Durante el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tres proyectos de infraestructura fueron impulsados a pesar de las críticas: el Aeropuerto de Santa Lucía como sustitución al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), la refinería Dos Bocas en Tabasco y el Tren Maya.
Las voces que se pronunciaron en contra fueron, principalmente, expertos en medio ambiente y arqueología. Sin embargo, ninguna de las opiniones y hallazgos ha tenido el suficiente peso para echar atrás los proyectos.
Santa Lucía
El Aeropuerto de Santa Lucía, uno de los proyectos estandarte más polémicos del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pareció dar un giro en noviembre de este año, cuando en el sitio en el que se construye fueron encontrados los huesos de dos mamuts.
Uno de los esqueletos se encontraba en donde estará la Torre de Control, y otro en donde se planean colocar las pistas. Por lo que de inmediato se contactó a expertos para saber qué hacer con los restos.
“La Torre de Control tiene una cimentación de hasta cuatro metros y justo en el perímetro es que se encontró uno de estos vestigios. Entonces se le solicitó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ‘aguántenos, ya no hagan más excavaciones’. Entramos a hacer las excavaciones con técnicas, con métodos arqueológicos, que son mucho más delicados”, dijo Salvador Pulido, director de Salvamento del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Antes, ya se habían encontrado 824 huesos de este animal que vivió en la zona hace por lo menos 1.400 años 10 kilómetros de la Base Militar, en Tultepec. Por lo que arqueólogos prevén que en la zona haya más. Sin embargo, las autoridades no detuvieron la construcción del aeropuerto, debido a que no cumplen requisitos para hacerlo, informó Pulido. Así que es poco probable que se llegue a saber de manera exacta cuántos huesos hay enterrados.
Tampoco se tiene certeza de cuáles serán las estrategias para preservar los esqueletos.
Tren Maya
Otro de los proyectos que ha sido blanco de críticas es el Tren Maya, un ferrocarril que tendrá un recorrido de 1,500 kilómetros. Sobre este, no sólo ha sido cuestionado el beneficio real que tendrá con las comunidades aledañas, sino también el impacto que tendrá en el medio ambiente.
Un grupo de más de 100 investigadores y académicos de la Península de Yucatán, estado en el que se construirá gran parte del tren, enviaron en diciembre del 2018 una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador para advertirle los posibles daños que podría haber a la ecología con la construcción.
Los expertos mencionaron que la operación del vehículo puede tener un impacto en las zonas de captación del agua en el Noreste de la península, cerca de Valadolid, y al sureste, en la reserva de Calakmul “Estas zonas deben salvaguardarse de tener mayor deforestación y un exceso de extracción de agua del manto freático".
También mencionaron que se debe conservar la reserva de la biosfera de Calakmul, segunda reserva de selva tropical más grande de América: “Este sitio es altamente diverso. Engloba hasta ocho tipos de vegetación, 94 especies de mamíferos silvestres y más de 400 especies de aves en sus 4,171 km cuadrados”, escribieron.
Sin embargo, un año después de la carta, el proyecto sigue en pie. Las primeras licitaciones para su construcción serán en enero, y se planea que todo esté terminado en 2024.
Refinería Dos Bocas
Se planea construir en Tabasco con Petróleos Mexicanos (Pemex) para aumentar la producción de gasolina y diésel en el país con 340 mil barriles por día. El proyecto arrancó en marzo del 2019, pero las opiniones en su contra continúan.
Uno de los primeros organismos en rechazar su construcción fue la Organización para la Cooperación de Desarrollo Económico (OCDE). “Apostar por los combustibles fósiles es ir en contra del planeta, de la vida, de la salud de nuestros ciudadanos, y podríamos decir, de la evidencia y de la historia”, afirmó José Ángel Gurría, secretario del organismo.
Esta postura fue respaldada por el estudio de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que indicó que la construcción de Dos Bocas podría tener severos efectos en la calidad del agua de Tabasco. “Dentro de los impactos se identificaron: modificación de las escorrentías que conducen aguas pluviales; alteración de la calidad del agua pluvial que se infiltra al subsuelo y en el consumo de agua”, dictó el estudio consultado por El Financiero.
También el aire podría ser contaminado por emisión de partículas durante la operación de la planta. “La evaluación de la etapa que presentó la mayor afectación, es la etapa de preparación del sitio; sin embargo, las actividades involucradas son de corta duración y están en función de la duración de la etapa, es decir, en la mayoría de los casos, los efectos adversos de las actividades cesarán una vez que esta etapa quede concluida”, se lee en el informe.
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