En la Ciudad de México habitan más de nueve millones de personas, y diariamente transitan en sus casi 1.500 kilómetros cuadrados hasta 25 millones. Sin embargo, pese a ser una de las urbes más grandes del mundo, solamente existe una flota de 45 ambulancias públicas.
Ante la falta de unidades, presuntamente por la falta de recursos, el tiempo promedio de llegada de una ambulancia gubernamental a una situación de emergencia supera los 45 minutos, lo que significaría en muchos casos la muerte de los pacientes.
Por eso, para muchos la única alternativa es contratar una ambulancia privada. Sobre estos servicios se han difundido en los medios todo tipo de abusos: desde que se aprovechan de la situación para cobrar cifras excesivas, que roban a los accidentados inconscientes, hasta que te llevan a hospitales particulares para cobrar comisión. Pero esto solo es un lado de la moneda.
Aunque no se tienen cifras concretas sobre el número de ambulancias privadas que operan en la capital, el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) asegura que se tienen identificadas al menos 80, casi el doble de las que se ofrece el servicio público; una de ellas la de la familia Ochoa.
Familia de Medianoche
Luke Lorentzen, un cineasta estadounidense, declaró para el diario El País que paseaba una noche por la colonia Roma, de la Ciudad de México, cuando vio a Josué, un chico de 8 años, jugando a la pelota casi dentro de una ambulancia particular. Lorentzen se acercó, con curiosidad, a ese grupo de paramédicos que parecía esperar la urgencia diaria que les da de comer. Después de varios minutos de plática, la familia Ochoa lo invitó a experimentar una noche de su trabajo; él sin dudarlo aceptó.
Vi un mundo increíble, trágico y un poco surrealista
Fue tanto el impacto de Lorentzen que decidió filmar la historia para contarla al mundo. Con los Ochoa, Luke y su cámara, tuvieron acceso a esa parte aún más desconocida, la que viven los paramédicos particulares cada noche.
Fernando Ochoa, el padre de familia, comenzó a trabajar como paramédico desde los 18 años. Con el paso del tiempo sus hijos se fueron interesando en el negocio y ahora dos de ellos se dedican a esto de tiempo completo.
Los Ochoa han tratado de mantener su negocio dentro de la legalidad y la ética, todos están debidamente certificados en atención prehospitalaria, se mantienen en constante actualización y tienen los papeles de la ambulancia en regla. Según sus propias palabras, todo lo que verás en la pantalla está dentro de los límites legales.
Aún así, el documental Familia de Medianoche es capaz de mostrar todos los claroscuros de este servicio médico: calles caóticas, policías corruptos, terribles accidentes, muertes y hasta la falta de pago por parte de los pacientes a los que trasladan.
El director asegura que en la mayoría de los casos la familia lo que pide es un apoyo, a veces hasta 200 pesos para cubrir la gasolina; pese a eso la gente se niega.
Ellos buscan la manera de sobrevivir, pero la gente en general piensa que una ambulancia tiene que ser gratis
De acuerdo a Noticias Telemundo, el precio de un traslado privado ronda los 2.400 pesos, lo que representa tres cuartas partes del salario mensual mínimo.
Además, quienes conducen estos vehículos de emergencia irregulares se enfrentan a su propia encrucijada: ¿cómo dar el servicio ante la posibilidad de ser detenidos y extorsionados por las autoridades?
El dilema queda plasmado en Familia de Medianoche, que se estrenará en cines este 6 de marzo en México, después de acumular premios en festivales como Sundance, Morelia, Hong Kong, Kaliningrado y de haber quedado en la lista corta de quince prenominados al Oscar.
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