A las afueras del Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural más importante de México, tres chicas se reúnen todos los fines de semana alrededor de un balón de fútbol. Ellas no dan pases ni lo patean, sino que lo controlan, lo atan a sus cuerpos con un hilo invisible y realizan florituras con él. Muestran la impresionante elasticidad de sus músculos, su coordinación y su habilidad mental. Con la pelota dibujan trazos y secuencias hipnóticas; lo que ellas hacen, podría considerarse un arte.
Para Fernanda Méndez y María Fernanda Castillo (23 y 21 años, respectivamente), esta disciplina representa una de las cosas más importantes en su vida, se ha convertido en una prioridad sobre otros ámbitos de la misma. Ambas estudian una licenciatura —Fernanda en la modalidad en línea para tener más tiempo de entrenamiento—, pero el freestyle es fundamental en su día a día, platican en entrevista con Infobae México mientras se preparan para su rutina.
“Para comenzar en el freestyle, lo primero que debes saber es dominar el balón, es lo fundamental”, mencionan ambas. Si bien la frase puede ser laxa y deja espacio a diversos cuestionamientos, ésta queda demostrada al comienzo de cada espectáculo, cuando ellas lanzan el balón al aire y, antes de caer al suelo, es interceptado por un empeine y después por el otro. Bastan algunos toques para establecer una conexión entre persona y balón. Después de eso, el show inicia.
Fernanda comenzó con esta disciplina hace seis años, mientras que María empezó hace cinco. El interés de ambas surgió a raíz de los videos que veían en internet de otros jóvenes realizando malabares con la pelota y de inmediato buscaron a otras personas con quienes pudieran practicar. Ellas dos, junto a Karla Peña, quien se les unirá después esta tarde, entrenan entre dos y tres horas seis días a la semana para perfeccionar cada uno de sus movimientos.
Ya sea paradas, sentadas, con los pies, con la cabeza, con los hombros o incluso con las espinillas; de todas las maneras posibles pueden hacer trucos, mismos que se basan en la memoria de unos músculos habituados a esta peculiar clase de esfuerzos. Las maromas con el balón van desde la vuelta al mundo, que consiste en darle una vuelta al balón mientras está suspendido, hasta hacer rodar la esférica en el aire con las suelas de los zapatos.
Cabe mencionar que la dificultad se incrementa si se tiene en cuenta la presión del tiempo, pues todas las rutinas de quienes se entrenan para torneos deben tener determinada duración, la cual no suele ser mayor a los tres minutos.
“El freestyle es un deporte que te ayuda a desarrollar tus capacidades físicas y mentales. Conforme vas intentando nuevas cosas, despliegas distintas habilidades”, platica Fernanda, quien ha participado en importantes competiciones internacionales. “Para practicarlo se necesita de coordinación y debes tener completamente dominados los toques del balón con todas las partes del cuerpo”, comenta con la naturalidad de quien puede realizar esos malabares sin aparente esfuerzo.
Para ella, dar la apariencia de tener la bola atada a sus extremidades se basa en una relación de fuerza y equilibrio: “Cualquiera puede hacerlo, pero es mucha práctica y dedicación. Debes encontrar el toque del balón, la fuerza necesaria que debes ejercer y un timing en los trucos. Cuando lo hallas, comienzas a desarrollar más cosas”.
Al hablar de lo que significa para ella el freestyle, María reflexiona un poco. Tarda unos segundos en contestar. Desde su experiencia, esta disciplina deportivo-artística se ha convertido en una forma de vida, pero también en una manera de descubrirse a sí misma: “Me di cuenta de muchas cosas sobre mí, cosas que no sabía que podía hacer, algo como habilidades ocultas”.
Durante todo ese proceso, quien se ha convertido en un cómplice de descubrimientos ha sido la pelota: “Sin el balón no seríamos lo que ahora somos. Literal, por el balón me di cuenta de muchas cosas. Gracias a él te das cuenta de los avances que tienes. Es todo y trato de llevarlo a todos lados”, cuenta María sosteniendo la esférica entre su abdomen y el brazo derecho.
En el caso de Fernanda, además de ser una de sus más grandes pasiones, también le representa una oportunidad de ser mejor, de superarse cada día y de viajar a otros países del mundo para mostrar sus habilidades. En el 2018, por ejemplo, se posicionó entre las mejores ocho freestylers a nivel mundial en el Red Bull Street Style y para el siguiente año obtuvo la misma posición en el torneo Super Ball.
