La escritora mexicana Elena Poniatowska respondió a los familiares del escritor Juan José Arreola, que defendieron al autor de “La Feria” después de que la Premio Cervantes de 2013 lo acusara de manera indirecta de abuso en su último libro publicado.
“Son las 4:37 de la tarde del domingo 8 de diciembre de 2019 y leo estupefacta la carta de la familia del escritor Juan José Arreola. Jamás, en 64 años, he hecho declaración alguna acerca de Arreola y su entorno. En mi novela, El amante polaco que Planeta lanzó en la Feria del Libro de Guadalajara el miércoles 4 de diciembre, sólo hablo de ‘El maestro'”, explicó la escritora de ascendencia francesa en una carta enviada al diario Reforma.
“Cuando conocí a Arreola en 1954 (nací en 1932 y cumpliré 88 años el 19 de mayo del 2020), era una jovencita totalmente dispuesta al deslumbramiento. En esa época, las niñas que se educaban en colegio de monjas salían del convento igual que entraban, más niñas que nunca, páginas en blanco, sin ninguna preparación para la vida”, relató.
“Arreola era un adulto, un hombre casado, con tres hijos, 20 años mayor que yo. Mi relación no fue una de las ‘relaciones sentimentales’ del ‘padre y abuelo Arreola’, sino un suceso fundamental en mi vida que habría de cambiar no sólo mi destino, sino el de mi hijo”, añadió. Esto habría ocurrido en 1954. Un año después nació Emmanuel.
Y es que Poniatowska había dejado entrever en entrevistas con diversos medios nacionales que Arreola, “El maestro” en su libro, es el padre biológico de su primer hijo, Emmanuel Haro, que lleva el apellido del astrónomo Guillermo Haro, con quien la escritora se casaría años después.
En su libro, Poniatowska escribe: “Estoy sola. No sé qué es el amor. Lo que me ha sucedido. El catre, la amenaza, el ataque nada tienen que ver con lo que leí en los libros”. De acuerdo con la autora, tuvo la aprobación de “Mané”, su hijo, para publicar por primera vez aquella parte de su vida.
Fue la relación de un adulto casado que sabía lo que hacía con una joven inexperta e ingenua en todos los sentidos. Aunque la familia de Arreola habla de respeto, la respetuosa fui yo, la que nunca pidió nada fui yo, la que no volvió a verlo nunca fui yo, la que guardó silencio fui yo
“Arreola jamás vio a mi hijo, jamás lo conoció, jamás lo mantuvo. Pudo enviarle un libro, jamás lo hizo. En cambio, si mi hijo hubiera manifestado el deseo de conocerlo, por respeto, habría cumplido su voluntad. Ya adulto, Mané jamás buscó verlo. Los verdaderos padres de mi hijo, doctor Emmanuel Haro , son su abuelo Juan. E. Poniatowski y el astrofísico Guillermo Haro”, completó Poniatowska.
Después de las acusaciones de Poniatowska, la familia de Arreola respondió con una carta donde incluso mostraban la correspondencia de aquella época entre la autora de “La piel y el cielo” y el renombrado escritor mexicano.
“Con tristeza y molestia hemos leído las recientes declaraciones de dos conocidas autoras que, efectivamente, sostuvieron relaciones sentimentales con nuestro querido padre y abuelo”, dijeron también en referencia a la denuncia de la escritora y pianista Tita Valencia.
“Sin embargo, la verdad de los hechos de aquellos años se ha transformado hoy en una injusta narrativa de falsedades que no podemos soslayar. Sabemos quién fue nuestro padre y abuelo. Acompañándolo en la vida conocimos muy de cerca de lo que era y no capaz. Su personalidad bondadosa siempre lo mantuvo lejos de cualquier forma de violencia", relataron.
La figura de Arreola se encuentra asediada en los últimos días, ya que el diario español El País publicó el testimonio de Valencia, que reveló que el protagonista de su aclamada novela “Minotauromaquia”, que en 1976 ganó el prestigioso Premio Xavier Villaurrutia, era precisamente Arreola.
En el texto denuncia una serie de abusos psicológicos del escritor. "Casi enseguida, los escritores varones se me echaron encima en todos los periódicos y publicaciones. Ferozmente. En solidaridad con el Minotauro”, señaló Valencia, que se atrevió a nombrar a Arreola tras la muerte de éste en 2001 y también por el fallecimiento de su propio esposo.
“Atacaron el contenido del libro, salían en defensa de no sé qué virginidad; pero si él tuvo varios amores entre las discípulas del taller”, contó Valencia. El mismo taller al que ella y Poniatowska asistieron en su momento.
"¿Alguna vez fue Arreola responsable de sí mismo? Su talento y su inteligencia lo enseñaron a usar a los demás. Arreola nunca fue capaz de poner en orden su vida y eso lo sabe su familia. Mi vida no se reduce a la frase final del capítulo 20 de El amante polaco, página 333 (la única vez en que expongo la acción de “el maestro”), y nada tiene que ver con ‘una injusta narrativa de falsedades imposible de soslayar’. A lo largo de 405 páginas, jamás aparece el nombre del “querido padre y abuelo”, concluyó Poniatowska.
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