Doce años después del secuestro y asesinato de su hija Silvia, el empresario Nelson Vargas explicó que existe el peligro de que los culpables salgan libres de la cárcel, entre ellos al que considera el orquestador del plagio, Óscar Ortiz González, quien también fue el chofer de la familia.
En una entrevista con Joaquín López Dóriga, realizada el pasado mes de enero, detalló que ya fue liberado uno de los integrantes de la banda, conocida como “Los Rojos”, ya que supuestamente no lo pudieron vincular con el asesinato de Silvia Vargas Estrada.
“Ahora este hombre, el chofer Óscar Ortiz González, el que planeó con sus hermanos todo esto, está con la posibilidades de que salga de la cárcel. El otro hermano Miguel Ortiz, ‘El Tigre’, está acusado por delincuencia organizada y no por el delito de mi niña, no puedo entender cómo hasta ahora se dan cuenta de lo negativo que hicieron en la investigación, en el trabajo de la Procuraduría y tenga que estar lidiando con todo esto”, señaló.
También señaló que los secuestradores y asesinos de su hija fueron capturados por otro delito, por lo que se tuvo que rehacer todo el procedimiento penal.
“Cómo te explicas que después de 12 años me digan que fueron capturados por otro delito y no por el de mi niña. Ahorita han librado muchas audiencias y ya salió uno, o sabemos si fue secuestrador, pero era de la misma banda. El principal no estaba preso por lo de mi niña, estaba por otro secuestro y se tuvo que rehacer todo el proceso", aseveró.
De todos los implicados en el crimen, sólo un hombre ha sido sentenciado y, apenas este domingo, detuvieron a Iván Silvio Pissaco, un argentino que supuestamente alquiló la casa donde apareció el cadáver.
El caso se remonta hasta el 10 de septiembre de 2007. La hija del empresario Nelson Vargas y ex titular de Comisión Nacional del Deporte (Conade) se dirigía a su escuela, el Colegio Alexander Bain, ubicada en la colonia Las Águilas de la Ciudad de México.
Cerca de las 06:45 horas (tiempo de México), la joven de 18 años fue interceptada por “Los Rojos”, una banda liderada por los hermanos Miguel, Cándido y Raúl Ortiz. Al no llegar a su destino, Nelson Vargas llamó al celular de su hija para saber la causa de su falta.
El teléfono fue contestado por uno de los secuestradores, quien le pidió USD 3 millones de para liberarla. Un día después del plagio, Nelson Vargas denunció el hecho ante la Unidad Especializada en Investigación de Secuestros de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y se inició la averiguación previa.
Después de esos, el empresario movió mar y tierra para encontrar a su hija. Organizó una campaña para obtener información a cambio de recompensas monetarias, seguía en contacto con los criminales y estaba al pendiente de la investigación de las autoridades.
No obstante, fue el 27 de septiembre cuando se terminaron los contactos con los secuestradores de su hija. Uno de los delincuentes le dijo al ex funcionario que no le iban a dar una prueba de vida, que ya no le interesaba su dinero y que no lo llamaría otra vez.
Tras meses desaparecida, la Procuraduría General de la República (PGR), ahora Fiscalía, solicitó a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), mediante un oficio, que investigara la presunta participación de Óscar Ortiz González, ex chofer de la familia Vargas, en el plagio.
Un mes después, la dependencia dirigida por Genaro García Luna, quien ahora está acusado de corrupción y nexos con el narcotráfico, respondió mediante el oficio la petición de la PGR. La SSP señaló que no había encontrado elemento que vinculara al ex chofer de la familia Vargas Escalera con actividades ilícitas.
Más de un año después, el 5 de diciembre de 2008, la PGR informó que tenían datos que referían a la ubicación de un domicilio donde, según testimonios, Silvia Vargas Escalera fue privada de la vida. Los datos para llegar a ese lugar los aportó un reo en el penal de Barrientos, en el estado de México, del que no revelaron su identidad.
Con esa información, las autoridades obtuvieron una orden de cateo para investigar el inmueble. En el domicilio, ubicado San Miguel Xicalco, Tlalpan, autoridades de México encontraron el cadáver de Silvia.
Dos años después del secuestro, el 28 de julio de 2009, fueron detenidos en Veracruz Cándido Ortiz González, alias el “Comandante Blanco”, y su hermano Miguel, apodado el “Comandante Tigre”, presuntos líderes de Los Rojos. Además, arrestaron a Luis Antonio Ricalde Murcia, “El Chabelo”, y José Antonio Estrada, “El queso de puerco”, quien fueron señalados como los encargados del cuidado de las víctimas.
Dos días después, capturaron a Raúl Ortiz González, “El Azul”, quien supuestamente negociaba y cobraba el dinero de los rescates. Asimismo, fueron detenidos Jorge Luis Terán Oela, “El Primo”, y Martín Enríquez Monroy, “El Chelas”.
Este último fue quien custodió y alimentó a Silvia Vargas, así como llevó a las autoridades hasta donde Silvia estaba enterrada bajo una lápida. También es el único sentenciado por el plagio y asesinato de Silvia. El 27 de mayo de 2014, un juez lo condenó a 52 años y seis meses de prisión por los delitos de secuestro y delincuencia organizada.
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