Fue el miércoles 8 de enero cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador usó la frase “enfermos de sida” durante su ya tradicional conferencia de prensa matutina. Ese día, el mandatario habló sobre la operación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y sobre el desabasto de medicamentos en el país, fomentado por supuestos monopolios.
“Ha habido campañas para hablar de desabasto, de falta de medicamentos para niños con cáncer, enfermos de sida, todo eso. Bueno tuvimos que comprar medicamentos en el extranjero”, señaló el tabasqueño.
La afirmación fue cuestionada por la ciudadanía, quienes señalaron que el concepto empleado no era apropiado para referirse a las personas que viven con el virus. Aquí las razones.
VIH y Sida son conceptos diferentes
Lo primero que hay que aclarar es que, aunque son términos relaciones, no son lo mismo. El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un virus que afecta al sistema de defensas del organismo, llamado sistema inmunológico. Una vez debilitado por el VIH, el sistema de defensas permite la aparición de enfermedades. Esta etapa avanzada de la infección por VIH es la que se denomina Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (sida).
Esto significa que el sida es un conjunto de síntomas que aparece por una insuficiencia del sistema inmune causado por un virus que se transmite de persona a persona. Esta misma razón es la que ocasiona que no toda persona que tenga VIH padezca sida, pero si a la inversa. Además, una persona con VIH no necesariamente desarrolla síntomas o alguna enfermedad, pero puede transmitir el virus.
Al respecto, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH y el sida (ONUSIDA) señala que se tiene que evitar, siempre que sea posible, la expresión “VIH/sida”, ya que genera confusión entre ambos términos.
“La mayoría de las personas que viven con el VIH no padecen sida. La expresión «prevención del VIH/sida» es incluso menos aceptable, ya que la prevención del VIH implica un uso correcto y coherente del preservativo, el uso de equipo de inyección esterilizado, cambios en las normas sociales, etc., mientras que la prevención del sida hace referencia al cotrimoxazol, buenos hábitos de nutrición, profilaxis con isoniacida, etc.”, señala la organización.
ONUSIDA agrega que, dado que el sida es un síndrome clínico, es incorrecto referirse al virus como «el virus del sida». El VIH es lo que en definitiva causa el sida. Por eso, al referirse al virus, se debe usar la primera vez la terminología completa y seguidamenteVIH; evitando el término “virus del VIH” o “virus VIH”, pues es como decir lo mismo dos veces.
Hablando específicamente del uso de la frase en relación al tratamiento médico, los organismos internacionales coinciden en qué el mejor término es VIH. En consecuencia, si Andrés Manuel López Obrador debió referirse al desabasto de medicamentos contra el VIH. Incluso el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) en México se refiere a los pacientes como “personas que viven con el VIH o sida”, no como pacientes con VIH o sida.
Por su parte, ONUSIDA recalca que “paciente de sida”, “víctima del sida” o “enfermo de sida”, son frases erróneas que la población debe evitar en todo momento. Las palabras “víctima” y “enfermo” evocan un sentimiento negativo que implica que el individuo ya no ejerce ningún tipo de control sobre su vida, mientras que “paciente” solamente debe utilizarse en el contexto de un establecimiento clínico. En ese caso, se recomienda además decir “paciente con enfermedad relacionada con el VIH”, ya que este término cubre todo el espectro de los cuadros clínicos asociados al virus.
Palabras asociadas a la discriminación
La importancia del mensaje dado por el mandatario mexicano se relaciona con prácticas discriminatorias. La propia Organización de las Naciones Unidas enfatiza al respecto que el lenguaje determina creencias e influye sobre el comportamiento. Por eso, “el uso de un lenguaje apropiado tiene el poder de fortalecer la respuesta” ante esta enfermedad.
Vivir con VIH en México todavía suele ser motivo de discriminación para los pacientes debido a los prejuicios sobre su actividad sexual y la poca información de cómo se contagia este padecimiento. Además del estigma y la discriminación, las personas que viven con el virus deben enfrentarse a un sistema de salud poco amigable para dar seguimiento al tratamiento.
La frase del mandatario es en consecuencia, no solo de forma sino de fondo, un acto poco considerado hacia esta parte de la población, pues se sabe que en el país el sistema de salud presenta problemas para ayudar a quienes tienen enfermedades que deben tratarse de por vida.
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