López Obrador odia hablar de aumento de impuestos, pero eso es lo que está pasando

Por: Andrea Navarro y Eric Martin I Bloomberg

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López Obrador prometió en campaña no aumentar impuestos. (FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO)
López Obrador prometió en campaña no aumentar impuestos. (FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO)

El presidente de México prometió no aumentar los impuestos, pero de todos modos están subiendo progresivamente a medida que el Gobierno se esfuerza por estimular los ingresos en una economía estancada.

A partir del 1 de enero, los mexicanos comenzaron a pagar mayores impuestos sobre la gasolina y las bebidas azucaradas. Los impuestos sobre los cigarrillos, entretanto, aumentaron 41%. De igual manera, plataformas digitales como Airbnb Inc. y Netflix Inc. también comenzarán a recaudar impuestos sobre el valor agregado e ingresos de los usuarios.

Si preguntas al equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador dirán que son mayormente incrementos ajustados a la inflación, y que el Gobierno ha mantenido su promesa de mantenerse alejado de los aumentos tributarios.

La desaceleración económica de México se está convirtiendo en un conflicto para su promesa de campaña de que contratos gubernamentales más eficientes y una represión contra la corrupción serían suficientes para cubrir el gasto.

“Los recursos no han sido lo que originalmente imaginaban”, dijo Verónica Ortiz, directora ejecutiva del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales en la Ciudad de México. “Desde la campaña, dijeron que iban a ahorrar 500.000 millones de pesos (US$27.000 millones) simplemente eliminando la corrupción. En realidad, eso no ha sucedido”.

Para estar seguros, algunos economistas y analistas dicen que si bien el elegante baile de AMLO podría ir en contra de las promesas de campaña, eso no significa que no esté justificado. La economía se contrajo ligeramente el año pasado, dejando al Gobierno con un déficit de ingresos tributarios de 3%, o casi 109.000 millones de pesos, en comparación con lo que se presupuestaba originalmente para 2019. Para este año, el déficit fiscal total se pronostica en 678.000 millones de pesos, o alrededor del 2,6% del producto interno bruto.

AMLO está decidido a no aumentar la carga de la deuda de México, pero los agujeros son cada vez más difíciles de tapar. El Gobierno espera que la economía crezca 2% este año, una estimación que la mayoría de economistas consideran ahora demasiado optimista; un promedio de ellos dice que el PIB expandirá solo la mitad de esa tasa.

“¿Cómo se llena este vacío?”, pregunta Carlos Capistrán, economista jefe para México y Canadá en Bank of America, que descarta recortes presupuestarios significativos. “El gasto público ya es muy bajo”.

Eso deja a AMLO con “solo tres respuestas”, dijo Capistrán. Podría aumentar la deuda, pero las agencias calificadoras se apresurarían a rebajar la calificación de México. Puede usar el fondo petrolero de emergencia, pero ya quemó casi la mitad el año pasado, y finalmente se agotará. O, podría aumentar los ingresos a través de impuestos y una mejor recaudación.

Esta última opción es la vía que AMLO parece estar tomando, dijo Ortiz.

“Están tratando de encontrar recursos en lugares donde puedan disfrazarlo como otra cosa”, dijo. “Lo que estamos viendo es un aumento medio oculto de los impuestos porque no han querido reconocer que los están aumentando”.

El presidente también ha estado probando otras políticas, incluida la evasión fiscal, que según el Gobierno es tan mala como el crimen organizado. Una nueva ley que acaba de entrar en vigencia aumenta el castigo por evasión de impuestos.

Por debajo del promedio

Sin duda, México siempre ha tenido problemas para hacer que sus empresas y ciudadanos paguen lo que se debe. La tasa de recaudación de impuestos del país fue equivalente a solo 16% del PIB en los últimos años, el último entre los 36 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Si México puede reducir la evasión del impuesto al valor agregado a la mitad, canalizaría 250.000 millones de pesos adicionales a las arcas del Gobierno, dijo Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, a Bloomberg News en noviembre.

Lo que se viene son nuevas tarifas en la economía digital. Empresas como Airbnb y Netflix comenzarán a recaudar impuestos sobre los ingresos y el valor agregado de los usuarios en julio. Esto no es en sí un nuevo impuesto, sino lo que los usuarios ya deberían pagar a cambio de servicios y nuevos ingresos. La economía digital representa 5% del PIB de México.

La Secretaría de Hacienda dijo en septiembre que espera que todos los cambios impositivos generen un total de 30.000 millones de pesos en ingresos adicionales.

¿No es suficiente?

Este podría no ser el final de los cambios impositivos. Funcionarios de la Secretaría de Hacienda dicen que podría presentarse una reforma fiscal tan pronto como este año si los recursos no alcanzan. El presidente ha dicho que no quiere una reforma, pero es posible que haya pocas opciones.

AMLO “eventualmente tendrá que pagar un costo político por los impuestos que intentan ocultar en letra pequeña”, dijo Carlos Valenzuela, diputado de la Cámara con el conservador Partido Acción Nacional y miembro del comité de finanzas.

Otras políticas de AMLO ya están afectando el crecimiento, ya que las subastas canceladas de petróleo y un proyecto aeroportuario desechado ahuyentaron la inversión. Sin embargo, AMLO sigue siendo muy popular entre los votantes, con una encuesta reciente que fija su índice de aprobación en 71%.

Hace poco, el vendedor José Luis Gudiño esperaba dentro de su quiosco en la concurrida avenida Paseo de la Reforma de Ciudad de México, a que pasaran clientes. El dueño de la tienda, de 71 años, dijo que la gente sintió el impacto de los impuestos más altos sobre los cigarrillos, pero no por mucho tiempo.

“La gente estaba muy enojada los primeros días”, dijo. “Decían ‘ahora sí dejaré de fumar’. Pero después de unos días, todo volvió a la normalidad”.

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