El centro de Huixquilucan es una apacible comunidad de gente trabajadora, Martha Patricia Nava vivía ahí, frente a un riachuelo, donde cada mañana salía a trabajar para seguir pagando la escuela. Ya había estudiado derecho e iba en su segunda carrera, criminología. Le prometió a su madre comprar una casa para ambas, pero ese futuro prometedor fue violentamente arrebatado por Óscar García Guzmán.
Este individuo conocía a su familia, su madre rentaba una casa cerca, por lo que había visto a Paty en varias ocasiones, es probable que la haya seguido varias veces hasta que la secuestró.
“Ya la seguían, era una camioneta negra, ella la vio varias veces, y hasta me dijo que tenía miedo, incluso le tomó foto a las placas, pero andaba muy apurada con la escuela y el trabajo y nunca nos las dio”, relató la madre de Paty a Infobae México.
Una semana antes de su desaparición, su mamá señaló que la joven estudiante de 25 años algo presentía: “Ella estaba triste, enojada, lo que pienso es que este tipo ya la tenía amenazada, tal vez le dijo que si no le hacía caso, él nos iba a hacer algo. Recibía llamadas muy tarde, entre una y dos de la madrugada”.
Paty no los quiso preocupar, pero tampoco podía saber que este sujeto ya había asesinado al menos a tres personas, incluido a su propio padre. Es manipulador y violento, analizó la psicóloga Feggy Ostrosky.
El 9 de febrero de este año alrededor de las 16 horas, le dijo a su madre que volvía en breve, que no se iba a tardar, pero ya no regresó.
“Vecinos nos dijeron que la vieron pasar y segundos después a una camioneta y dos motocicletas atrás, pero a ella ya no la vieron”, contó.
De inmediato se preocuparon porque ella nunca faltaba sin avisar, pero tres días después les llamó.
“El lunes y el martes todavía nos llegó a llamar pero estaba rara, me decía `mamita, te quiero mucho, te amo mucho, estoy bien, voy para Hidalgo´, pero era mentira, ella nunca salió de esa casa”, él la obligó a que dijera eso, nos dijo que luego nos llamaba pero ya no ocurrió”, dijo la madre de Paty.
Uno de sus hermanos mayores también logró hablar con ella pero señala que no se oía como normalmente, pudo haber estado drogada. En los mensajes de burla a las autoridades que Óscar lanzó, señalaba que las obligaba a tomar Rivotril (Clonazepam), un antidepresivo que sólo debe venderse con receta médica, que en dosis altas tiene efectos sedantes.
La familia acudió a la policía, les tomaron su declaración y les dijeron que investigarían. Ellos también lo hicieron por su cuenta ante la desesperación de no saber nada de su paradero. La familia logró dar con la última ubicación que el celular de Paty marcó: era la casa de la madre de Óscar, en Villa Santín.
Con esta valiosa información fueron con las autoridades, pero les dijeron que una orden de cateo iba a tardar varios días.
Dos familiares no podían esperar y se dirigieron a preguntar a esa casa si ella se encontraba ahí. Fueron recibidos por Óscar, quien agresivo, los amenazó con una navaja para que se fueran, dijo no saber nada y hasta llamó a la policía.
Los policías efectivamente acudieron, pero se llevaron a los familiares de Paty, y les levantaron un reporte de hechos por intento de allanamiento de morada, a pesar de explicar la situación los uniformados sólo cuestionaron al individuo, quien en un principio dijo no saber nada.
Posteriormente fue llamado declarar, lo atendió la licenciada Beatriz (según la versión de Óscar en sus mensajes), y dijo que sí conocía a Paty e inventó que ella había acudido a su casa para pedirle prestado dinero junto a un hombre en un carro rojo. Todo era mentira y lo hizo para confundir a las autoridades.
Días después, cuando finalmente llegó la orden de cateo, los ministeriales entraron y revisaron la casa, solo la casa, no el patio trasero donde estaban sus mascotas y donde había tierra revuelta y fresca, ahí recién había enterrado a Paty.
Como no vieron nada sospechoso se fueron, hasta que meses después volvieron a tener noticias de Óscar y de esa casa.
