Desde hace casi 30 años, el estado de Chihuahua vive una violencia que la ha convertido en una de las entidades más sangrientas de México.
El hecho más reciente ocurrió el pasado 17 de enero, cuando alrededor de 150 sicarios de La Línea (brazo armado del Cártel de Juárez) irrumpieron en las comunidades Las Pomas de Abajo y Las Pomas de Arriba, en el municipio de Maderas, en donde quemó al menos 22 casas y 7 vehículos, además de secuestrar a un número indeterminado de personas. Lo ocurrido es sólo una muestra de lo que se vive día con día en esa parte del territorio mexicano.
Las muertas de Juárez
Al menos desde enero de 1993, Ciudad Juárez se convirtió en el escenario más temible para las mujeres: cientos de ellas fueron asesinadas o desaparecidas, hecho al que se le llamó “las muertas de Juárez”.
Las crónicas periodísticas señalan que el primer caso de feminicidio fue el de Alma Chavira Farell, una jovencita de 16 años de edad que apareció estrangulada, con golpes en la cara y con señales de haber sido violada, en un terreno baldío en Ciudad Juárez. De su caso no existen muchas más pistas ya que no hay rastro de su caso en ningún expediente.
Después, la vida para las mujeres en Ciudad Juárez se convirtió en un verdadero infierno. En ese año se documentó el asesinato de una mujer por mes. Al siguiente año, las organizaciones civiles denunciaban que alrededor de 11 mujeres eran asesinadas todos los días; muchos de los cuerpos fueron encontrados en los campos algodoneros, enterradas a ras del suelo. En 1995 que las autoridades estatales abrieron una agencia de delitos sexuales, pero es hasta 1998 que las autoridades federales ponen en marcha una investigación.
El gobierno de Chihuahua admitió el asesinato de 379 mujeres en Ciudad Juárez entre 1993 y 2005, dato que fue rebatido por el Colegio de la Frontera Norte y de la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres de la Secretaría de Gobernación (Segob) que documentaron 422 feminicidios.
Por lo general, las mujeres víctimas de feminicidio eran de escasos recursos (muchas de ellas trabajaban en alguna de las maquiladoras y fábricas que inundan la ciudad), sus edades rondaban entre los 15 y 25 años de edad.
Aunque en 1996, las autoridades detuvieron y culparon de varios de los asesinatos al egipcio Abdel Latif Sharif, los homicidios siguieron ocurriendo. Ante ello, las autoridades aseguraron que Sharif dirigía desde prisión a los integrantes de la banda “Los Rebeldes” para continuar matando mujeres. A pesar de que presuntos los miembros de la organización fueron detenidos, denunciaron actos de tortura para que se hicieran responsables de los homicidios.
En 2001 fueron arrestados dos choferes de camiones del transporte público y acusados de ocho asesinatos, pero también afirmaron haber sido torturados para declararse culpables.
El último caso de una mujer muerta en Juárez es el de la activista Isabel Cabanillas de la Torre quien fue encontrada muerta este lunes 18 de enero, tras haber sido reportada desaparecida, así lo confirmó la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM).
Isabel, de 26 años edad, era miembro de Hijas de Nuestra Maquilera Madre, que se define a sí mismo como un “colectivo de mujeres, independiente, anticapitalista, contra el feminicidio, la desaparición forzada y la trata de personas”.
La joven era madre de un niño de 4 años, diseñadora de ropa y pintora, y participaba activamente en manifestaciones por los derechos de la mujer y otras causas sociales.
Chihuahua, el escenario de la “guerra contra el narco”
Chihuahua es uno de los tres estados ubicados en el llamado “Triángulo Dorado” mexicano, conocido a nivel internacional por tener una de las mayores concentraciones de cultivos de marihuana y amapola.
Durante la llamada “guerra contra el narcotráfico” implementada en el sexenio de Felipe Calderón, la entidad se vio afectada por una ola de violencia que dejó cientos de muertos.
Uno de los hechos más terribles que ha vivido la entidad ocurrió el 31 de enero de 2010, cuando un comando armado asesinó a 17 jóvenes que celebraban una fiesta en Villas de Sálvarcar, en Ciudad Juárez Chihuahua.
Sin una averiguación de por medio, el entonces presidente Felipe Calderón acusó a las víctimas de ser pandilleros, pero después se dio a conocer que se trataba de estudiantes. El 11 de febrero de ese año, la madre de dos de los jóvenes asesinados lo increpó y le exigió que se retractara, lo cual se vio obligado a hacer.
Por el asesinato detuvieron a cuatro sujetos, quienes fueron encontrados culpables del multihomicidio. Sin embargo, sobrevivientes de la masacre aseguraron que el comando estaba integrado por alrededor de 20 hombres.
Tras estos hechos, el Ejecutivo federal puso en marcha en febrero de 2010 el plan “Todos Somos Juárez”, para erradicar la violencia de raíz y al que destinó 3,383 millones de pesos (unos 277 millones de dólares).
