Arturo Morales de Paz, un ingeniero aeronáutico mexicano, murió apuñalado en su vehículo el miércoles 18 de diciembre en Quebéc, Canadá, a unas cuantas horas de tomar un avión que lo regresaría a México para pasar las fiestas navideñas con su familia.
Según medios canadienses, el joven de 33 años, originario de Miahuatlán, Oaxaca, fue herido de al menos cuatro puñaladas en el estacionamiento de un supermercado en la localidad de Rosemére, mientras se encontraba a bordo de su auto Mazda, en donde alrededor de las 20:30 horas fue encontrado ensangrentado. Y aunque fue trasladado de urgencia a un hospital, Morales de Paz murió a consecuencia de las heridas.
A falta de elementos que permitan esclarecer el crimen, las autoridades de Quebéc pidieron a través de un tuit, fechado el 20 de diciembre, “cualquier información” que ayude a la investigación.
Arturo Morales de Paz estudió la carrera de ingeniería aeronáutica en el ESIME Ticomán, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y había obtenido desde hace tres años un empleo en Montreal, Canadá, en la empresa ensambladora de aviones ejecutivos Airbus; antes trabajó en Querétaro para Bombardier.
En su cuenta de Twitter, Arturo se describía como una persona con “gusto por el deporte, naturaleza, literatura y cosas sencillas, pero relevantes de la vida”, mientras en Instagram compartía fotografías de sus viajes y aventuras por los bosques canadienses.
“No sé las causas, pero estamos desconcertados porque era una persona ejemplar”, dijo Roberto Morales de Paz, uno de sus hermanos, en declaraciones al diario Le Journal de Montréal. “Teníamos comunicación constante y él nunca se comportó de manera extraña”, añadió.
“Estamos devastados, no sabemos nada y exigimos justicia por este crimen”, dijo al mismo medio Margarito, otro de los hermanos de Arturo.
También solicitan la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y del gobierno canadiense para que se agilicen las investigaciones y se capture a los responsables del homicidio.
Además, piden la colaboración de las autoridades para repatriar el cuerpo de su hermano, ya que debido a la temporada vacacional no ha sido posible completar los trámites necesarios para que Arturo regrese a Oaxaca, su estado natal.
De acuerdo con los primeros informes de las autoridades canadienses, durante los tres años que Arturo Morales de Paz vivió en Canadá no tuvo relación con el crimen organizado, por lo que continúan las indagatorias para esclarecer el asesinato.
Por su parte, Marcella Cortellazzi, jefa de comunicaciones de Airbus, ofreció su apoyo a la familia de Arturo, y señaló que están “apoyando completamente la investigación”.
En febrero pasado, las autoridades canadienses anunciaron la liberación de 43 ciudadanos mexicanos que eran víctimas de esclavitud en hoteles de Ontario. Eran obligados a realizar trabajos de limpieza en esos establecimiento y a pagar “cuotas” a los coyotes que los habían trasladado a esa ciudad. También vivían y trabajaban en condiciones infrahumanas.
La policía de Ontario detalló que desde hacía varios meses se estaban investigando algunos reportes alertando sobre posible explotación laboral. Señaló que en ocasiones las víctimas se quedaban con apenas 50 dólares canadienses al mes después de pagar cuotas a sus patrones.
Kimberly Greengood, directora de la policía de Berri, ciudad al sureste de Ontario, dijo que era la primera vez que se descubría en la región una red de tráfico humano con fines de esclavitud de este tamaño, lo que calificó como “perturbador”.
Mientras que Rick Barnum, comisionado de la Policía Provincial de Ontario, aseguró que una empresa de limpieza dirigida por dos personas era la responsable de mantener en condiciones infrahumanas a los 43 mexicanos a los que obligaba a trabajar en un hotel y en varios centros vacacionales.
Las víctimas de esclavitud moderna fueron alojadas en diferentes puntos y ahora todas tienen trabajos legales en Canadá.
“Anoche dormí siendo un esclavo y hoy desperté como un hombre libre”, dijo una de las víctimas a Barnum un día después de ser liberado, según relató el jefe policíaco. Todos los rescatados son mexicanos, en su mayoría hombres, y sus edades fluctúan entre los 20 y los 44 años.
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