Hace 107 años comenzó la Decena Trágica, el golpe de Estado que derrocó a Francisco I. Madero como presidente de la Reoública Mexicana y que mostró a Victoriano Huerta como uno de los tiranos de la historia del país.
Era 1913, tres años después de que comenzara la Revolución Mexicana. La guerra había quitado del poder al dictador Porfirio Díaz y colocado a Madero, quien tenía ideas más cercanas a las necesidades de la población. Sin embargo, su gobierno no resultó ser lo que esperaban.
Durante su administración se incumplieron promesas de campaña y no se hizo evidente la transformación tan ansiada, por lo que pronto acumuló opositores que querían quitarlo del poder. Uno de ellos fue Emiliano Zapata.
El 9 de febrero de ese año comenzó un golpe de Estado militar para quitar del gobierno al “Apóstol Revolucionario”. Un grupo, comandado por el general Manuel Mondragón, se levantó en armas en la Ciudad de México. Pero Madero parecía no estar solo. Victoriano Huerta, quien recientemente había regresado al Ejército, estaba de su lado. Le prometió protección y luchar por su gobierno.
Pero la realidad de las intenciones de Huerta eran otras. Él fue parte de la organización del llamado “cuartelazo”, el primer ataque del gobierno contra Madero, aunque esto se sabría mucho después.
El todavía presidente de México le creyó y confío en él. Tanto que le dio el lugar del general Villar cuando él fue internado en el Hospital Militar por una herida provocada en un enfrentamiento con los opositores Félix Díaz y Bernardo Reyes mientras defendía Palacio Nacional.
Los rivales del gobierno iban perdiendo en las batallas, pero no se dieron por vencido. Mondragón y Félix Díaz, sobrino del ex presidente Porfirio Díaz, asesinaron al general Villarreal y a más simpatizantes de Madero. Mientras tanto, el presidente intentó regresar a Palacio Nacional pero fue atacado. Se resguardó en el edificio Daguerre, mientras sus seguidores recuperaban el control del centro.
En tanto, Victoriano Huerta, en secreto, se había aliado con los rivales del maderismo. Las reuniones entre el militar y los grupos antagónicos se dieron en las instalaciones de la embajada de Estados Unidos, ya que el gobierno norteamericano también estaba interesado en el derrocamiento de Madero.
En ese lugar acordaron el “Pacto de la Embajada”, en el que se desconocía al gobierno del “Apóstol de la Revolución” y se colocaba en su lugar a Huerta. El 18 de febrero el militar citó a Madero para desayunar. Cuando estaban reunidos un grupo de 25 guardabosques llegó al lugar y apresó al presidente. Después también capturaron a su hermano, Gustavo A. Madero, y al vicepresidente, José María Pino Suárez.
Los gobiernos de Cuba, Chile y Japón pidieron que no se asesinara a los políticos, mientras que el gobierno de Estados Unidos dijo que se mantendría neutral y que no podía influir en lo que sucedía en territorio. Aunque la realidad era que respaldaba al golpe de Estado.
El 22 de febrero Madero y Pino Suárez fueron asesinados. Fue entonces cuando las verdaderas intenciones de Victoriano Huerta fueron reveladas. Pedro Lascuráin, entonces secretario de Relaciones Exteriores, tomó el cargo de presidente interino. Sin embargo, duró en su puesto sólo 45 minutos. Durante este tiempo nombró Secretario de Gobierno a Huerta, por lo que al terminar con el procedimiento renunció, dándole su puesto al golpista.
Desde entonces se entabló un gobierno dictatorial durante 27 meses, hasta que Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, formó el Ejército Constitucionalista y se levantó en armas contra Huerta.
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