Diego Santoy Riveroll, “El asesino de cumbres”, ganó un amparo que anuló la condena de 138 años que recibió por el crimen y reabrió el proceso para que se dicte una nueva sentencia, informaron ayer fuentes judiciales.
Los magistrados ordenaron a un juez local que dicte una nueva sentencia porque no consta en el juicio que durante los careos hubiera estado presente la defensa de Santoy.
Si bien ya se le había disminuido su sentencia de 138 años a de 71 años, por su buen comportamiento dentro del penal de Cadereyta, ubicado en Nuevo León, su tierra natal, ahora los jueces deberán volver a dictar una nueva.
La resolución de un Tribunal Colegiado en Materia Penal no libera a Santoy, de 34 años, pero ordena repetir este mes siete careos con él, informó el periódico El Norte.
Entre los careos están los de su ex novia y hermana de las víctimas, Érika, y la madre de los niños, la ex conductora de TV y astróloga Tere Coss.
Los nuevos careos se programaron para el viernes 28 de febrero a partir de las 9:00 horas, y quien no se presente será multado con 2,606 pesos.
Los otros careos a reponer son con Bautista; Azura Peña Coss, hermana de las víctimas; Humberto Leal, amigo de Santoy; Linda Marentes, secretaria de Coss, y los policías Juan Humberto Olguín y Diana Patricia Rivera.
Tras terminadas las diligencias, el juez no tiene fecha límite para dictar la sentencia.
Aunque Santoy, internado en el Penal de Cadereyta, vuelva a recibir una sentencia alta, no podrá pasar más de 40 años en prisión porque era la pena máxima existente cuando fue detenido.
Dado que fue detenido en el 2006 cuando tenía 21 años, recuperaría su libertad al cumplir 61 años.
El crimen de dos niños que estremeció a Monterrey
Diego Santoy Riveroll acaparó los noticieros en 2006, cuando decidió asesinar a dos niños en venganza porque la hermana de los menores terminó su relación.
Mejor conocido como "El Asesino de Cumbres", Santoy "enloqueció" cuando Erika Peña Coss decidió que ya no quería ser su novia. Fue así que en la madrugada del 2 de marzo de 2006 acudió al domicilio de la joven. Cubierto con un pasamontañas y guantes de látex, trepó por las paredes del inmueble hasta que logró ingresar a la residencia.
Una vez dentro, se escabulló hasta la habitación de Erika para intentar convencerla de que no lo abandonará; pero ante la negativa de la joven, Santoy asesinó a su hermana de 3 años, María Fernanda Peña Coss, y a Erick Azur, de 7 años de edad. Antes de huir, intentó degollar a su ex pareja y secuestró a la empleada doméstica; luego robó un coche y se fue del estado.
Cuando finalmente Erika fue dada de alta del hospital tras recuperarse de las múltiples heridas, confesó que su ex pareja había asesinado a sus hermanos como represalia contra ella.
La historia dio un giro inesperado cuando el caso de Diego fue tomado por Raquenel Villanueva (famosa abogada que defendió a miembros de la delincuencia organizada) y el joven de 21 años de edad inculpó a su ex novia de la muerte de sus hermanitos.
Ante el juez primero de lo penal con sede en el reclusorio de Cadereyta, Santoy declaró que Erika Azur mató a sus hermanos porque los odiaba. En esa versión, él sólo le ayudó a matarlos. Supuestamente, la chica le había presionado para cometer el delito aludiendo a una falta de amor hacia ella.
Tras involucrar a la hermana mayor de la familia, Santoy volvió a modificar su testimonio y agregó que había mantenido relaciones sexuales con la madre de su ex pareja; en esa versión, Erika había matado a sus hermanos en un ataque de ira.
Aunque los señalamientos hacia ella fueron insistentes, los abogados de la defensa no presentaron pruebas contundentes en su contra. Fue así que recibió una condena de 137 años y seis meses por los delitos de homicidio calificado contra los menores, privación ilegal de la libertad, robo de vehículo y tentativa de homicidio. Además se le exigió pagar una indemnización de 300,000 pesos.
Aunque han pasado 13 años de aquella tragedia, la sociedad aún se estremece al recordarla. Y es que cada detalle de la historia es perturbador; él era un estudiante de 21 años de edad con una vida tranquila y acomodada en Monterrey; ella era hija de una conductora de televisión.
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