El arranque del sexenio del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tiene el sello de la violencia al registrar los niveles más altos de asesinatos cometidos en México durante los últimos 22 años.
Un recuento de la incidencia delictiva registrada en territorio mexicano desde 1997 a la fecha, revela que el primer año del gobierno de la denominada 4T (cuarta transformación) tiene el primer lugar en el récord de muertes violentas, por día, mes y año.
El 1 de diciembre de 2019 fue el día más violento con 127 asesinatos. 21 de ellos ocurrieron en Coahuila, 14 en el Estado de México y en Guanajuato, 10 en Oaxaca y Baja California, entre otros. El promedio diario de los últimos 11 meses es de 79 asesinatos cada 24 horas.
A lo largo de 2019, el secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) expuso los datos estadísticos que advertían un crecimiento exponencial de muertes violentas. En junio, los medios reportaban que el primer semestre del gobierno de AMLO era el más violento en la historia.
Febrero ha sido, hasta ahora, el mes más violento de los 22 años recientes con 102.7 homicidios diarios. Junio se quedó un tanto atrás con 102.6 asesinatos al día y Mayo registró 94 muertes violentas.
Así fue como el semestre enero-junio de 2019 se convirtió en el semestre más violento, con un acumulado de 17,608 víctimas de homicidio y feminicidio. La cifra récord representó una tasa de casi 14 asesinatos por cada 100,000 habitantes. Es decir, 4.4% mayor que la registrada en el mismo periodo de 2018.
No ha concluido el año y 2019 se perfila como el año más violento, con la cifra anual más alta de crímenes hasta la fecha. En solo diez meses se registraron 28,741 homicidios: 3,000 asesinatos más que los registrados en el mismo periodo de 2018.
La respuesta de AMLO
Insistentemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha pretendido cambiar la realidad de la violencia en México, con el argumento de los otros datos y ha intentado desviar la atención de lo importante, para señalar a los gobernadores que no asisten a las reuniones de seguridad y son los que tienen mayores niveles de incidencia delictiva.
El 3 de enero de 2019, en una conferencia mañanera, el presidente López Obrador mostró una gráfica para explicar que sólo siete días después de llegar al poder, los homicidios en México habían comenzado a mostrar una “tendencia marginal a la baja”:
Vamos a serenar el país. Vamos a garantizar la paz y la tranquilidad. Tenemos experiencia, ya lo hicimos cuando goberné la Ciudad de México
El 12 de abril, también en una conferencia mañanera, el periodista Jorge Ramos cuestionó al mandatario mexicano sobre los datos oficiales de violencia, el repunte del 4% respecto al mismo periodo de 2018 y, específicamente, sobre el total de 8,493 asesinatos contabilizados por el SESNSP. López Obrador negó la veracidad de las cifras oficiales.
Se ha controlado la situación. Se está revirtiendo la tendencia al alza. No estoy diciendo, que quede claro, que está resuelto el problema sino que hemos mantenido los niveles que existían anteriormente o se revirtió la tendencia que traíamos sobre el delito de homicidios
El 22 de abril, entre el luto y el dolor por la muerte de 13 personas en el Municipio de Minatitlán, Veracruz, se ponía en tela de juicio la efectividad de la estrategia de seguridad de AMLO.
Cuando tengamos presencia suficiente de la Guardia Nacional en todo el país, entonces vamos a garantizar la seguridad pública, en 6 meses bajará la inseguridad. Es mi compromiso como presidente de la República. Lleva tiempo, porque dejaron el estado y el país en una situación lamentable, de conflicto, de crisis, de corrupción, de contubernio entre delincuencia y autoridades
El 10 de noviembre, con motivo del episodio del operativo fallido y la posterior liberación de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, López Obrador pidió un año más para resolver la crisis de inseguridad en México.
Espero cuando mucho en un año más ya estén establecidas las bases de la vida pública de México, nada más eso pido, un año más para que esto cambie por completo, ya hemos avanzado, hoy cumplimos 11 meses y se ha avanzado muchísimo. Estos hechos marcan un antes y un después en política de seguridad, ya no es la guerra, el uso de la fuerza, el exterminio, el mátalos en caliente, ya es pensar en salvar vidas; es otro método, no es fácil, es un proceso de transformación, todavía lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer
Tres días después, tres mujeres y seis niños integrantes de la familia LeBarón fueron víctimas de una indescriptible masacre, a manos de grupos del crimen organizado. El 1 de diciembre, al cumplir el primer año de su gobierno, el presidente López Obrador abordó los temas de la inseguridad y la violencia de una forma tangencial.
La disminución de la incidencia delictiva en el país constituye nuestro principal desafío, pero estamos seguros de que vamos a pacificar a México
Más allá de las estadísticas
E1 13 de enero, en el municipio de Miguel Alemán, en Tamaulipas, 25 cuerpos calcinados y con la cara mutilada por las ráfagas de armas de grueso calibre, fueron encontrados junto a varias camionetas incendiadas.
El día 28 de enero, en Chilapa, Guerrero, 12 miembros de una familia fueron asesinados con armas largas y un lujo de violencia indescriptible. La primera versión señaló la presencia del grupo delictivo Los Ardillos contra pobladores de la zona; otros señalaron que los policías comunitarios habían atacado a los miembros del Grupo Paz y Justicia.
En Minatitlán, el 19 de abril, decenas de personas celebraban un cumpleaños, cuando seis sujetos armados irrumpieron en el lugar y dispararon contra los asistentes. En la fiesta murieron masacradas 13 víctimas, entre ellas un bebé de apenas un año de edad.
El 27 de agosto, en Coatzacoalcos, Veracruz, el Bar Caballo Blanco fue atacado por un grupo de civiles armados, quienes además aventaron bombas molotov para incendiar el lugar. La acción criminal provocó la muerte de al menos 25 personas perdieron la vida y 13 más resultaron heridas.
El 14 de octubre en el municipio de Aguililla, Michoacán, 14 policías estatales fueron emboscados y masacrados por integrantes del crimen organizado.
El 17 de octubre, durante un operativo fallido para aprehender a Ovidio Guzmán, las fuerzas militares determinaron liberar al hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán para evitar el recrudecimiento de las balaceras y retenes que el Cártel de Sinaloa instaló en varios puntos de la Ciudad de Culiacán, Sinaloa.
El suceso es reconocido internacionalmente como el momento en que el gobierno de México quedó rendido y derrotado por los cárteles del crimen organizado. Grupos de civiles armados amenazaron con hacer estallar las pipas de gasolina instaladas en las inmediaciones de la zona habitacional del Ejército, por lo que determinaron liberar a Ovidio, uno de los narcotraficantes más buscados por la DEA en Estados Unidos.
El 4 de noviembre, tres mujeres y seis niños murieron en una violenta emboscada en la zona fronteriza entre Chihuahua y Sonora. Las víctimas, tres mujeres y seis niños, tenían doble ciudadanía estadounidense-mexicana y pertenecían a una comunidad mormona. Los automóviles y algunos cuerpos quedaron calcinados; otros fueron acribillados con armas de grueso calibre.
El 1 de diciembre, mientras el presidente López Obrador celebraba un mitin de festejo por su primer aniversario en el poder, se registró una balacera en Villa Unión Coahuila, donde murieron 21 personas: 15 sicarios abatidos, 4 elementos de seguridad y 2 civiles.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: