Regularmente al hablar sobre el detrimento en materia de salud mental dentro de las sociedades se hace referencia a la población adolescente y a la adulta, casi considerando que serían los únicos indicadores a tomar en cuenta estadísticamente.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) reportó que en México desde hace diez años mensualmente se registra el suicidio de niños menores de 18 años, mismos que lo logran a través de lesiones auto infligidas de la que uno de cada 10 practica al encontrarse en un periodo de edad de entre los 10 y los 17 años.
Al igual que en las estadísticas correspondientes al sector adulto, son los niños los que más comenten dicho acto en un 60.5% de un total de 6, 862 suicidios, mientras que las niñas representan el 39.5% de estas muertes.
Con base en el perfil de las nuevas generaciones existen diferentes factores que pueden orillarlos a tomar la decisión de suicidarse entre los que se encuentran la violencia, el maltrato, el abuso, la negligencia y el abandono, como la construcción de escenarios de salud poco favorables en la población infantil en México.
En 2017 el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) subrayó la posibilidad de que los suicidios en jóvenes y niños fuera en aumento a la par de la alza del uso de las redes sociales en las que el acoso puede darse más fácilmente e, incluso su uso excesivo puede generar conductas nocivas por parte de esta población: frustración, exclusión y hasta omisión de las emociones al tratar de reflejar una vida perfecta ante los demás.
Con base en la antropóloga psicoanalista e investigadora mexicana Ana Elena Azaola, también es relevante señalar que en México aún no se cuenta con un registro nacional adecuado de todos los casos de maltrato infantil reportados a distintas autoridades (en materia de salud, educación, protección a la infancia o justicia). Es decir, que no hay manera de saber si los casos que reportan cada una de estas instituciones se igualan al compararse.
A ello habría que agregar el hecho de que en los casos de maltrato, a las autoridades sólo llegan los que son más agudos, lo que podría señalar que la mayoría de ellos no son reportados a las autoridades, quedando fuera de los registros. Los suicidios podrían ser la manera de detectar esos casos silenciados de los maltratos o de las ausencias en casa.
Un retrato más amplio de los suicidios infantiles, conforme a los indicadores obtenidos por el INEGI, señalan que las nuevas generaciones enfrentan mayores problemas de salud mental pues 16.6% presenta ansiedad; 10.48 % presenta crisis de afecto; 8.63% presenta problemas de abuso de sustancias como el alcohol y las drogas; 4.47% tienen conductas antisociales y 1.02% trastornos de alimentación. Sin embargo, ello podría deberse a que en la actualidad se cuenta con una mejor contabilidad y seguimiento a este tipo de casos de los que, aún con deficiencias y oportunidades de mejora, dejan registro de lo que acontece un poco más a detalle en la sociedad.
Entre los métodos para suicidarse empleados por los niños está el ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación, representando el 85.3%, mientras que el 4.9% lo ocupa el uso de cualquier tipo de arma de fuego como la segunda forma más frecuente para quitarse la vida.
El INEGI señala que en el país se registran más de 50 suicidios infantiles de manera mensual en los que la asociación a enfermedades mentales se relaciona con violaciones, abuso sexual, seguido de golpes, atraco con arma y acoso que propician que este tipo de elucubraciones se den en la mente de los menores de edad. Ello sin contar que por cada 100 mil habitantes sólo hay 3.3% psicólogos; 1.6% psiquiatras; 1.4 enfermeras y 0.5 trabajadoras sociales, además de que el 61% de las personas con casos de depresión agudos no toman los medicamentos que les ayudarían a palearla.
Finalmente no está de más compartir el número de atención del Consejo Ciudadano, el cual a través del número y chat de confianza 55 33 55 33 atiende casos de depresión o tentativas de suicidio.
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