El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, indicó que su gobierno ha retomado los ideales democráticos del expresidente mexicano Francisco I. Madero, al conmemorar su 107 aniversario luctuoso de Madero y de José María Pino Suárez; no solo por convicción o humanismo, sino para evitar retrocesos y resistir cualquier reacción conservadora.
“El gobierno actual ha retomado los ideales democráticos de Madero, con el agregado de poner el mismo énfasis en el bienestar del pueblo, no solo por convicción o humanismo, sino también para afianzar los cambios con el respaldo de la gente, evitar retrocesos y resistir ante cualquier reacción conservadora”, dijo el mandatario mexicano.
La mañana de este domingo López Obrador encabezó en Palacio Nacional el 107 aniversario luctuoso de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Esta es segunda ocasión en que el mandatario federal honra la memoria del "Apóstol de la Democracia", asesinado junto al vicepresidente Pino Suárez el 22 de febrero de 1913 en el Palacio de Lecumberri.
La orden fue dada por Victoriano Huerta, quien traicionó a Madero y dio un golpe de estado para hacerse del poder.
La ceremonia se llevó a cabo en el Patio de Honor de Palacio Nacional, donde el titular del Ejecutivo estará acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, y los titulares del Ejército y la Marina, Luis Crescencio Sandoval y José Rafael Ojeda Durán, respectivamente, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
López Obrador sostuvo que el maderismo dejó lecciones bellas al mismo tiempo que dolorosas, y por ello, se tiene que recordar.
“No podemos soslayar la bella y al mismo tiempo dolorosa lección del maderismo, recordemos, democracia sí pero justicia social también. Madero es mártir y héroe, místico y hombre de acción, maestro y sobre todo enseñanza, estamos obligados a no olvidarlo jamás”, expresó.
El titular del Ejecutivo inauguró un memorial en honor al expresidente Madero y al ex vicepresidente, Pino Suárez, en la intendencia en donde se le mantuvo preso antes de ser asesinado por Huerta.
“Por eso celebro que este día, estemos inaugurando su memorial, en la rebautizada intendencia de la traición, donde permaneció prisionero con el leal vicepresidente Pino Suárez, y el general Felipe Ángeles; tres glorias de México, tres gigantes de nuestra historia patria”, concluyó López Obrador.
Francisco I. Madero nació el 30 de octubre de hace 146 años y su vida aún tiene influencia en la política actual. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha usado la ideología del revolucionario como estandarte durante su gobierno.
El 22 de febrero, día de su aniversario luctuoso, el Ejecutivo le realizó un un homenaje en el Patio de Honor del Palacio Nacional. “Madero era un hombre bueno, demócrata excepcional, de los políticos más importantes del mundo. Él quería que se estableciera en México la democracia, desde su época, es una asignatura pendiente. En su memoria nos comprometemos a hacerla valer en el país”, ha expresado López Obrador.
Ha llamado a Madero “Apóstol de la democracia” y su imagen fue utilizada en la propaganda oficial del Gobierno de México, a lado de José María Morelos y Pavón, Miguel Hidalgo, Lázaro Cárdenas y Benito Juárez.
Hace 107 años de la Decena Trágica, el golpe de Estado que derrocó a Francisco I. Madero como presidente de la Reoública Mexicana y que mostró a Victoriano Huerta como uno de los tiranos de la historia del país.
Era 1913, tres años después de que comenzara la Revolución Mexicana. La guerra había quitado del poder al dictador Porfirio Díaz y colocado a Madero, quien tenía ideas más cercanas a las respuestas que necesitaba la población. Sin embargo, su gobierno no resultó ser lo que esperaban.
Durante su administración se incumplieron promesas de campaña y no se hizo evidente la transformación tan ansiada, por lo que pronto acumuló opositores que querían quitarlo del poder. Uno de ellos fue Emiliano Zapata.
El 9 de febrero de ese año comenzó un golpe de Estado militar para quitar del gobierno al “Apostol Revolucionario”. Un grupo, comandado por el general Manuel Mondrágón, se levantó en armas en la Ciudad de México. Pero Madero parecía no estar solo. Victoriano Huerta, quien recientemente había regresado al Ejército, estaba de su lado. Le prometió protección y luchar por su gobierno.
Pero la realidad de las intenciones de Huerta eran otras. Él fue parte de la organización del llamado “cuartelazo”, el primer ataque del gobierno contra Madero, aunque esto se sabría mucho después.
El todavía presidente de México le creyó y confío en él. Tanto que le dio el lugar del general Villar cuando él fue internado en el Hospital Militar por una herida provocada en un enfrentamiento con los opositores Félix Díaz y Bernardo Reyes mientras defendía Palacio Nacional.
Los rivales del gobierno iban perdiendo en las batallas, pero no se dieron por vencido. Mondragón y Félix Díaz, hermano del ex presidente Porfirio Díaz, asesinaron al general Villarreal y a más simpatizantes de Madero. Mientras tanto, el presidente intentó regresar a Palacio Nacional pero fue atacado. Se resguardó en el edificio Daguerre, mientras sus seguidores recuperaban el control del centro.
Mientras tanto, Victoriano Huerta, en secreto, se había aliado con los rivales del maderismo. Las reuniones entre el militar y los grupos antagónicos se dieron en las instalaciones de la embajada de Estados Unidos, ya que el gobierno norteamericano también estaba interesado en el derrocamiento de Madero.
En ese lugar acordaron el “Pacto de la Embajada”, en el que se desconocía al gobierno del “Apóstol de la Revolución” y se colocaba en su lugar a Huerta. El 18 de febrero el militar citó a Madero para desayunar. Cuando estaban reunidos un grupo de 25 guardabosques llegó al lugar y apresó al presidente. Después tamién capturaron a su hermano, Gustavo A. Madero, y al vicepresidente, José María Pino Suárez.
Los gobiernos de Cuba, Chile y Japón pidieron que no se asesinara a los políticos, mientras que el gobierno de Estados Unidos dijo que se mantendría neutral y que no podía influir en lo que sucedía en territorio. Aunque la realidad era que respaldaba al golpe de Estado.
El 22 de febrero Madero y Pino Suárez fueron asesinados. Fue entonces cuando las verdaderas intenciones de Victoriano Huerta fueron reveladas. Pedro Lascuráin, entonces secretario de Relaciones Exteriores, tomó el cargo de presidente interino. Sin embargo, duró en su puesto sólo 45 minutos. Durante este tiempo nombró Secretario de Gobierno a Huerta, por lo que al terminar con el procedimiento renunció, dándole su puesto al golpista.
Desde entonces se entabló un gobierno dictatorial durante 27 meses, hasta que Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, formó el Ejército Constitucionalista y se levantó en armas contra Huerta.
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