El gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha tenido ahorros por casi 11,000 millones de pesos en sus primeros diez meses de gobierno, tras la aplicación de las medidas de “austeridad” que propuso en campaña el tabasqueño, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
“Esto fue como resultado de la cancelación de gastos médicos mayores, la reducción de sueldos de alto mando y la eliminación de plazas de todos los niveles”, señaló Irma Eréndira Sandoval, la titular de la SFP.
Por la eliminación de 8,828 plazas de mando y enlace que duplicaban funciones o no realizaban tareas sustantivas, se ahorraron 4,291 millones de pesos para este ejercicio fiscal, señaló Sandoval. Con la reducción de sueldos de altos mandos de entre 12% y 47%, se ahorraron 1,700 millones de pesos y con la cancelación del seguro de gastos médicos mayores se logró un ahorro de 5,000 millones de pesos, detalló.
Además, la SFP informó que se cancelaron 655 plazas correspondientes a las Direcciones Generales Adjuntas (DGA), lo cual “representa un ahorro cercano a los 1,000 millones de pesos”. Sandoval recordó que estas medidas ya están institucionalizadas en la Ley Federal de Austeridad Republicana que, anunció, será publicada este martes 19 de noviembre en el Diario Oficial de la Federación.
“Estos recursos están reflejados en becas, medicinas y programas educativos, se están usando para el bienestar", señaló Sandoval. Sin embargo, la política de “austeridad” han provocado polémica y oposición en diversos sectores de la burocracia gubernamental y de una parte de la sociedad.
La austeridad republicana de la 4T
El ahorro en el gobierno mexicano fue una promesa que realizó el presidente López Obrador con el argumento se acabaría con el lujo y despilfarro de las instituciones gubernamentales y se recortarían los salarios de los altos funcionarios. A cambio, afirmó que habría organismos más eficientes y que el dinero reservado sería destinado a la población.
Sin embargo, la decisión lo enfrentó con miembros de su propio gabinete que incluso renunciaron a sus cargos, criticando que la austeridad se había transformado en recortes que representaba precisamente lo que el mandatario mexicano buscaba finalizar: la época neoliberal.
La primera renuncia de alto perfil fue la de Germán Martínez, quien fuera director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que renunció a su cargo el martes 21 de mayo.
“Los niños con cáncer, los diabéticos, quienes esperan una operación no se curan con discursos, sino con dinero. Tiene que invertirse en salud. Los gobiernos progresistas gastan en la materia; estamos condenando a los más pobres a atenderse en la salud privada”, expresó en una entrevista con El Universal tras su renuncia.
Precisamente en el sector salud el gobierno de López Obrador ha sufrido una de sus principales críticas, representados en las movilizaciones y protestas de los padres de niños enfermos de cáncer que estaban inscritos al Seguro Popular, ahora extinto, y que piden que se les garanticen los medicamentos para quimioterapias.
El 26 de agosto, bloquearon los accesos 3 y 4 de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Durante las protestas denunciaron la falta de medicamentos y quimioterapias en el Hospital Infantil Federico Gómez.
En junio, renunció también Jaime Rochín del Rincón, que era comisionado Ejecutivo de Atención a Víctimas del Sistema Nacional de Atención a Víctimas, con motivos similares a los del ex director del IMSS. “Se requiere reforzar los mecanismos institucionales que las atienden; no diezmarlos, obligando a racionar el modesto apoyo que hoy reciben”, indicó en una carta que utilizó como vehículo para renunciar a su cargo.
En una entrevista con el Washington Post, Viridiana Ríos, experta en Ciencias Política, resumió la situación en una sola frase. “El lema de López Obrador es que no puedes tener un gobierno rico en un país pobre”, dijo. “Lo que digo es que no puedes tener un país rico sin un gobierno que funcione”, añadió.
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