La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) vive una profunda crisis en donde 15 de sus escuelas y facultades se mantienen cerradas (algunas desde hace tres meses afectando a más de 160,000 alumnos) en protesta por las denuncias de más de mil casos de acoso sexual y violencia de género que se viven en la institución.
Pese a que las demandas de las y los estudiantes son legítimas, algunos grupos que tienen tomadas las instalaciones universitarias han actuado de manera violenta y se niegan a permitir el regreso a clases hasta que no sean resueltas sus exigencias expuestas en pliegos petitorios.
Entre sus peticiones se encuentran: la atención y prevención de casos de violencia de género, castigo y destitución de los agresores entre los que se encuentran numerosos profesores acusados de acoso o abuso, cambios en la ley universitaria, que se estudie igualdad de género para todas las carreras, la creación de un organismo independiente que investigue y resuelva las denuncias, entre otras demandas
Este miércoles 5 de febrero, el tema fue tocado por el presidente Andrés Manuel López Obrador quien señaló que “había una mano negra” en el conflicto de la máxima casa de estudios.
En su conferencia de prensa en Palacio Nacional aseguró que en el país no hay condiciones comparables a las protestas de 1968 (en donde había un autoritarismo) y por lo tanto, no está justificada la suspensión de actividades en la UNAM, por lo que llamó a resolver los conflictos con diálogo y sin violencia.
En los paros “siento que hay mano negra. Siempre hay quienes mueven la cuna, y hay que lamparearlos para no anden ahí en los sótanos”, dijo.
Más tarde, el rector de la UNAM, Enrique Graue, denunció que existen intereses ajenos que tratan de desestabilizar a la Universidad y están detrás del vandalismo registrado contra la institución.
Graue exigió a las autoridades competentes que no queden impunes los actos violentos del martes en Ciudad Universitaria, cuando encapuchados dañaron la Torre de Rectoría tras una marcha.
“Exigimos la investigación a fondo de los hechos, desenmascarar a los provocadores y el castigo a quienes resulten responsables”, dijo. Además, advirtió que no se combatirá la violencia con más violencia, al tiempo que anunció cinco ejes para fortalecer la prevención y atención de violencia de género.
En ambos discursos (el de AMLO y el de Graue) se asegura que existe una mano negra detrás del conflicto universitario, con la intención de dañar a la universidad.
Este jueves, el periodista Salvador García Soto escribió en su columna de El Universal que nadie se atreve a poner un destinatario específico y a desemascarar a quienes quieren incendiar a la Universidad Nacional con afanes de control, de agitación y de inducir un posible cambio forzado en la rectoría.
El columnista señaló que cuando el presidente dice que “hay que lamparear” a los que se mueven en los sótanos universitarios, lo que en realidad debería estar haciendo es ordenar a su Centro Nacional de Inteligencia, comandada por el general Audomaro Zapata, que le diga los nombres e identidades no solo de los encapuchados, hombres y mujeres que son la carne de cañón a la que mandan a golpear y violentar, sino que también a que revele qué personajes y grupos están orquestando la estrategia desestabilizadora en la UNAM.
El periodista asegura que hay versiones entre académicos que acusan que dentro de la máxima casa de estudios están las facciones más radicales de la izquierda universitaria que tiene vínculos políticos con personajes de Morena y de la Cuarta Transformación.
Incluso hay quien afirma, dice García Soto, que los mismos personajes del morenismo que se acercaron a Graue en su campaña de reelección y le ofrecieron “un pacto” para apoyarlo a cambio de posiciones y de darle públicamente su respaldo, estarían detrás de la movilización e infiltración de los “anarcos” y serían los autores intelectuales de la desestabilización.
García Soto resalta que corresponde al gobierno y a sus órganos de inteligencia aún con el “respeto a la autonomía universitaria” que profesa el presidente, ponerles nombre y apellido a los desestabilizadores.
Y es que advirtió, si se incendia la UNAM, el problema no será sólo para Graue ni para la comunidad universitaria, sino para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y para la 4T por que si la Universidad Nacional se desestabiliza y cae en manos de grupos radicales, el efecto dominó y de contagio para el resto de las universidades públicas del país sería inevitable.
El periodista resaltó que un conflicto de este nivel, en medio de las crisis de salud, de la inseguridad creciente, la violencia sin control y con una economía que sigue sin dar señales de recuperación, un conflicto nacional en las universidades públicas con estudiantes en las calles y en paro, tendría consecuencias catastróficas para el gobierno lopezobradorista y para el país.
Y concluye con una pregunta: ¿será que el presidente se atreve a desvelar quiénes son las manos que mueven la cuna en la UNAM, así sean manos negras o “manos morenas”?
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