Propósito de Año Nuevo: ir al Mundial de Praga
En la calle Angela Peralta, entre la Alameda Central y el Palacio de Bellas Artes, miles de personas caminan cada hora y en ese pasillo, varios tipos de espectáculos congregan a una gran cantidad de gente. Por un lado, una multitud ríe a carcajadas con payasos callejeros, en otra zona, algunos escuchan rimas que se lanzan jóvenes en cruentas batallas de rap, pero quienes se detienen a ver a estas tres jóvenes dominar el balón se mantienen en silencio. Algunos no dan crédito de sus habilidades, mientras otros se muestran fascinados.
Unos graban con sus celulares, los niños no despegan la vista del balón que salta de un lado a otro contento y de los pies que se convierten en cómplices de los malabares. Al final, todos los que se arremolinan alrededor de estas talentosas jóvenes ofrecen un caluroso aplauso. Sin embargo, aunque reconocen que se siente bien recibir el reconocimiento de la gente, su principal objetivo en ese lugar es obtener dinero para viajar y participar en el torneo Super Ball 2020, que se llevará a cabo en Praga, República Checa.
Al llegar, dejan sus mochilas al lado de un poste de luz, calientan los músculos y la gente se da cuenta de que el acto va a comenzar cuando alguna de las tres deja una caja rosa sobre el suelo y encienden la bocina que ambienta su rutina. Al ritmo de reggeatón realizan proezas donde la elasticidad del hule del balón se combina con la de sus piernas.
Durante varios minutos cada una lleva a cabo sus movimientos, mientras otra sostiene un cartel naranja con letras negras en donde se puede leer: “Apóyanos para asistir al torneo mundial Super Ball 2020, en Praga”. Después, al tiempo que la secuencia está cerca de llegar al final, una toma la caja y recorre el perímetro para que quienes se detuvieron a mirar no den sólo un aplauso, sino también contribuyan con monedas.
La relevancia del campeonato Super Ball a nivel mundial en el panorama de esta disciplina es mucha, ya que se trata de una de las competiciones de fútbol freestyle más prestigiosas a nivel internacional. Se destaca sobre otros torneos de la especialidad, pues en él participan más de 300 freestylers, quienes llegan a Praga desde más de 50 latitudes diferentes.
Asimismo, explica Fernanda, en esos lugares es posible notar importantes diferencias entre cómo se practica el deporte en México y en otros países: “El nivel es mucho más alto, la mentalidad también es distinta. Por otra parte, en México, el estilo es tradicional y en países europeos destacan por ser creativos. Además, la forma de evaluar es más estricta”, lo cual al final les beneficia pues les permite crecer.
Otro punto que resulta atractivo para ellas de los torneos internacionales es la numerosa y constante participación de las mujeres, un aspecto que no suele ser tan común en México, un país donde puede ser fácil destacar, pero la razón de eso es que hay una menor cantidad de participantes en la categoría femenil.
En este sentido, la falta de competitividad también es un obstáculo. “Muchas veces, al ser pocas, no se abre la categoría femenil y eso, para algunas chicas que están comenzando, resulta desmotivante, porque ellas están tratando de involucrarse, pero no se les toma en cuenta en ciertas ocasiones”, problematiza Fernanda.
A lo largo de su carrera, ella también se ha encontrado con algunas dificultades relacionadas con el género para practicar el deporte. En una ocasión, por ejemplo, no le permitieron asistir a un espectáculo por motivos religiosos y si bien dicen que no reciben comentarios soeces por parte del público que se junta alrededor de ellas para verlas, en el momento en que posaban para una fotografía a Infobae México, un sujeto pasó a su lado y se les insinuó sexualmente. Su reacción fue no hacerle ningún tipo de caso.
Más bien, las respuestas que les importan son las de niñas que recorren el Centro Histórico. Una de las cosas más significativas para María es que las pequeñas se queden viendo su habilidad con el balón y hagan notar su entusiasmo a sus familiares, pues eso puede aportar a que más mujeres se interesen por esta disciplina.
En un video que Fernanda publicó en su perfil de Facebook se le puede ver en el patio central de una escuela secundaria mientras los adolescentes la miran atentos. Su rutina la inicia de pie, pero después de unos segundos hace un par de trucos y comienza a dominar el balón en el suelo, lo cual provoca el entusiasmo y los gritos de sorpresa por parte de los espectadores.
De esa multitud, la mayoría se puede notar maravillada. Seguro movió algunas fibras, así como el interés de más personas por practicar el deporte, el cual es uno de los objetivos más importantes de estas tres artistas del balón: “Me incentiva a mejorar”, dice Fernanda con la misma decisión con la que da toques al esférico, “demostrar que no es un deporte exclusivamente de hombres y motivar a que otras chicas lo practiquen”.
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