Después de un enfrentamiento entre elementos de la Guardia Nacional (GN) y migrantes provenientes de países como Honduras, El Salvador y Guatemala, que se dio en la frontera Sur de México, cientos de ellos lograron cruzar a tierras aztecas para transitar camino a Estados Unidos.
La semana pasada miles de sudamericanos partieron de sus países debido a situaciones precarias en las que se encontraban. El 18 de enero, cuando llegaron a Tecún Umán, Guatemala, trataron de ingresar por la fuerza a México, pero fueron contenidos por los uniformados. Sólo 20 personas, aproximadamente, lograron llegar hasta el tercer filtro, pero fueron resguardadas por las autoridades mexicanas para revisar sus solicitudes de asilo.
A algunas personas que esperaron saber cuál sería el protocolo de las autoridades, se les pidió que llenaran formularios para analizar su situación y determinar si podrían cruzar por México. Ahí aguardaron hasta el lunes 20 de enero, cuando el Instituto Nacional de Migración (INM) les respondió que no les podían dar autorización ya que no existe el estatus migratorio de tránsito.
Por lo que optaron por cruzar el río Suchiate y enfrentarse al cuerpo de seguridad que resguarda la frontera. Los agentes lanzaron gases lacrimógenos y realizaron detenciones masivas para evitar que los sudamericanos se adentraran en tierras mexicanas. Hasta el 21 de enero no se ha dado cifra oficial sobre cuántas personas fueron puestas a disposición de las autoridades.
Quienes lograron escapar, comenzarán su ruta de tránsito hacia Estados Unidos. Las anteriores caravanas migrantes trazaron una decena de caminos para llegar a distintos puntos en la frontera entre México y su vecino del norte. Pero una de las más frecuentes es la del Pacífico.
En ella cruzarían por Ciudad Hidalgo, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Sonora, Sinaloa, hasta llegar a Baja California y concentrarse en Tijuana.
Es usada de manera frecuente porque por esta transita “La Bestia”, un tren de carga en el que migrantes se esconden para llegar a la zona norte del país. El principal punto de acceso es Arriaga en Chiapas. Antes era Ciudad Hidalgo y Tenosique, Tabasco, pero las vías están destruidas desde el 2005 por el paso del huracán Stan.
Activistas trabajan en esta zona para proporcionar comida y otro tipo de ayuda a los migrantes. Uno de los más reconocidos es el Padre Solalinde, quien fundó el albergue Hermanos del Camino en Ixtepec, Oaxaca, cerca de la ruta del ferrocarril. En él se llegan a refugiar hasta 20 mil personas al año.
El recorrido por este medio de transporte termina en Tamaulipas, Sonora o Baja California. Después tienen que seguirlo a pie.
Esta es la ruta más larga para llegar a Estados Unidos. Recorren más de 4 mil kilómetros y cruzan territorios con climas difíciles, como el desierto de Sonora. Sin embargo, así evitan el Golfo de México que está dominado por el crimen organizado (este camino mide aproximadamente 2 mil 100 kilómetos). Aunque por el Pacífico tampoco están libres de abusos.
“En esta ruta del Pacífico el principal factor de agresión es el robo, con un 62% de los casos. Un 16.8% reportó lesiones por agresión física, un 6.6% denunció extorsión, un 4.9% secuestro, y un 1.1% violación sexual”, dijo Diego Ramos, integrante de FM4 Paso Libre a Animal Político en 2015.
El fenómeno de las caravanas migrantes se ha agravado en los últimos años. En 2018, aproximadamente 20 mil personas llegaron a México de Sudamérica para cruzar por el territorio y llegar a Estados Unidos. Desde entonces el flujo ha sido constante. Esta, que arribó en enero, es la primera del 2020.
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