Los testimonios de los habitantes de Villa Unión, el pequeño municipio del norteño estado mexicano de Coahuila donde el sábado murieron 22 personas en un enfrentamiento, muestran su lucha por recuperar la normalidad perdida.
"Se oía la balacera muy seguido. Se oía muy fuerte. Es la primera vez que pasa esto aquí. Había estado tranquilo. Nunca había habido problemas de eso", comenta a Efe en anonimato uno de los residentes de esta localidad mexicana cercana a la frontera con Estados Unidos.
El habitante se refiere a las cerca de dos horas que duraron el sábado los disparos producidos por el choque entre sicarios y fuerzas de seguridad que dejó 22 muertos y la detención de al menos dos presuntos responsables, según informaron este lunes fuentes oficiales.
En este pequeño municipio, de cerca de 6.000 personas, se registró uno de los sucesos más violentos de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, que arrancó hace justo un año.
"Suceden estas cosas lamentables, quiero comentar que no había pasado esto en Coahuila. Ya llevaba un tiempo el Gobierno cuidando mucho el tema de seguridad pública", aseveró el presidente este lunes durante su conferencia de prensa matutina.
En un recorrido por la zona, Efe constató que los vestigios del tiroteo, en el que participaron unos 70 sicarios, son todavía muy visibles en buena parte del poblado.
Además de la fachada del palacio municipal cosida a balas, hay vehículos incendiados, comercios con ventanas rotas y otros inmuebles con impactos.
También se observa un número aún no precisado de elementos del Ejército y la nueva Guardia Nacional, el cuerpo mixto de formación militar y policial creado por el actual mandatario mexicano, equipados con armas largas y vehículos pesados.
Pese a los riesgos, los habitantes entrevistados expresan su agradecimiento por la presencia de los soldados y la Guardia, y la decisión de los policías locales de enfrentar a los sicarios, presuntos miembros del Cártel del Noreste (CDN).
"Ellos venían por la alcaldesa y todos los policías a matarlos", relata Juan Antonio Rodríguez al señalar los impactos de bala en el palacio municipal.
Rodríguez describe la presencia de los sicarios como "una caravana" de 18 camionetas, en algunas de las cuales viajaban más de una decena de personas.
En tanto, el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, precisó que los pistoleros traían vehículos con el logotipo y ropa con las siglas del CDN.
El gobernador, quien asumió el poder hace dos años, indicó que este grupo lleva años queriendo entrar a Coahuila. Tan solo en su tiempo de mandato se han registrado al menos 15 intentos de ingreso armado por parte de ese grupo criminal a este estado fronterizo con Estados Unidos.
Además, indicó que se han decomisado en las últimas horas 17 vehículos blindados, cuatro de ellos con artillería pesada, además de que se encontraron 18 armas largas y miles de cartuchos.
Al apuntar a los casquillos de bala que permanecen en las calles de la localidad, Rodríguez declara que sigue vivo porque Dios todavía no lo quiso "recoger al cielo".
"Pues sí estuve asustado. Fue una visión entre la vida y la muerte. Aquí echaron plomazos (balazos) pa'l techo y pa'todos lados del portón. Dije: 'Híjole, ya nos va a llevar la jodida'", reflexiona.
EFE
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