Era el 13 de mayo de 1942 cuando el mar frente a las costas de Florida se estremeció después de que un torpedo alemán impactó en el buque petrolero mexicano “Potrero del Llano”. La enorme embarcación desapareció de las profundidades del Golfo de México, llevándose consigo a 13 integrantes de la tripulación. Seis días después, otro proyectil alemán arrasó con otro barco petrolero nacional, “Faja de Oro”, cobrando la vida de nueve .
Estos acontecimientos hicieron que México, nación que siempre se ha declarado neutral en las guerras, decidiera enviar soldados a participar en la Segunda Guerra Mundial. Fue así como el 28 de mayo de 1942 el país declaró por primera vez en su historia la Guerra.
“El más grave de los deberes que incumbe a un jefe de Estado: el de someter a la representación nacional la necesidad de acudir al último de los recursos de que dispone un pueblo…ninguna consideración detuvo a los agresores. Ni la neutralidad del país al que la nave pertenecía, ni que ésta llevase todos los signos externos de su nacionalidad, ni la humanidad de los que viajaban ahí dentro", dijo el entonces presidente Manuel Ávila Camacho. El enemigo fue el Eje conformado por Alemania, Italia y Japón.
México participaría al lado de los Estados Unidos con una unidad expedicionaria que ayudaría a los aliados en la zona de las Filipinas, haciendo sobrevuelos de observación y posicionamiento del enemigo para que los estadounidenses lograran internarse en la selva filipina y desterraran a los japoneses.
Fue hasta el 8 de mayo de 1944 cuando México anunció que soldados nacionales serían llevados a distintos frentes de batalla en julio de ese año. Así fue como nació la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM), mejor conocida como Escuadrón 201.
El grupo estaba conformado por al menos 300 hombres, integrado por elementos al servicio del Ejército, jóvenes recién egresados de colegios militares y 62 civiles que se alistaron como voluntarios y que provenían de la Fábrica de Materiales de Guerra.
Bajo su nombre de combate “Águilas Aztecas”, los mexicanos fueron despedidos del país con flores, abrazos y palabras de aliento. Y tras ser entrenados por Estados Unidos, los 30 mejores pilotos se unieron al grupo número 58 de la Fuerza Aérea estadounidense, a cargo del general Douglas MacArthur en el Pacífico. A ellos se sumaron 268 integrantes del personal de tierra.
Fue en abril de 1945 cuando el Escuadrón 201 llegó por fin a tierras filipinas con el objetivo de combatir a las tropas japonesas. De Acuerdo con archivos del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), el equipo realizó 96 misiones en compañía de los Aliados de la Segunda Guerra Mundial; lanzó 252 bombas de propósito general y voló 1,966 horas en zonas de combate.
La participación del escuadrón mexicano fue de 7 meses, tiempo en el que no solo pelearon contra la legendaria fuerza del Sol Naciente, sino que también se enfrentaron a los prejuicios de algunos militares estadounidenses.
Finalmente, tras la rendición del ejército japonés en septiembre de 1945, el Escuadrón 201 regresó a México, donde Ávila Camacho los recibió con todos los honores y el reconocimiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y Filipinas. Fue el 18 de noviembre cuando una multitud los recibió en la capital del país.
Décadas después, por decreto presidencial se fijó el 2 de mayo como fecha en la que se conmemora a quienes murieron en la guerra: cinco soldados en combate, uno por enfermedad y cuatro durante el entrenamiento en Estados Unidos.
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