Petróleos Mexicanos originalmente se involucró en la Estrategia Programática del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) al proyectar como objetivo de 2019 la perforación de 62 pozos exploratorios y al desarrollo de 292 , de los que sólo ha cumplido con 20 pozos exploratorios y con el desarrollo de 186, es decir un equivalente al 64% de sus planes.
Sin embargo, en materia de compromiso y de rendimiento,
está por debajo de la meta en un 65% en comparación con el año anterior. Si se hace un desglose del desempeño que lleva conforme a lo prometido con la Estrategia Programática del PEF:
Conforme a sus reportes, de los 20 pozos exploratorios que ha puesto en marcha, 10 de ellos se encuentran en aguas someras del Golfo de México, nueve en tierra, dentro de sus asignaciones y sólo uno en aguas profundas en un área contractual.
Con base en la Ley de Hidrocarburos, por área contractual se entiende la superficie y profundidad determinadas por la Secretaría de Energía, así como por las formaciones geológicas contenidas en la proyección vertical de dicha superficie para dicha profundidad en las que se realiza la exploración y la extracción de hidrocarburos a través de la celebración de contratos para este fin.
Fue a finales de agosto de 2019 que Pemex puso a consulta el modelo propuesto por la llamada Cuarta Transformación a fin de que la iniciativa privada entrara al negocio petrolero.
Dentro de dicho proceso, el propósito era recibir e incorporar diversas opiniones para fortalecer el modelo de referencia sobre los Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE), cuya figura principal con la petrolera es la de prever la participación de la iniciativa privada.
Justo bajo esta figura la la empresa productiva del Estado planeó y se definió como el operador del área contractual a fin de no perder la titularidad de la asignación. Los CSIEE son un modelo que que ya fue empleado por Pemex, incluso antes de la reforma energética de Peña Nieto, en zonas como la Cuenca de Burgos.
La administración que preside actualmente Andrés Manuel López Obrador actualizó este modelo a fin de usarlo en 40 contratos de 2020 a 2024. A través de este modelo empresas privadas pueden prestar a Pemex Exploración y Producción (PEP) servicios de exploración, desarrollo y producción de hidrocarburos.
Lo anterior incluye la perforación y terminación de pozos, construcción de infraestructura de producción y transporte, entre otras actividades. Por ello, Pemex ofrece a los prestadores de servicios una remuneración en efectivo equiparable a una tarifa de barril de crudo o millar de pies cúbicos de gas a disponibilidad de flujo de efectivo disponible, en dólares americanos.
Ello define que el gas o crudo que se produzca en el área contractual continuará siendo propiedad de la empresa estatal mexicana, por lo que ésta se encarga de su comercialización; en tanto que todas las instalaciones, equipos y materiales adquiridos y utilizados durante la vigencia del contrato para la prestación de servicios serán propiedad de Petróleos Mexicanos.
Aún así, sólo cuentan con un pozo bajo esa modalidad a razón que le fue adjudicada a la empresa productiva del Estado en las rondas petroleras de la administración de Peña. Sobre el tema de perforaciones para el desarrollo y producción de hidrocarburos, se observó un avance gracias en mayor parte a que la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) aprobó la mayoría de sus planes aplicables a 20 campos nuevos.
Como consecuencia, en noviembre se contabilizó la perforación de un total de 186 pozos en desarrollo, de los cuales 145 se ubicaron en tierra y 41 en aguas someras mexicanas, mismas que son las aguas marinas entre la línea de la costa y la isobata de 500 metros.
La isobata es una curva que se utiliza en la representación cartográfica de los puntos de igual profundidad en el océano y en el mar, así como en lagos de grandes dimensiones.
A pesar de ello, las perforaciones y la producción de estos campos se multiplicarán por lo menos por cinco el siguiente año, debido a que comenzará el desarrollo masivo de los nuevos campos de desarrollo. Aunque para arrancar dichos proyectos se requiere de una fuerte inversión y, al momento, no se ha definido de dónde provendrán los recursos.
El problema de Pemex es que sigue siendo una empresa muy endeudada, encima que tiene muchos gastos y que no puede comprometerse a deber más, pues siempre se enfrenta el tema de las bajas calificaciones como la que obtuvo de Fitch Rankings en junio de 2019, fecha en la que quedó en grado especulativo, el equivalente a “bonos basura”.
Hasta noviembre de 2019 Petróleos Mexicanos arrancó su producción con sólo dos de los 20 campos que definió como prioritarios; esos 20 campos fueron anunciados en el plan nacional de hidrocarburos, en los cuales la empresa productiva del Estado basaba su pronóstico de lograr una producción de un millón 800 mil barriles al concluir el 2019.
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