A pesar de la presencia de inspectores de la Profepa y elementos de la secretaría de Marina (Semar), unas 80 embarcaciones de “bucheros” -pescadores ilegales- irrumpieron el domingo 8 de diciembre en la zona de refugio de la vaquita marina, en San Felipe, Baja California, donde pescaron alrededor de 500 ejemplares de Totoaba, conocido como “cocaína marina”, para su venta ilegal en el mercado negro de China.
Luego, el grupo de pescadores fue detenido por elementos del Ejército, la Marina y la Policía Federal, quienes incautaron las redes y el botín de la pesca masiva. Sin embargo, cuando eran llevados a las instalaciones de la comisaría local, un grupo de sujetos a bordo de camionetas los interceptaron y obligaron a las autoridades a que se detuvieran.
Pobladores de San Felipe grabaron el momento en el que los civiles increparon a los uniformados. Hubo gritos, jaloneos y amenazas. Al final, los policías y militares terminaron soltando a los detenidos, liberando las redes y devolviendo la embarcación. Extraoficialmente se habló que el convoy de camionetas estaba conformado por miembros del Cártel del Mar, asociado al tráfico de especies marina y responsables de la pesca ilegal de totoaba y vaquita marina.
La pesca ilegal en el “área de tolerancia cero” también fue grabada con drones por la organización Sea Shepherd, encargada de patrullar la región desde 2015. Las embarcaciones transportaban hasta siete pescadores cada una, quienes después de atrapar las totoabas, las abrían con un cuchillo y les sacaban la vejiga natatoria o buche, antes de devolver sus cuerpos al mar.
Presuntamente, cada buche (vejiga) lo venden al Cártel del Mar en unos USD 4,000, quienes a su vez los comercializan hasta en USD 10,000 en China, donde se mantiene la creencia de que poseen propiedades medicinales y afrodisiacas.
En las imágenes de los videos se puede observar que las embarcaciones utilizan un nuevo método conocido como "Pesquería de Encierro”, que consiste en rodear a los ejemplares formando un cerco con las redes de enmalle, para que no tengan escapatoria.
De acuerdo con Sea Shepherd, los inspectores de la Profepa y de la Semar, que apenas contaban con dos lanchas rápidas para resguardar el área, se vieron rebasados por la gran cantidad de pangas y pescadores que llegaron al área crítica de especies en peligro de extinción.
Durante las acciones para detenerlos se escucharon dos detonaciones de arma de fuego, razón por la que el barco de la organización conservacionista se mantuvo a una distancia segura, ya que cuatro días antes, el 4 de diciembre, uno de sus aviones no tripulados sufrió daños por disparos, mientras documentaba actividades de pesca ilegal.
La tripulación de Sea Shepherd declaró que nunca había observado una caza furtiva tan descarada y con tanta impunidad en el “Área de Tolerancia Cero”, identificada por los científicos como el hábitat más importante para la vaquita marina, que muere ahogada en las redes prohibidas de pesca.
El pasado 30 de septiembre, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), prometió que se enviarían 600 elementos federales para poner orden en el Alto Golfo de California, entre soldados, marinos, guardias nacionales e inspectores.
Sin embargo, la realidad de hoy es muy distinta, pues los videos confirmaron la creciente amenaza e impunidad que impera en la zona.
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