Ser mujer policía en México no representa ser menos vulnerable ante la ola de violencia de género al que el resto de las mujeres están expuestas constantemente. Existe una brecha de género que limita el crecimiento profesional de las mujeres policías al interior de las corporaciones, además que se convierten en víctimas de conductas relacionadas con el acoso, discriminación y en su lugar de trabajo.
La asociación civil Causa en Común, la cual trabaja en la defensa de los derechos y libertades, con énfasis en aquellas responsables de la seguridad, realizó un estudio con el objetivo de conocer los obstáculos a los que regularmente se enfrentan las mujeres desde su formación en la academia policial, así como contribuir a la disminución y eventual erradicación de conductas indebidas contra las mujeres policías.
De este modo, se aplicaron 300 encuestas a elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de México y de la Dirección de Seguridad Ciudadana de Nezahualcóyotl.
Se detectó que 7 de cada 10 mujeres sufrieron violencia de género cuando estuvieron en la academia y 4 de cada 10 han sido víctimas o presenciado algún tipo de discriminación o acoso dentro de sus corporaciones.
Asimismo, algunas de ellas, en proceso de reclutamiento, mencionaron que han vivido discriminación por parte de instructores, principalmente por ser “gorditas” o “morenitas”.
Otras situaciones por las que han sido discriminadas es por estar embarazadas.
En cuestión de los ascensos, algunas mujeres señalaron tener menos facilidad para ascender que los hombres porque no las consideran capaces. “Somos un poquito más marginadas en cuanto a lo laboral… porque te menosprecian, piensan que, porque eres mujer, eres el sexo débil”, agregó una de las entrevistadas.
Acerca del trato de los mandos policiales, señalaron que estos no interceden a favor de las mujeres en situaciones en las que compañeros hombres las golpean, y que las dejan fuera de operaciones “La verdad, los hombres prefieren andar con hombres en la operatividad”.
Derivado de lo anterior, 3 de cada 10 uniformadas consideran que no se atreven a pedir ascensos o no concursan por ellos porque “las evaluaciones no son equitativas”. Mencionan que los hombres tienen mayores oportunidades para ascender por prejuicios de los instructores y de los mandos.
También denunciaron que hay situaciones de acoso sexual, e incluso de violencia digital, pues si alguna llega a sostener relaciones íntimas con algún compañero de la corporación, éste comparte fotos y videos íntimos sin consentimiento.
“Nosotros lo vimos con una compañera de tránsito. La compañera tuvo una relación con otro compañero. Tuvo el error de grabarse teniendo relaciones íntimas. (…) Entonces, salieron mal, terminaron su relación, se separaron. Y éste, a todos sus compañeros se los pasó. En todos lados. Todos veíamos el video (…) La verdad, ¡no se vale! (…) Si hasta mandos se dieron cuenta, ¿por qué no se frenan? A la compañera le dio depresión. Hasta se quería salir de la corporación”, señaló una uniformada.
Durante su paso en la academia de policía el 68% de las mujeres sufrieron conductas indebidas recibieron piropos ofensivos o comentarios lascivos; el 18% insinuaciones sexuales; el 9% mensajes o fotos con insinuaciones o insultos; el 5% manoseos sin su consentimiento; y el 1% sufrió intento de violación.
A pesar de la alta incidencia de estas conductas, sólo el 17% de las agraviadas denunció a su agresor, mientras que el 83% ni siquiera lo intentó. Las cifras indican que esto se debe a que el 28% no cree en que se tomen medidas y el 27% teme que tomen represalias. Además de ello, el estudio revela que estas conductas se encuentran normalizadas, por lo que denunciar a los agresores podría colocar a las policías en una situación difícil en su ambiente de trabajo.
MÁS SOBRE ESTOS TEMAS: