Este fin de semana se registró un hecho que causó terror: la explosión de un coche bomba en una zona habitacional de la colonia 5 de septiembre, en Irapuato, en el estado de Guanajuato.
De acuerdo con testigos, varios hombres llegaron al lugar y abandonaron una camioneta tipo SUV modelo reciente de la marca Honda con material explosivo en la parte trasera. Al momento de estallar, la onda expansiva afectó varias viviendas, sin que se registraran personas lesionadas.
Elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional resguardaron el lugar, ante la posibilidad de que hubiera granadas de fragmentación.
Sophía Huett, comisionada de la Unidad de Análisis y Estrategia para la Seguridad Ciudadana del estado, explicó en entrevista con Azucena Uresti para Grupo Fórmula que en el automóvil había dos granadas, de las cuales una se accionó y provocó la explosión.
“En términos prácticos, detonó una granada; había dos al interior del vehículo, una de ellas se accionó”, explicó.
En la zona opera el cártel de Santa Rosa de Lima, que se dedica principalmente al robo de combustible (huachicoleo), por lo que otros grupos delincuenciales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), intentan arrebatarle el control de “la plaza”, lo que ha derivado en un incremento de la violencia en toda la entidad.
En tanto, este fin de semana, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, apoyados por elementos de la Guardia Nacional, localizaron una fosa clandestina con más de 16 bolsas con restos humanos en la comunidad de San Antonio el Rico, también en Irapuato.
Peritos de la fiscalía trabajan en el lugar clasificando los restos y se espera que en menos de 48 horas se pueda determinar el número de cuerpos que fueron enterrados clandestinamente en el lugar.
Por otra parte, las autoridades estatales informaron que 10 de los jóvenes levantados durante la madrugada del miércoles de un anexo, también ubicado en Irapuato, fueron liberados y muestran huellas de maltrato.
El fiscal general de Guanajuato, Carlos Zamarripa, señaló que algunos de los internos del anexo fueron interrogados por un grupo armado para saber detalles de la distribución de drogas en el municipio.
En rueda de prensa, el fiscal explicó que hay imprecisiones en los datos que tenía este anexo sobre los internos; la Fiscalía estatal detectó con certeza 23 nombres, pero el número de personas podría ser entre 26 y 30.
San Miguel de Allende, joya colonial y paraíso para extranjeros, está bajo el asedio de los cárteles
San Miguel de Allende irradia el encanto del antiguo México.
Entre calles empedradas habitan edificios de la época colonial y balcones de hierro forjado, campanarios neogóticos se elevan sobre la iglesia de piedra arenisca rosa que ocupa una esquina de la plaza principal. La revista Travel and Leisure (viajes y ocio) la ha nombrado dos veces mejor ciudad del mundo, una ratificación de su amabilidad con turistas y jubilados de EEUU, Canadá y más allá.
Últimamente, sin embargo, San Miguel ha venido atrayendo a un tipo muy diferente de personas: los carteles de la droga. Tan pronto como llegaron y comenzaron a promover la cocaína e imponer su brutal tipo de impuesto a la propiedad, comenzaron los asesinatos.
Un restaurantero murió en una lluvia de disparos frente a clientes horrorizados después de que se negara a pagar demandas de extorsión. El hijo del propietario de un negocio de materiales de construcción fue asesinado camino al trabajo. La propietaria de una tienda de tortillas en la cercana ciudad de Celaya fue asesinada a tiros junto con dos de sus empleados. Además, un vendedor de frutas, un operador de una tienda de víveres, otro restaurantero y tres propietarios de cantinas cerraron sus puertas tras visitas de extorsión y, al parecer, mantienen un perfil bajo.
Este tipo de crimen era impensable aquí hace apenas unos meses. “Todavía es difícil de creer”, dice Manuel, gerente de un restaurante que, como muchos otros, solo dio su primer nombre por temor a represalias.
San Miguel se ha unido a la escalofriante lista de destinos turísticos (Cancún, Los Cabos, incluso la propia Ciudad de México) que están perdiendo su aparente inmunidad a las guerras del narcotráfico que han devastado gran parte de México durante años y quedado capturadas en titulares sobre decapitaciones, fosas comunes y tiroteos a plena luz del día.
Toda esta situación presenta un gran desafío para el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y su marcado enfoque en el crimen —izquierdista que asumió el cargo hace un año con la estrategia “abrazos, no balazos”.
No solo han muerto más mexicanos que nunca (28,741 en lo que va del año), sino que el derramamiento de sangre está dificultando el impulso del presidente para combatir la pobreza, ya que desalienta la inversión y profundiza la caída de una economía que entró en recesión en el primer semestre del año.
"La seguridad es un fenómeno a nivel nacional ahora y lamentablemente nadie puede escapar de esta situación", dijo Javier Quiroga, jefe de la asociación de bares y cantinas de Guanajuato, el estado donde queda San Miguel. "La gente tiene cada día más dificultad para hacer sus actividades".
En agosto, según comerciantes locales e informes de los medios, una pandilla dejó bolsas de cocaína en una cantina y le dijo al propietario que valían 300,000 pesos (USD 15,300) y que el dinero se recaudaría en las próximas semanas. El propietario cerró el bar y huyó de la ciudad. Una variación de lo mismo ocurrió en otras dos cantinas.
La oficina del alcalde Luis Alberto Villarreal no respondió a solicitudes de comentarios sobre la ola de delitos que se ha extendido por todo el estado. Los homicidios en Guanajuato han aumentado 260% desde 2015; este año, 47 policías han sido asesinados, más que en cualquier otro estado, según Causa en Común, una organización sin fines de lucro que rastrea asesinatos policiales en México.
Una razón del aumento es que la represión del Gobierno contra el robo de combustible en la región impulsó a los carteles a buscar fuentes de ingresos alternativas para financiar sus operaciones y guerras territoriales. Más allá de eso, algunas de las grandes pandillas se han dividido y la competencia por un nuevo territorio se ha intensificado.
Para Gladys McCormick, profesora asociada de historia que se especializa en relaciones México-Estados Unidos en la Universidad de Syracuse en Nueva York, la violencia del narcotráfico que sacude a San Miguel de Allende “es una nube oscura en el horizonte porque anuncia que ya ningún lugar es seguro”.
“El hecho de que haya tanta presencia internacional en San Miguel de Allende garantiza que el temor que se siente dentro de la ciudad resonará más allá de México”, concluyó.
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