Dos personas secuestradas por integrantes del Cártel del Noreste fueron localizadas sin vida este domingo, lo que elevó a 22 la cifra de muertos por los enfrentamientos que se registraron el fin de semana en el municipio de Villa Unión, al norte de Coahuila.
Después del intercambio de fuego con los agentes, los delincuentes se dieron a la fuga y en el trayecto tomaron como rehenes a siete personas, entre ellas cuatro niños, para que los orientaran en su huida. Algunos fueron liberados a las pocas horas, pero otros no. El domingo se informó que habían sido encontrados los cuerpos de dos bomberos raptados por los pistoleros.
“Las autoridades confirmaron que dos trabajadores secuestrados por civiles armados fueron hallados sin vida”, publicó el diario El Zócalo.
La violencia comenzó el sábado por la mañana. Más de una docena de camionetas Pick Up blindadas, algunas con ametralladoras montadas en la parte superior, salieron de la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, y condujeron hasta Coahuila.
Los hombres armados fueron identificados como miembros de una facción de “Los Zetas” llamada Cártel del Noreste. Informes policiales consultados por Breitbart Texas revelaron que el convoy tomó un camino rural sin pavimentar conocido como Brecha Santa Mónica para llegar a Villa Unión.
Una vez en el pueblo, los sicarios se dirigieron a la plaza central y dispararon al edificio de la presidencia municipal, cuya fachada tiene varios impactos de bala y vidrios rotos, al igual que la iglesia del poblado.
Durante el ataque, un grupo de policías municipales intentaron repeler las agresiones, pero los pistoleros los aventajaron e incendiaron varias patrullas de la corporación.
Las autoridades pidieron ayuda para lograr un despliegue masivo de agentes de la policía estatal y de Piedras Negras, Allende y otros municipios que acudieron para ayudar a los policías de Villa Unión en el enfrentamiento contra docenas de miembros de la célula de “Los Zetas”.
Los hombres del cártel vestían chalecos antibalas y chalecos tácticos con el logotipo de CDN-Los Zetas. Las camionetas en las que viajaban también tenían calcomanías similares que los identificaban como miembros de la organización criminal.
Coahuila había sido en los últimos seis años uno de los mejores ejemplos de pacificación del país. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el número de homicidios en el estado pasó de 1,160 en 2012 a 241 en 2018. En algún tiempo llegó a estar entre las cinco entidades con mayores índices de violencia, pero el año pasado se ubicó en el lugar 29, apenas por encima de Aguascalientes.
Según Alejandro Hope, analista y experto en temas de seguridad, la nueva ola violenta probablemente se deba a la pelea que el último mes ha mantenido el CDN con el Cártel del Golfo y la policía estatal de Tamaulipas, en Nuevo Laredo. El 15 de noviembre, la ciudad fronteriza fue el escenario de múltiples balaceras e incendios de vehículos.
Sin embargo, los últimos eventos parecen significar una extensión de la guerra hacia el oeste, en la zona nororiental de Coahuila.
Para el Cártel del Noreste, esa región representa un punto estratégico por varios motivos. En primer lugar, provee una alternativa atractiva para el tráfico de drogas y armas con Estados Unidos. En segundo término, la zona está atravesada por brechas que permiten llegar hacia el resto de Tamaulipas sin pasar por la llamada “Frontera Chica”.
Tras el tiroteo del fin de semana, el gobernador de Coahuila y el alcalde de Piedras Negras recorrieron el área del ataque para hablar con los residentes y medios locales.
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