que en 2013 dio por cerrado el sangriento capítulo de Cártel de Tijuana. Así lo indicó la agencia el 24 de junio de ese año, con la sentencia a 15 años de cárcel que recibió Eduardo Arellano Félix, alias ‘El Doctor’, por el blanqueo de “decenas de millones de dólares procedentes del narcotráfico”.
“La sentencia que recibió Eduardo Arellano Félix hoy (ese día) marca el final de una era en la historia del cartel. La organización de tráfico de droga de los Arellano Félix está acabada, otros se han movido y están tratando de tomar su lugar”, advirtió entonces el titular de la DEA en San Diego, William R. Sherman.
Eduardo Arellano fue uno de los últimos cuatro integrantes de esta organización que fueron abatidos o condenados en EEUU. Benjamín Arellano Félix fue sentenciado a 25 años de prisión y su hermano menor, Francisco, a cadena perpetua. Mientras que Ramón murió durante una balacera contra sicarios del Cártel de Sinaloa en Mazatlán en 2002, y Rafael fue asesinado por un sicario que se disfrazó de payaso en una fiesta celebrada en Baja California Sur en 2013.
Los tres hermanos Arellano Félix que se encuentran en prisiones estadounidenses aceptaron cooperar con la DEA, y ofrecieron información que terminó por sepultar a su cártel, logrando así una reducción en sus condenas.
Sin embargo, el pasado 20 de febrero volvió a resonar el fantasma de los Arellano Félix en Tijuana.
Octavio Leal Hernández, alias “El Chapito Leal”, quien fue uno de sus principales operadores, fue arrestado en un negocio de vehículos ubicado en la Vía Rápida Oriente de Tijuana. Se dedicaba a la venta de autos usados.
Las autoridades no lo catalogaron como un capo peligroso del narcotráfico, sino solamente como el jefe de una banda de ladrones de coches.
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