Fue el 11 de octubre de 2017. Javier Hernández Gómez, alias “El Pancho Cayagua” fue asesinado por unos sicarios en moto.
“El Pancho Cayagua”, fundador del grupo criminal La Unión Tepito, vivía en un barrio de clase media al norte de la Ciudad de México. Había pasado por prisión el año anterior por una acusación de homicidio, pero consiguió librarse. La prensa dijo que desde ese entonces perdió el poder del grupo criminal, que no estaba tan encima. Manejaba sus negocios desde casa.
Coyagua recibió una llamada a eso de las 14:00 horas. Salió en su carro, llegó a un centro comercial que hay de camino a Tepito y, antes de aparcar, le balearon.
Entonces, la fiscalía de la capital de México informaba que dos de los atacantes —fueron cuatro en total—eran muy cercanos a uno de los acérrimos rivales de Cayagua. Se trataba de Roberto Mollado, alias “El Betito”. Al parecer, en ese entonces “El Betito” controlaba el menudeo al otro lado del Paseo de la Reforma, una de las principales arterias de la ciudad.
Los comerciantes del barrio explicaron que “El Cayagua” se la debía a mucha gente. “Es parte del proceso, en el momento que te haces popular, te carga la chingada”. refirieron.
Tepito, uno de los barrios más bravos de la capital, y que le da nombre a un grupo delictivo local, vio entrar al narco en 2009, cuando “Cayagua” junto con los líderes criminales, Jesús Abdiel Vega Lemus, “El Grande”; Omar Romero Romero, “El Colosio”; Ricardo López Castillo, “El Moco” y Armando Hernandez Gómez , “El Ostion”, fundó La Unión Tepito, una banda vinculada al cártel del narcotráfico de los Beltrán Leyva.
Durante ocho años, los sicarios antes referidos se convirtieron en el rostro de la violencia en la Ciudad de México, hasta 2013 cuando cayó el líder criminal, Jesús Abdiel Vega Lemus, “El Grande". Luego, se produjeron múltiples detenciones como la de Omar Romero Romero, “El Colosio” en 2017, y la de Armando Hernandez Gómez , “El Ostion” y Ricardo López Castillo, “El Moco”, en 2018.
Por su parte, el principal líder criminal, Javier Hernández Gómez, tuvo su punto de inflexión en 2016 cuando fue detenido.
Durante el tiempo que estuvo frente del cártel, “El Pancho Cayagua" impuso un sangriento manual que incluyó la masacre de 2013 en la discoteca de Heavens. Ese año, la capital mexicana vivió la mayor matanza del narco que se recuerda con el secuestro y asesinato de 13 jóvenes a pocas cuadras del eje financiero y urbano de la CDMX. Tres meses después todos ellos aparecieron mutilados en una fosa común de un bosque.
Tras la captura del cabecilla, una guerra interna por el liderazgo de la célula criminal y la detención de casi toda la cúpula de cabecillas, debilitaron a La Unión.
En medio de ese panorama llegó Roberto Mollado Esparza, alias “El Betito”, quien en el mundo del gran crimen era un recién llegado que imitó las maneras de los grandes nombres del narcotráfico. Se operó, adelgazó y se injertó de pelo para evitar ser identificado. Se movía de casa en casa para no ser detectado y se hacía pasar por un honorables dueño de bares y cantinas.
Con él al frente, La Unión Tepito arrastró a la Ciudad de México a su etapa de mayor violencia, logrando controlar la venta de droga en 12 de las 16 alcaldías de la capital y las extorsiones en cantinas, restaurantes y hasta tiendas de vestidos de 15 años.
“El Betito” encarcelado desde agosto de 2018, fue señalado por ordenar al menos 50 ejecuciones. Continuaron las capturas de otros sucesores como David García, “El Pistache” y Pedro Ramírez Pérez, alias “El Jamón”, detenido en Atizapán. Controlaba el cobro de piso y la venta de droga en restaurantes, bares de la Condesa, Zona Rosa, Polanco, Narvarte, Roma y Satélite, principalmente.
Una investigación de la Marina indicó que el nuevo centro de gravedad del crimen organizado se hallaba en Peralvillo 33, alcaldía Cuauhtémoc. El líder emergente: Óscar Flores, “El Lunares”, a quien el soborno de funcionarios, comandantes y jefes del sector le permitieron convertirse en una de las cabezas más visibles del barrio bravo.
“El Lunares” fue capturado el viernes en una casa en el estado de Hidalgo, desde donde operaba los crímenes cometidos en la Ciudad de México.
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