Para Yolanda Segura, la escritora, ensayista, poeta y profesora mexicana, las recientes marchas y movilizaciones, sobre todo en México, donde contingentes feministas marcharon este lunes contra la violencia sistemática que diariamente sufren las mujeres, han sido injustamente criminalizadas.
“El asunto está en generar contranarrativas. Este discurso de los medios que también es el discurso del estado, que construye una visión hegemónica en la cual las protestas son criminalizadas, no sólo las feministas”, expresó en una entrevista con Infobae México.
Segura señaló que una de las soluciones para combatir la criminalización es “construir contranarrativas” que pongan el foco en lo importante. En México, el debate después de cada marcha se enfoca en las pintas y el vandalismo contra paredes, estatuas y monumentos, en lugar de centrarse en la preocupante situación que vive el país con respecto a feminicidios.
“Aunque la respuesta (de las marchas) pueda parecer violenta, no está atentando contra cuerpos vivos, y eso ya me parece una dimensión que hay que tener en cuenta y no olvidar”, señaló la escritora. “Ningún cambio en la sociedad ha sucedido mediante la petición formal y la sonrisa. Todos los momentos en los que se logran cosas sí tienen un componente de este tipo de efervescencia que me parece fundamental para oponerse al poder”, aseveró.
El cambio de paradigma
Precisamente para la mexicana, el movimiento feminista ha provocado cambios importantes en el mundo editorial, aunque los procesos no cambian de manera inmediata de la noche a la mañana.
Sí creo que hay un momento muy interesante en la literatura escrita por mujeres que tiene que ver con la posibilidad que ahora tenemos de nombrar cosas que antes parecían una intuición o que eran sólo una incomodidad y que ahora ya les ponemos nombre y que además ya podemos construir un relato en el que nosotras estemos apareciendo, no ser narradas sino ser nosotras quienes narramos
En ese sentido, no es sólo que el espacio editorial se abra sino que hay propuestas muy interesantes y un poco la respuesta del espacio editorial es reconocerlas, de acuerdo con la poeta.
“Es difícil saber si es por una cosa de mercado o cuota o qué, pero al final no importa en tanto sea posible que las escritoras lleguemos a quienes leen. Las razones tampoco me parece que importen tanto, sino que los libros se vuelvan accesibles, que nosotras tengamos la posibilidad de publicar y de ser leídas y un poco ya después eso se va a ir ajustando solo”, manifestó.
El compromiso de la escritura
Segura descarta que, a pesar de sus opiniones, su obra sea la de una escritora comprometida. “Más que pensar en una obra comprometida, yo pensaría en que no hay forma de desligar mis convicciones y mis preocupaciones, las cosas que me quitan el sueño, de lo que escribo. Si yo me asumo feminista y me asumo como disidente sexual, eso inevitablemente va a aparecer en mi literatura porque no hay forma de separarlas”, dijo.
La mexicana escribe poesía porque “permite tener una aproximación crítica a la realidad”. “En general la literatura, pero sobre todo el lenguaje poético, puede poner a dialogar dos cosas que en la vida cotidiana no están unidas y a partir de esa unión se puede generar una visión crítica sobre el mundo en que vivimos”, detalló.
Para Segura, “la poesía abre el terreno mucho más fácilmente a la parte afectiva y casi incomunicable de la lengua”. “Con los poemas hay algo que no se termina de decir y eso es justo lo que abre el sitio para que sean quienes leen quienes puedan ingresar ahí”, completó.
Los premios y los libros
Segura, que cumplirá 30 años en diciembre, presentará en la Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara su último libro, “Persona”, un poemario donde discurre sobre la implicación de dicha palabra, sus significados, definiciones y aproximaciones.
“Nació después de un proceso de investigación. Estuve varios meses indagando un poco sin darme cuenta que estaba haciendo eso. Empecé a leer mucha filosofía que hablaba de esas cosas y después hubo un momento en que sentí que tenía tanta información que necesitaba hacer algo con ella”, explicó.
“La salida que me pareció más natural fue armar este libro de poemas, que sí tiene que ver con esa investigación y sentía que a todo lo que leía (lo filosófico, lo jurídico) le faltaba una parte afectiva, eso fue lo que intenté ensamblar”, añadió.
“Sí sabía que no quería hacer un libro de ensayos, eso lo tenía claro. Igual, ahora mismo tampoco estaría tan segura que es un libro de poemas. Es más como un dispositivo, un conjunto de retazos que están más o menos ordenados pero que en realidad no me parece que queden como algo acabado”, concluyó.
En 2017, la poeta queretana obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2017 por “Persona”. Sin embargo, fue apenas este año que la editorial Almadía retomó el proyecto, ya que el galardón contemplaba un premio económico pero no la publicación de la obra ganadora.
“Los premios en este país me parecen una oportunidad para subsanar el asunto de la precarización del trabajo de quienes escribimos. Yo no siento que funcionen a partir del reconocimiento, sino que es una manera de obtener remuneración por el trabajo que hacemos”, señaló.
El tema le permite a Segura reflexionar sobre las becas literarias, “fundamentales para la creación”. “Sé de muchas personas, yo incluida, que no podríamos vivir si no fuera por esas becas. Hay un sector amplio de la población que es mediante esos espacios que tiene acceso a la escritura", agregó.
Pero, para la escritora, no basta con el sistema de becas actual de gobierno. “Hay reformas que se tienen que hacer, sobre todo las que tienen que ver con la paridad de género y con el asunto centralista. Yo vengo de Querétaro (a la Ciudad de México) y noto muy amplia la distancia entre las oportunidades que se pueden obtener en la capital a diferencia de otros estados”, finalizó.
Otras voces, otras escritoras
Segura considera que “hay un montón de voces de escritoras que es justo que por fin sea reconocidas”. Para la mexicana, uno de los mejores ejemplos es Rosario Castellanos: “afortunadamente está viviendo un momento de atención, al igual que Elena Garro”. Sin embargo, citó a la argentina mexicana Elena Jordana, primera mujer en ganar el Premio Aguascalientes (en 1978). “Después de eso, sus libros son prácticamente inconseguibles: me parece un caso significativo de lo que pasa con las escrituras de las mujeres”, dijo.
"Respecto a escritoras vivas, me interesan las autoras jóvenes: Xel-Ha López, Anaclara Muro, Nicté Toxqui, entre otras, son las poetas jóvenes que para Segura “están haciendo las cosas más interesantes”.
Además, citó como una influencia vital para escribir “Persona” el libro “Antígona González” de Sara Uribe, "uno de los libros fundamentales para entender la poesía reciente en México.
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