Los fabricantes mexicanos de autopartes que proveen a América del Norte esperan un año récord tras la aprobación en Estados Unidos de un nuevo acuerdo comercial que exige mayores insumos regionales, pero los armadores de vehículos enfrentan un momento difícil para adaptarse a los requisitos más estrictos.
Después de meses de roces, los legisladores estadounidenses ratificaron el jueves el Tratado entre Canadá, Estados Unidos y México (TMEC), un acuerdo negociado por presiones del presidente Donald Trump para reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994.
Un punto neurálgico del acuerdo, que se espera que el parlamento de Canadá apruebe en las próximas semanas, son las nuevas reglas para la industria automotriz que requerirán más insumos locales en automóviles para calificar para el comercio libre de aranceles dentro de América del Norte.
Durante los próximos cinco a siete años, los fabricantes de vehículos tendrán que aumentar gradualmente el valor de contenido regional. En el caso de los automóviles ligeros, deberán llegar al 75% desde el 62.5% actual.
Aunque esto incentiva la producción local de partes, también ejerce presión sobre los fabricantes de autos en México para que reorganicen las líneas de suministro durante la transición, justo cuando enfrentan una debilitada demanda local y global de autos a la que se sumaría una mayor competencia.
El grupo que representa a los productores de autopartes en México, INA, apuntó que tres armadoras automotrices chinas comenzarían a producir en el país en menos de un año como evidencia de que la ratificación del TMEC ayudará a generar nuevos negocios, y prevé que ello incidirá en un aumento de la producción del sector.
"Esta llegada de inversión extranjera china tanto de las armadoras como de las TIER 1 (proveedores de primer nivel) es muy importante porque es lo que va a ayudar al incremento de los números en cuanto a la producción de autopartes" en México, dijo Alberto Bustamante, director de comercio exterior de la INA.
TRABAJO INTENSO
La economía mexicana ha estado al borde de la recesión desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó el cargo el diciembre de 2018. Las ventas, la producción y la exportación de vehículos también han desacelerado y caído mientras la industria espera nuevos decrementos para este año.
En contraste, el sector de autopartes, que incluye a firmas como Rassini y Nemak, con sede en México, y varios proveedores extranjeros como Goodyear y Pirelli, creció un 2.2% el año pasado. La INA estimó que superarán los 102,000 millones de dólares en ventas por primera vez en 2020, tras facturar casi 99,000 millones de dólares en 2019, según Bustamante.
En un intento por frenar la migración de la industria automotriz a México, cuyos costos de producción suelen ser menores, el 40% de un vehículo ligero y el 45% de una camioneta deben provenir bajo el TMEC de áreas de "salarios altos" que paguen a los trabajadores al menos 16 dólares por hora, es decir, de Estados Unidos y Canadá.
Los fabricantes también deberán adaptarse a nuevas normas sobre el uso de acero y aluminio en América del Norte.
"Será necesario un trabajo intenso con nuestros proveedores para cumplir las nuevas reglas, especialmente requisitos en acero y aluminio y de valor de contenido laboral", dijo el presidente de la asociación mexicana de la industria de vehículos pesados, ANPACT, Miguel Elizalde, y admitió que tampoco están exentos a la menor demanda.
El exjefe negociador del TMEC para México, Kenneth Smith, indicó que algunos cambios hechos en el protocolo modificatorio suscrito en diciembre no le sirven a ninguno de los socios del acuerdo. "A fin de cuentas, al sector automotor se le van a encarecer los aceros especializados", dijo a Reuters.
No obstante, el hecho de que Estados Unidos haya respaldado el nuevo acuerdo es “una buena noticia”, según Smith, porque le da “mayor certidumbre a los inversionistas y exportadores”. (Editado por Dave Graham, editado por Gabriela Donoso).
MÁS SOBRE OTROS TEMAS: