En la iglesia La Luz del Mundo se realizan bodas masivas en las que los contrayentes conocen a quien será su cónyuge en el altar. Las parejas son previamente seleccionadas a discreción por Gilberto García Granados, el poderoso ministro a cargo del llamado grupo de incondicionales conocido como Herem, quien utilizando las fichas de cada joven y señorita se encarga de crear las parejas desde su oficina de acuerdo a sus propios criterios.
Una vez creadas las parejas, Gilberto entrega las listas al Consejo de Obispos quienes con su firma avalan la decisión para que se realicen las bodas a ciegas en determinada fecha.
Estas bodas se realizan entre los jóvenes que ya sea que se hayan anotado para ser del grupo de incondicionales para entregar su vida al “apóstol” en turno o por aquellos que contra su voluntad se consideran incondicionales sólo por ser hijos a su vez de otros incondicionales y a quienes no les queda de otra más que obedecer.
Los jóvenes deben aceptar a cualquiera que sea la pareja que se les asigne, porque creen ciegamente que es el mismo “apóstol” quien se las elige, aunque en realidad sea Gilberto el encargado de ello.
Dos filas se hicieron frente al altar principal del templo de La Luz del Mundo en Guadalajara. En una se formaron hombres que portaban trajes y en la otra, mujeres con vestidos de novia. Una boda comunitaria entre feligreses del culto.
Entre ellos estaba “Rubén”, un joven a quien indicaron que ese día se casaba, pero ni sabía con quién. “Yo estaba en la fila y dijeron: ‘que pase al frente al hermano fulano y la hermana fulana’. El día de mi boda conocí a mi esposa”, relata a Univisión este hombre que lleva varios años separado de la iglesia en la cual nació.
Este joven aceptó contar su historia a Univisión con la condición de no revelar su verdadero nombre. Él vive que Los Ángeles y hace varios años se casó con la mujer que –según su testimonio- le escogió Samuel Joaquín Flores, quien hasta su muerte en 2014 fue el líder de esta institución religiosa que asegura tener cinco millones de fieles.
“Samuel me dijo: ‘prepárate que en agosto te voy a casar’. No me dijo ni con quién. Yo tenía que estar listo con mi traje y ahorrar un dinero para los trámites. La recepción la pagó la iglesia, porque son bodas colectivas donde participan entre 10 y 20 parejas. Cuando estás en la fila ahí conoces a la persona con la que te vas a casar”, describe entrevista con Univision.
“Rubén” dice que jamás pensó desobedecer a Samuel Joaquín porque estaba plenamente convencido de que a quien consideraba como el representante de Jesucristo en la Tierra estaba ayudándole a formar su familia. “Hay una obediencia absoluta al líder y tienes que aceptar. Yo estaba cien por ciento adoctrinado y su orden era una orden de Dios”, señaló.
Cuenta que su cercanía con el ministro que tenía el liderazgo de La Luz del Mundo le vino por herencia: su familia era parte de un grupo privilegiado que integran entre 350 y 400 fieles. Les llaman ‘Los Incondicionales’, porque literalmente hacen un compromiso moral y espiritual con el dirigente en turno, de acuerdo con este hombre y una demanda civil recién presentada en una corte federal de Los Ángeles.
“Rubén” dice que hasta les obligan a firmar una hoja en blanco para confirmar su aceptación a la cofradía. Ahora teme que se trate de una estrategia legal en caso de que rompan el silencio y hablen mal de la institución. “Tienes que dar un voto de obediencia ciega”, aseguró. “Yo firmé una de esas hojas”, explicó.
Esta especie de fraternidad fue formada por Samuel Joaquín tras la muerte de su padre y fundador de la congregación, Eusebio o Aarón Joaquín, en 1964, describe la demanda interpuesta por Sochil Martín, quien alega ser una víctima el actual líder de La Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, quien lleva ocho meses detenido en una cárcel de Los Ángeles y sus dos presuntas cómplices Susana Mediana Oaxaca y Alondra Ocampo, quienes se han declarado inocentes.
Quienes se hacen de la vista gorda ante los abusos que han sufrido sus familiares pretenden mantener el estatus quo, advierte Sochil. “Varias generaciones de niños que han crecido en Las Luz del Mundo han sido forzados a ser sirvientes sexuales del ‘apóstol’. Ellos no pueden decir no. Sus padres, su comunidad y los ministros les enseñan que Dios quiere que complazcan al ‘apóstol’”.
La demanda indica que hay un rito especial que se realiza poco después del bautizo, cuando los feligreses son adolescentes. Consiste en presentarse ante el dirigente de la iglesia para prometer lealtad, firmar la carta que confirma su aceptación como parte del grupo y recitar lo siguiente:
“Mi vida ya no es mía. Mi vida es tuya. Mi vida está en tus manos para hacer lo que quieras. Si alguna vez actúo contra tu palabra, que Dios me eche de esta tierra”.
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