Gracias a Jessica y su familia se destapó el horror
A finales de octubre, el padre de Jessica Jaramillo acudió con las autoridades por la desaparición de la joven de 23 años (quien era madre de una bebé de 11 meses), había dicho que saldría con Óscar y ya no la volvieron a ver.
También esta familia logró determinar la última ubicación de Jessi y acudieron a la policía, señalaron que la habían visto incluso por la ventana, pero como con los familiares de Paty, les dijeron que esperaran, porque la orden de cateo tardaría varios días.
Óscar fue llamado a declarar y acudió de nuevo con la licenciada Beatriz (según determinó en sus mensajes Óscar) y le dijo que sí la conocía pero no sabía dónde estaba. Se fue de ahí como si nada y ya planeaba darse a la fuga.
La familia de Jessica se quedó cuatro días y cuatro noches esperando afuera de ese domicilio a que llegaran con la orden de cateo, cuando lo hicieron, el asesino ya había escapado. Encontraron el cuerpo de la joven madre en el baño. Había sido asfixiada.
“Paty: ayúdanos a encontrar a tu asesino”
Por su parte, la familia de Martha Patricia, vivió diez largos meses de angustia, rezaban porque estuviera de viaje como había dicho en su última llamada y posterior mensaje (que la familia no cree que ella haya escrito).
Visitaban frecuentemente los forenses de cada municipio, fueron a pegar la ficha de desaparición por diversas colonias, caminando miles de kilómetros diariamente, incluso llegaron a Villa Santín.
“Cuando fuimos ahí, yo lo vi de lejos, iba saliendo, nos vio y se fue rápidamente para el otro lado… mi hija estaba ahí, tan cerca”, recordó la madre de Paty, quien a pesar de ser de la tercera edad y tener diabetes, nunca se rindió ni dejó de tocar puertas para buscar a su hija más pequeña.
“Cuando sacaron los cuerpos de esa casa nosotros acudimos al forense, supe que era ella de inmediato, tenía su ropa, su cabello con sus rayitos, sus aretes, tenía sus manos juntas, como orando, su boca abierta. Pero algo le hizo a su cara, le echó ácido o no sé qué. La torturó horrible, me la mutiló mucho, me dijeron que la habían sacado en dos bolsas, que estaban debajo de la casa de sus perros”, detalló la madre de la joven abogada.
La señora agradece a los agentes de investigación y de campo porque considera que hicieron su trabajo para buscara Paty.
“Olguín estuvo muy al pendiente, también Dilcia y Silvia, Vargas. Un investigador, Aarón, incluso se hincó en nuestra casa y habló con ella tres veces, le dijo ‘Paty: ayúdanos a encontrar a tu asesino, guíanos, que esto no quede impune’, él había perdido a un hijo y sabe lo que se siente”, reveló la madre de Martha Patricia.
Este diciembre será el más duro para la familia Nava, hace un año su madre celebraba en Acapulco con Paty, ella le pagó el viaje gracias a su arduo trabajo y le prometió que le compraría una casa para llevársela a vivir con ella. Pero su vida fue arrebatada por Óscar García, quien a partir de ahora estará entre delincuentes, cuidándose las espaldas cada minuto de su existencia.
El hermano de Paty es claro, quiere que se sepa la historia de su hermana menor para que no le vuelva a pasar a ninguna otra mujer o jovencita, en el Estado de México (entidad con el mayor índice de violencia contra la mujer), ni en ningún otro lugar de país, donde se estima que en promedio nueve mujeres son brutalmente asesinadas cada día.
“Mi hermana ya no regresará, aunque da cierto alivio que este hombre esté en la cárcel, no sabemos si actuaba solo o si hay más involucrados, queremos que lleguen hasta el fondo del asunto y no lo dejen porque ya lo agarraron. Que las autoridades actúen de inmediato y no por un trámite judicial se pierda tiempo crucial que puede salvar la vida de una mujer, como sucedió con Paty y con Jessica. Que no haya ni una mujer muerta más”, concluyó.
Hay quien cree que el alma regresa al lugar donde pertenecía, tal vez el espíritu de Paty haya regresado a ese lugar apacible frente al río donde vivía, al lado de su familia. Ahora ella está en paz, lo que Óscar nunca tuvo ni tendrá, y menos en la cárcel, donde estará hasta el día de su muerte.
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