El programa estableció 160 acciones en los temas de economía, empleo, salud, educación, desarrollo social y seguridad que serían completadas en un máximo de 100 días y dirigidas a reconstruir el tejido social y la convivencia de los residentes de esta ciudad insegura.
El plan contuvo la violencia, pero sólo por un tiempo. En los últimos años, la entidad fronteriza gobernada por el panista Javier Corral, ha enfrentado un resurgimiento de crímenes violentos.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en Chihuahua se cometieron 2,379 homicidios dolosos hasta noviembre de 2019.
Información de la Fiscalía General de la República, en el denominado “estado grande” operan dos grandes cárteles: el del Pacífico (Sinaloa) y el de Juárez, pero en los últimos meses ha entrado a la disputa por el territorio el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Con el Cártel de Juárez están aliados los sicarios de La Línea, mientras que el Cártel del Pacífico, también conocido como de Sinaloa, controla a Gente Nueva, Los Artistas Asesinos, Los Mexicles, Los Jaguares y Los Salazar.
Ciudad Juárez, la ciudad de Chihuahua y Madera, son algunos de los municipios más azotados por la violencia. En sus calles han ocurrido cientos de ejecuciones, balaceras, narcobloqueos e incluso masacres.
Tres de los hechos más recientes que han conmocionado a México y al mundo, ocurrieron en tierras chihuahuenses.
El 26 de agosto de 2019, Lindsay, Sherlyn y Artleth Sánchez Gordillo, tres niñas de 4, 13 y 14 años, así como un hombre, de 25, fueron ultimados en el interior de su domicilio, en el rancho de la colonia Riberas del Bravo, entre las calles Ribera Piedras Negras y Puente Yáñez, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Les dispararon en más de cien ocasiones.
En un principio, el multihomicidio se atribuyó a Los Mexicles, brazo armado del Cártel de Sinaloa; sin embargo, el grupo delictivo se deslindó de la masacre.
Se presume que la saña del homicidio fue parte de una venganza contra el padre de las niñas, quien fue levantado ese mismo día.
El 4 de noviembre de 2019 ocurrió uno de los ataques más brutales que conmocionó a la sociedad mexicana y al mundo: tres mujeres y seis niños (dos de ellos bebés), miembros de la familia México-estadounidense Lebarón, masacrados en un camino de terracería de Bavispe, Sonora, ubicada en los límites con el estado de Chihuahua.
Los automóviles y algunos cuerpos quedaron calcinados; otros fueron acribillados con armas de grueso calibre. Las autoridades federales atribuyeron la masacre al grupo “La Línea”.
El atroz hecho causó indignación a nivel nacional e internacional. Debido a la doble nacionalidad de la familia, los LeBarón pidieron ayuda al presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con incluir a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo cual traería la posibilidad de una invasión a territorio mexicano por parte de las fuerzas de seguridad de la unión americana.
La amenaza quedó sólo en eso, luego de que el gobierno mexicano, a través del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, cabildeara con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
Este 17 de enero de 2020, un comando conformado por alrededor de 150 sicarios de La Línea irrumpieron en las comunidades Las Pomas de Abajo y Las Pomas de Arriba, en el municipio de Maderas, en donde quemó al menos 22 casas y 7 vehículos, además de secuestrar a un número indeterminado de personas.
En este municipio, ubicado en la Sierra Tarahumara, existe una cruenta guerra entre “Los Salazar” y “Los Jaguares” con “La Línea”, lo que ha dejado ríos de sangre a causa de las ejecuciones y actos criminales.
A inicios de octubre del año pasado, circuló la información de que Francisco Arvizu, “El Jaguar”, habría sido abatido en un enfrentamiento que tuvo lugar en Las Pomas, en el Municipio de Madera, pero no fue confirmado por las autoridades.
Aunado a estos hechos, los grupos criminales que dominan en el estado han recurrido a los denominados “narcobloqueos” que han causado pánico entre la población.
A inicios de noviembre, en la ciudad fronteriza de Juárez, integrantes del grupo delictivo Los Mexicles incendiaron 15 camiones en varios sectores de la ciudad, lo que dejó un saldo de al menos nueve personas muertas y seis heridas, derivado de un operativo en el Cereso número 3 ubicado en esta ciudad fronteriza.
En total, los delincuentes realizaron 15 ataques similares en menos de diez horas, donde cinco personas fueron calcinadas en tres vehículos.
De acuerdo con las autoridades estatales, Los Mexicles fueron reclutados por el Cártel de Sinaloa para hacerle frente al Cártel de Juárez y constituir una fuerte defensa en contra de otras pandillas que se formaron al interior de las prisiones de El Paso.
Sin embargo, tras agruparse con la organización antiguamente dirigida por Joaquín el Chapo Guzmán, se convirtieron en los principales perpetradores de delitos graves, como homicidio y extorsión.
Con una estructura casi militar que registra rangos como tenientes y sargentos, sus integrantes se comunicaban a través de mensajes escritos en náhuatl a fin de hacer difícil la filtración del texto. Esta práctica se originó en las prisiones de Estados Unidos como una forma de evitar que los policías de las cárceles entendieran lo que hablaban.
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