En sólo unos años, el estado de Colima, ubicado en la región oeste de México, pasó de ser el estado más seguro del país a convertirse en el primer lugar en homicidios dolosos. Esta situación ocasionó que recientemente, apareciera en la alertas de viajes del gobierno de Estados Unidos, colocándola en el nivel 4 de violencia máxima, similar al que tiene Siria.
Desde el 2010, Colima -entidad que limita con los estados de Jalisco, Michoacán y con el océano Pacífico-, comenzó a padecer un recrudecimiento en la violencia, principalmente generada por el crimen organizado.
De acuerdo con autoridades estatales, el surgimiento de las autodefensa en Michoacán para combatir a Los Caballeros Templarios, ocasionó que la organización criminal se movilizaran a Colima, lo que llevó a estas tierras un recrudecimiento en la violencia.
Entre 2000 y 2009 se perpetraron en la entidad 50 asesinatos al año, en promedio, pero a partir del 2010, al comienzo de la administración del ex gobernador priista Mario Anguiano (2009-2015), las cosas cambiaron.
Su gobierno transcurrió bajo la sospecha de tener vínculos con el narcotráfico. A pesar de que antes de asumir como mandatario estatal, Anguiano Moreno reprobó un cuestionario (acompañado de un detector de mentiras) en el que se le hicieron preguntas sobre si tenía algún tipo de relación con gente del narcotráfico, tomó posesión del cargo.
Fue durante su sexenio cuando la violencia en Colima se desató. Además, al término de su gobierno Anguiano Moreno fue acusado de desviar más de 2.000 millones de pesos del erario público. Poco después fue sancionado a pagar una multa de 45 millones de pesos y fue inhabilitado por 23 años para ocupar un puesto público.
El descenso al infierno
En 2010 fue asesinado el ex gobernador Silverio Cavazos Ceballos cuando paseaba a su perro afuera de su casa, en la colonia Jardines de Vistahermosa. Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública federal, en ese año se cometieron 93 homicidios dolosos; en 2011,165; en 2012, 287. Aunque en 2013 y 2014 hubo una baja en el número de asesinatos, en el 2015 comenzó un nuevo repunte.
Las autoridades atribuyeron el incremento en los homicidios al enfrentamiento entre los Cárteles de Sinaloa (CDS), el de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y lo que queda de Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana.
A inicios de 2016, ya bajo el gobierno del actual gobernador, el también priista José Ignacio Peralta, se dio a conocer un perfil de Facebook titulado “Sinaloa ya está en Colima” en el que se advertía de la presencia en la entidad del grupo criminal, ahora encabezado por Ismael “El Mayo” Zambada, y amenazaba con que “había llegado la barredora” en contra del Cártel Jalisco Nueva Generación.
La violencia se extendió por toda la entidad, no solamente dejando ríos de sangre de sicarios de uno u otro bando, sino cobrando la vida de empresarios, estudiantes e incluso niños. Los cárteles convirtieron a Manzanillo, Tecomán, Armería e Ixtlahuacán, en los municipios más violentos de la entidad.
En Manzanillo, además de ser uno de los destinos turísticos más populares, se encuentra uno de los puertos más importantes del país. Por ahí no sólo entran y salen mercancías provenientes de varias partes del mundo, también es un punto estratégico en la ruta utilizada por grupos delictivos para el trasiego de drogas y dinero.
Esa ciudad acumula casi la mitad de los homicidios dolosos que ocurren en la entidad (44%), colocándose como la más sangrienta en la entidad. Además de balaceras en sus calles, también se han registrado ataques a centros de rehabilitación, han sido encontradas varias viviendas donde criminales desmembraban a personas y decenas de fosas clandestinas. En el municipio de Tecomán también han sido encontradas narcofosas con decenas de cuerpos.
A principios de febrero de este año, Manzanillo fue considerado entre las 17 regiones de atención prioritaria por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, por lo que desde marzo recibió 600 elementos federales adicionales para fortalecer la seguridad.
La espiral de violencia que ha sacudido a la entidad desde el 2015, ha llevado a Colima a ser la entidad del país con más homicidios dolosos durante tres años consecutivos. De acuerdo con el último censo de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Colima tiene una población de 711,235 habitantes, lo que provoca que el impacto de estos asesinatos aumente.
En el 2017, la entidad alcanzó su año más violento al llegar a un tasa de 93.61 asesinatos por cada 100 mil habitantes. En el 2018 la tasa llegó a 81.09 homicidios dolosos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Según esta medición –realizada con los datos que reportaron las fiscalías y procuradurías del país–, el año pasado Colima superó más de tres veces la media nacional, que fue 23.10 asesinatos por cada cien mil habitantes.
Durante los primeros 10 meses de este 2019, en la entidad se han registrado 541 asesinatos, lo que representa una tasa de 70 asesinatos por cada cien mil habitantes, según cifras oficiales.
Estos números son casi cuatro veces mayor a la del promedio nacional, de 19 homicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La violencia alcanza a alcaldes y ex gobernadores
Los ataques contra los actores políticos en el estado han sido una constante. En el 2010 fue asesinado el ex gobernador Silverio Cavazos. Lo ultimaron afuera de su casa, ubicada en la capital del estado.
Cinco años después, en el 2015, el ex gobernador Fernando Moreno Peña fue víctima de un atentado quien se encontraba en una reunión en un restaurante local. El político sobrevivió al ataque.
Pero no sólo los políticos locales han sido víctimas del crimen organizado. En la entidad también se han registrado homicidios de alcaldes de otros estados.
En octubre de 2017, tres alcaldes fueron asesinados en suelo colimense: Crispín Gutiérrez, del municipio de Ixtlahuacán (Colima), Manuel Hernández Pasión, quien fuera alcalde de Huitzilán de Serdán (Puebla) y Stalin Sánchez González, alcalde de Paracho (Michoacán).
Este agosto de 2019, el ex alcalde de Aquila, Michoacán, Mario Álvarez López, fue asesinado a balazos en la ciudad de Colima.
Pero antes, el pasado 26 de julio de este año, la alcaldesa de Manzanillo, Colima, Griselda Martínez Martínez, fue víctima de un atentado a balazos. La funcionaria salió ilesa, pero uno de sus escoltas murió en el lugar del ataque, en una de las principales vialidades de la ciudad turística.
Tras el ataque, la alcaldesa recibe protección de la Secretaría de Marina e incluso, vive en una unidad habitacional militar. El hecho fue confirmado por el propio secretario, el Almirante José Rafael Ojeda.
“En este caso, la presidenta municipal de Manzanillo, que tuvo un atentado, le estamos dando el apoyo, está viviendo en las instalaciones de Marina, y el tiempo que ella considere y el tiempo que sea necesario le vamos a seguir dando el apoyo”, comentó el titular de la Semar.
Su gestión ha sido polémica al expresar en distintas ocasiones que desconoce el servicio público y por tanto no tenía deseos de ser alcaldesa y mucho menos de postularse en un futuro como candidata a la gubernatura de Colima.
El 3 de abril aclaró ante la prensa local que no formaba parte del partido que la postuló, argumentando que aunque fue candidata de Morena, no milita en esa organización política.
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