Sólo se conocen dos fotografías de él y de su vida son escasos los detalles revelados, pero el nombre de José Guadalupe Posada es famoso por ser el creador de “La Catrina”, la imagen que la celebración del Día de Muertos en México ha hecho popular en todo el mundo,
Cuando Posada realizó el grabado de la calavera con elegante sombrero y flores no la visualizó como “La Catrina”, fue el pintor Diego Rivera quien la bautizó así. Para José Guadualupe era más bien “La Garbancera” y era una burla a la clase alta durante el Porfiriato en México.
Y fue el mismo Rivera quien pintó al personaje, ataviado con un elegante vestido y estola en forma de serpiente, en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. La obra fue pintada en 1947, algunas décadas después que Posada falleciera en total anonimato (el 20 de enero de 1913).
Y es que, según escribió el historiador Agustín Sánchez González en un artículo para la revista Relatos e Historias en México, el deceso de Posada “pareció no importar a nadie. El cadáver de don Lupe, cuya acta de defunción señaló alcoholismo como causal, salió de una vecindad marginal de Tepito con rumbo a las tumbas de sexta clase, las únicas gratuitas del panteón de Dolores. Ahí permaneció sin que nadie reclamara sus restos, quedando en el olvido en una fosa común, junto a decenas de calaveras del montón que, como él, fueron olvidadas”.
Una ironía para el hombre cuyos dibujos circulaban por miles en la Ciudad de México en las hojas volantes que acompañaban las noticias más impactantes de la nota roja. La misma ironía detrás del hecho de que “La Garbancera” circulara impresa hasta 11 meses después del funeral de Posada. Fue su obra póstuma, la que lo consagró.
El artista ahora es reconocido gracias a su labor creativa y su “Catrina” es famosa en todo el mundo, principalmente asociada al Día de Muertos en México. No fue la única calavera que dibujó, pues dentro de su acervo son numerosos los dibujos empleando los personajes de calaveras para burlarse de ciertos tipos característicos de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
De la mano de Posada surgió también una ilustración de aquel suceso de “Los 41” que escandalizó a la sociedad porfiriana. La madrugrada del 18 de noviembre de 1901 la policía irrumpió en una fiesta privada que se realizaba en una calle de lo que hoy es la actual colonia Tabacalera de la capital mexicana.
En aquella reunión había 42 hombres, algunos vestidos como mujeres, que bailaban entre sí. El escándalo fue mayúsculo porque se trataba de integrantes de familias aristocráticas.. Posada usó su ingenio para plasmar aquel incidente y en sus dibujos, por supuesto, mostró a algunos hombres de bigote luciendo orgullosos sus vestidos mientras bailaban acompañados de otros sujetos.
Posada demostraba así la maestría que había adquirido desde muy joven, cuando decidió que su futuro estaba en el grabado y la ilustración. Ya desde pequeño mostró talento para el dibujo y rechazó seguir el oficio de panadero de su padre. Ingresó a la Academia Municipal de Dibujo en su natal Aguascalientes y a los 16 años entró al taller de Trinidad Pedroso para aprender grabado en madera y litografía.
El artista pasó de Aguascalientes a Guanajuato y finalmente terminó su carrera en la Ciudad de México, en donde prosperaron sus talleres de grabado.
José Guadalupe Posada trabajó como impresor, grabador e ilustrador. De su mente y sus manos surgieron dibujos que acompañaron miles de hojas volantes, su talento pudo verse también en 70 periódicos (como El Jicote y El Hijo del Ahuizote) y los 110 libros que componían la Biblioteca del Niño Mexicano.
Acerca de su vida, a principios de 1900 se publicaron pésames por la muerte de hijo Juan Sabino en El Chisme, El Diario del Hogar y El Popular, pero su nombre no apareció en la prensa en aquel enero de 1913, cuando el grabador mexicano falleció en la capital.
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