Han pasado más de dos años de aquel trágico 19 de septiembre de 2017, cuando a las 13:14 horas un terremoto de magnitud 7.1 en la escala de richter, con epicentro en Axochiapan, Morelos, sacudió el Área Metropolitana, cobrando la vida de 369 personas y dañando más de 40 mil inmuebles.
Sin embargo, no todo fue pérdida tras los acontecimientos, también trajo un importante descubrimiento arqueológico: vestigios de un nuevo templo dedicado a Tláloc -dios de la lluvia de los antiguos mexicas- dentro de la Pirámide de Teopanzolco, ubicada en Cuernavaca, Morelos; una estructura perteneciente a la cultura tlahuica que se desarrolló en la zona y tuvo relación con los aztecas.
El 11 de julio de 2018, Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informaron que, el hallazgo se registró luego de que el sismo del 19-S afectó a la pirámide, provocando su inclinación y afectando su estabilidad.
Tras percatarse del daño, los arqueólogos realizaron trabajos de reforzamiento del núcleo piramidal, al que el sismo hundió más de 30 centímetros, encontrando muros recubiertos de estuco, una banqueta y restos de una pilastra. Descendieron al interior, a una distancia de metro y medio fue donde comenzaron a hacerse estos descubrimientos.
“A pesar de lo que significó el sismo, hay que agradecer que por este fenómeno natural apareció esta importante estructura que cambia la datación del sitio arqueológico”, declaró entonces Isabel Campos, delegada del INAH, en Morelos.
Por las fotografías y descripciones reportadas por el INAH, se calculó que esta estructura data del año 1150 de nuestra era, con lo que la historia cronológica de la pirámide de Teopanzolco, de unos 16 metros de altura, se recorre 240 años hacia atrás. Lo que confirmó que fue la cultura tlahuica la que influyó arquitectónicamente a los mexicas para construir el Templo Mayor en la gran Tenochtitlan, y no viceversa.
De acuerdo con los expertos del INAH, el templo descubierto habría tenido un tamaño aproximado de seis metros de largo por cuatro de ancho, con la escalinata de acceso del lado oeste, justo donde se localiza la escalinata que actualmente es visible y forma parte de la pirámide.
También se hallaron restos cerámicos y de un incensario con motivos tlahuicas, además de una importante cantidad de carbón que podría ser tanto de la actividad ritual que hubo en el adoratorio, como de la posible destrucción del mismo para dar paso a la siguiente etapa constructiva; o incluso, de restos de algún desastre acontecido en el lugar.
Pero fue la arqueóloga Bárbara Konieczna quien manifestó que el templo pudo estar dedicado al dios Tláloc y que “posiblemente, del lado derecho están los restos de otro templo dedicado a Huitzilopochtli”.
El acceso al templo es el mismo que conduce a la parte superior de la estructura conocida: la escalinata que se aprecia actualmente sólo fue ampliada cuando se construyeron los nuevos templos de Tláloc y Huitzilopochtli; el frente de ambos adoratorios, el recién descubierto y el expuesto, está orientado hacia el oeste.
En el estado Morelos existen ocho zonas arqueológicas: la de Teopanzolco, descubierta hace casi 100 años; Xochicalco, Chalcatzingo, Coatetelco, Las Pilas, Tepoztlán, Olintepec y Yautepec.
Palacio de Kulubá, el más reciente hallazgo arqueológico
Apenas en diciembre de 2019, el INAH informó el descubrimiento de un palacio de más de 1,000 años de antigüedad que habría sido usado por la élite maya, en la importante zona arqueológica Kulubá, en Yucatán.
Los vestigios materiales de la “voluminosa construcción” abarcan 55 metros de largo por 15 de ancho y seis de altura y apuntan a dos fases de ocupación: entre 600-900 después de Cristo (d.C) y 850-1050 d.C, explicó el Instituto en un comunicado.
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