Elementos de Seguridad Pública de Veracruz mantienen protegido un predio que, por las características que presenta, parece haber sido utilizado como fosa clandestina en el municipio de la Playa de San Vicente, zona que señalan como presunta propiedad de un grupo delictivo que se hacen llamar “Las Piñas”, informaron este domingo las autoridades locales.
Fue a través de una denuncia anónima que se supo sobre este lugar en el que supuestamente había restos humanos, por lo que oficiales se trasladaron al sitio, en el que hallaron fragmentos óseos, prendas de vestir y objetos punzocortantes.
Lo anterior confirmó que en el lugar se practicaban hechos ilícitos como secuestros y ejecuciones, razón que detonó su aseguramiento, así como la espera de las autoridades correspondientes que se encarguen de realizar los trámites pertinentes de ley.
Sin embargo, hasta el momento no se han confirmado cuántos cuerpos podrían estar enterrados de forma clandestina, por lo que las autoridades ya realizan las actividades de rigor, además de las exhumaciones.
El hallazgo se dio el domingo 23 de febrero a unos 300 kilómetros del puerto de Veracruz, del que una fuente anónima señaló a la agencia de noticias AFP que en la primeras revisiones hechas al predio encontraron un espacio en donde se aprecian 60 puntos que dieron positivo a restos humanos.
A ello, se suma que la zona se ha caracterizado por ser punto de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado y la policía, además de que en materia de cadáveres rescatados y de hallazgos de fosas clandestinas, Veracruz ocupa los primeros sitios a nivel nacional.
Lo anterior se disparó en diciembre de 2006, durante la administración del presidente Felipe Calderón (2006-2012), cuando éste lanzó su estrategia de seguridad en la que le dio prioridad a la guerra contra el narcotráfico, a la que se sumaron un aproximado de 275,000 asesinatos conforme a cifras oficiales que no disciernen o clasifican cuántos de estos casos estarían ligados al crimen organizado.
Diez años más tarde, la exhumación de 300 cuerpos, tanto por parte del colectivo “Solecito”, como de las autoridades locales no lograron ser identificados en su mayoría, cuerpos que fueron ubicados en la fosa de Colinas de Santa Fe.
Un año más tarde, se encontró la fosa de El Arbolillo en la que se localizaron casi 300 cadáveres de nueva cuenta, ello muy cerca del puerto de Veracruz, todos ellos víctimas de la delincuencia organizada.
Como detonante de la lucha contra el narcotráfico, la estrategia de seguridad perteneciente al sexenio calderonista se basó en tres ejes: declarar la guerra al crimen organizado, así como la limpieza y consolidación tanto de los cuerpos policiacos, judiciales y ministeriales, además de la reconstrucción del tejido social.
Patrullar las calles para el Ejército comenzó a convertirse en una tarea cotidiana, que se alineaba a la declaración de la guerra contra el crimen organizado, a fin de reforzar al Estado y mantener una sana convivencia entre la sociedad. Sin embargo, la mutación de dicha guerra, además de no lograr una desarticulación exitosa de los grupos delincuenciales, se ha traducido, entre otros aspectos, en la multiplicación y hallazgo de fosas clandestinas como lo es la recién encontrada en Playa Vicente, Veracruz.
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