Se cumplen 25 años del llamado “Error de diciembre”, la crisis económica de 1994 que tuvo repercusiones mundiales, durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Fue provocada por la falta de reservas internacionales, causando una devaluación del peso mexicano, fuga de capitales, falta de liquidez y un aumento de la deuda del país.
El término “Error de diciembre” fue acuñado por el entonces ex presidente Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las presuntas malas decisiones de la recién iniciada administración de Zedillo y no a la política económica de su sexenio, como acusó su sucesor.
Ernesto Zedillo tomó posesión el 1 de diciembre de 1994. Unos días después, tuvo una reunión con varios empresarios mexicanos y extranjeros a quienes les dijo que iba a devaluar el peso, pero que sólo planeaba subir la banda de la tasa de cambio fija un 15%, hasta los 4.00 pesos por dólar (de 3.4 pesos que se encontraba en promedio en ese año), así como terminar con muchas de las prácticas económicas no ortodoxas -como la compra de deuda ante la situación del país-, y así detener la fuga de dólares de las reservas internacionales.
Las empresas que tenían deudas en dólares, o que se confiaron en comprar suministros de Estados Unidos, sufrieron un golpe de inmediato, lo que generó un despido masivo de empleados y varios suicidios de empresarios que no soportaron la tensión de las deudas que se elevaron exponencialmente.
Para empeorar la situación, el anuncio de la devaluación se dio un miércoles, y durante el resto de la semana los inversionistas extranjeros huyeron del mercado mexicano sin que el gobierno hiciera ninguna acción para prevenirlo o desalentarlo hasta el siguiente lunes cuando ya todo fue muy tarde.
Carlos Salinas de Gortari y demás críticos del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León argumentan que, aunque la devaluación era necesaria, se manejó incorrectamente en términos políticos al haber adelantado sus planes en materia de política monetaria, muchos extranjeros retiraron sus inversiones, agravando los efectos de la devaluación.
Sin poder mantener la nueva banda de la tasa de cambio, a principios de 1995, la administración de Zedillo decidió establecer el sistema de libre flotación del peso, el cual llegaría a 7.20 pesos por dólar en tan sólo una semana. Cuando el dólar dejó de ser controlado por el gobierno, el peso perdió la mitad de su valor, hecho que ocasionó que las deudas en dólares no pudieran ser pagadas.
Las repercusiones sociales que tuvo el también llamado “Efecto Tequila” fueron incalculables: en muchos casos se tradujeron en pérdidas económicas para las familias. Muchos perdieron sus casas y autos que habían adquirido en contratos con tasa variable. Otros más perdieron todo. Las deudas y tasas bancarias se dispararon, lo que desató un aumento en la cartera vencida de esas instituciones. Casi desapareció la clase media y aumentó la pobreza.
La recesión ocasionó la devaluación del peso de más de 100%, la erosión de las reservas internacionales, una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 6.2%, la quiebra de los bancos y millones de desempleados.
Zedillo y su gabinete contestaron a Salinas, al acusarlo de haber dejado la economía del país con graves distorsiones y prendida de alfileres. En su primer informe de gobierno, en septiembre de 1995, Zedillo Ponce de León explicó que ciertamente, hubo razones para que la crisis estallara con tanta fuerza.
Una de ellas fue que durante muchos años un fuerte y creciente déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se financiara con entradas de capital volátil. También influyó que se financiaran proyectos de largo plazo con instrumentos de corto plazo; que se permitiera, más allá de lo prudente, la apreciación del tipo de cambio real; y que, frente a cambios drásticos en las condiciones internas y externas, las políticas financieras hayan reaccionado lentamente o en un sentido muy riesgoso, como en la dolarización de la deuda interna que supuso el crecimiento de los Tesobonos
Con absoluta convicción, afirmo que la crisis económica nunca habría ocurrido con tal gravedad, aun en presencia de muchos de los factores adversos señalados, de no haberse descuidado la generación de ahorro interno. Mientras que en 1988 los mexicanos ahorrábamos casi 22 por ciento del producto nacional, esa proporción fue reduciéndose, año tras año, hasta llegar a menos de 16 por ciento en 1994
Las consecuencias del “Error de Diciembre” las seguimos pagando los mexicanos ya que, una de las polémicas medidas tomadas por el presidente Zedillo fue rescatar a los bancos y grandes empresarios convirtiendo su deuda privada en pública en lo que se conoce como: Fondo de Protección al ahorro (Fobaproa).
Al menos cuatro generaciones están involucradas. Más de 50 años deberán pasar para que los mexicanos puedan saldar este adeudo que no les corresponde y fue calificado de ilegal por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, que incluso escribió un libro sobre el tema: Fobaproa, expediente abierto.
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