Óscar García Guzmán alardeaba con ser muy inteligente y decía cosas del tipo como: “para atrapar a un asesino en serie, debes pensar como uno”. También se mofaba en su cuenta de facebook de la “incompetencia” de la policía mexicana: “horas conectado en el mismo lugar y ni así dan conmigo, les haré un mapa”.
Sin embargo, gracias a sus conexiones en facebook y whatsapp a través de la red pública, fue localizado por las autoridades. Así fue como la tarde de este viernes lo encontraron. Estaba comiéndose una torta.
Para entonces, ya había asesinado a tres mujeres y un hombre de edad avanzada, que al parecer era su propio padre. Sin embargo, el homicida confesó que habían sido 6 víctimas en total.
A finales de octubre, elementos de la fiscalía general de justicia del Estado de México entraron con una orden de cateo a un domicilio en la colonia Villas de Santín, Toluca, tras recibir la denuncia de un hombre que había reportado a su hija como desaparecida.
La policía localizó los restos de Jessica Jaramillo Orihuela, Martha Patricia Nava y Adriana González Hernández. En la casa sólo encontraron tres perros, un gato y dos cajas de teléfonos celulares.
Desde entonces, García Guzmán comenzó a ser muy activo en las redes sociales. Según los trabajos de inteligencia de la fiscalía general y la Secretaría de Seguridad, empezó a tener contactos telefónicos muy regulares con su madre. Escondido en un domicilio familiar del municipio de Huixquilucan, subió a su página de facebook -a nombre de Alexander Anderson- los boletines de búsqueda de las jóvenes que había asesinado, así como referencias al libro Asesinos en serie, de Robert Ressler, un especialista en criminología que entrevistó a personajes como Ted Bundy, Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy, David Berkowitz, Edmund Kemper, Charles Manson, entre otros.
Según algunos investigadores, imitaba algunas de las cosas que leía ahí, como el estrangulamiento de casi todas sus víctimas.
También estaba obsesionado con el Krav Maga, arte marcial israelí, y la devoción al culto satanista. “Mi señor Lucifer Rey de Reyes sea cual sea mi destino solo tu lo sabes, y lo acepto como uno de tus hijos más fieles. Cobija con tus alas neras a mis amadas mascotas, ya nos volveremos a ver. Se los prometo (sic)”, escribió en su muro.
Estudiaba psicología en el Unitec, y en sus redes señalaba que le gustaban grupos como Cannibal Corpse y Nightwish.
Mientras la policía lo buscaba, García Guzmán regresó con su madre a Toluca y luego se movió a la Ciudad de México. Llegó a ser detectado en las colonias Roma Norte, Juárez y Cuauhtémoc. La policía descubrió que diariamente se movía en el Metrobús que corre por avenida Insurgentes.
Utilizaba las redes públicas de WiFi, por lo que su detección no fue difícil. Incluso detectaron que se había conectado mientras asistía al Knotfest, un festival musical masivo de hard rock y heavy metal.
A mediados de noviembre, dejó varios comentarios en la página de facebook de la activista Frida Guerrera, que documenta y denuncia agresiones violentas contra mujeres. “Te mande inbox pendeja perra, cuando lo leas sabrás que soy Óscar García Guzmán”, “Quiero llegar a un acuerdo, saber que fe de mis mascotas, de lo contrario habrá más pendejas muertas”, decían algunos de los mensajes. El llamado Monstruo de Toluca le escribía diariamente a la activista, quien lo había llamado “pendejo” y “don nadie”. Ella comenzó a responderle con la intención de mantenerlo en línea, a fin de que la policía lo localizara. Y así ocurrió.
Al verse acorralado, el hombre quiso desarmar a uno de los policías con técnicas israelíes de defensa personal. Sin embargo, el resto de los elementos se sumaron y lo sometieron. Entre sus cosas el hombre tenía algunos dulces que, aseguró, estaban envenenados. Quiso comerse uno, pero los policías no se lo permitieron.
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