Una ley impide que en México la jornada laboral sea de cuatro días a la semana

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha confirmado que una semana laboral reducida impulsa la productividad tanto de las empresas como la de sus empleados. Sin embargo, el caso de México está muy lejano a dicha posibilidad

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La OCDE señaló que, cada mexicano trabaja un aproximado de 2,255 horas al año, lo cual constituye una de las cifras más elevadas dentro de los países que forman parte de ese organismo (Foto: Archivo)
La OCDE señaló que, cada mexicano trabaja un aproximado de 2,255 horas al año, lo cual constituye una de las cifras más elevadas dentro de los países que forman parte de ese organismo (Foto: Archivo)

En nuestro país, el caso de la jornada reducida es un poco más complejo que se cumpla gracias a la Ley Federal del Trabajo, misma que establece que, en efecto existen diversos horarios de trabajo que en la ley se denominan “jornada laboral” y se dividen en: jornada diurna, que cubre un horario que parte de las 6 a.m. a las 8 p.m., periodo que no debe pasar de 8 horas; nocturna, que parte de las 8 p.m. a las 6 a.m. del día siguiente, sin que ello sobrepase un total de 7 horas; mixta, es decir, con jornadas diurnas y nocturnas y que por la noche no debe equivaler a más de 3 horas y media, pues de hacerlo, se considerará nocturna. No debe durar más de 7 horas y media.

La famosa propuesta de las semanas comprimidas o semana laboral de cuatro días como mejor se le conoce, ha sido propuesta por empresarios de la talla de Carlos Slim, quien en 2017 insinuó que la jornada fuera de tan sólo tres días y, que a fin de que no afectara a las empresas en sus procesos, el cambio fuera de manera gradual. Tomando en cuenta que es uno de los hombres de negocios, así como el número uno en los mayores multimillonarios mexicanos conforme al Reporte Oxfam titulado “Bienestar público o beneficio privado, su propuesta era amoldar las jornadas de trabajo basándose en la capitalización del tiempo en función de la reducción de vehículos y de contaminación.

La mala nota en cuanto a la propuesta que hizo Slim radica en que con base a los horarios reducidos, la alternativa obligada conforme a su concepción de transición sería el aumentar la edad de jubilación a 75 años, que en materia de salud pública quizá no fuese tan favorable con base en el rendimiento de los trabajadores y del ya largo recorrido de años laborados.

En el libro “Retención del talento”, Ken Dytchwald, Tamara J. Erickson y Robert Morison de Harvard Business School Press, recomiendan una gestión adaptada a cada segmento de trabajadores a fin de abordar los cambios demográficos y culturales que se dan en el mercado laboral.

Carlos Slim sugirió en 2017 que la jornada laboral sólo fuera de tres días y, que a fin de que no afectara a las empresas en sus procesos, el cambio fuera de manera gradual (Foto: Reuters /Luis Cortés)
Carlos Slim sugirió en 2017 que la jornada laboral sólo fuera de tres días y, que a fin de que no afectara a las empresas en sus procesos, el cambio fuera de manera gradual (Foto: Reuters /Luis Cortés)

Con base en lo anterior, los autores aconsejan sobre formas de trabajo flexible beneficios comunes al trabajo flexible y dan un bosquejo sobre las tendencias que existen en relación al tema que buscan impulsar en las empresas, a fin de que tanto empleados como gestores funcionen de la mejor manera y en armonía con los procesos de la empresa.

En las formas de empleo flexible se proponen tres tipos de horario: el de jornadas laborales con horarios de trabajo en las que las horas de entrada y de salida son moldeables, siempre y cuando se cumplan con las fechas de entrega establecidas por la dirección; el horario reducido, que puede ser de media jornada o estacional, es decir, remunerado de manera completa con prestaciones sociales, reducción de horas o de días trabajados y la asignación de tareas menos absorventes; y lugar de trabajo flexible, mejor conocido como trabajo a distancia a fin de contar con movilidad laboral.

Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala que cada mexicano trabaja un aproximado de 2,255 horas al año, lo cual constituye una de las cifras más elevadas dentro de los países que forman parte de ese organismo. Por ende, en México lo que las empresas parecen valorar más es el número de horas trabajadas, así como la presencia de los empleados en las oficinas en lugar de la productividad de cada uno que, bien llevada a procesos y desarrollada podría contar con mejor incidencia en la calidad de los servicios provistos en el mercado laboral.

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