Los últimos detalles que han salido a la luz sobre el episodio de los niños muertos en el bombardeo que el Ejército colombiano perpetró en contra de una disidencia de las FARC, el pasado 30 de agosto, involucraron a tres grandes organizaciones del crimen organizado mexicano: el Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación y células de lo que alguna vez fueron “Los Zetas”.
Según los reportes militares, entregados por la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, en la zona del bombardeo, en Candilejas, Caquetá, las autoridades encontraron el siguiente equipo armamentístico: un rifle Avtomat Kalashnikov (AK47), un fusil de asalto IMI Galil (muy común en el ejército israelí); y doce fusiles de asalto de manufactura estadounidense: M-4, M-16 (capaz de disparar 700 balas por minuto), AR-15 (el rifle más vendido en EEUU), M-60 (ametralladora) y un fusil Colt para francotiradores.
La última arma fue la que más sorprendió a las autoridades, ya que cuenta con una mira telescópica que la hace capaz de realizar disparos letales a más de 1.200 metros de distancia. Un utensilio poco común para una guerrilla, según el experto en seguridad John Marulanda.
El ejército de Colombia dice contar con evidencia de que estas armas ingresan vía marítima por los puertos de Buenaventura, Tumaco y Turbo, en los que no descartan la complicidad de funcionarios corruptos. “Donde haya un puerto hay un alta probabilidad de que exista este tipo de contrabando, aunque las mafias suelen usar puertos y embarcaciones menores, donde hay menos controles”, explicó Gabriel Cifuentes, ex funcionario estatal y experto en temas de seguridad.
Los expedientes de inteligencia detallaron que las armas llegan a Colombia ocultas en productos de todo tipo, aunque se ha encontrado un número considerable en aparatos electrodomésticos. Camuflan hasta cañones, todo con tal de evadir los controles aduaneros.
También señalan a los cárteles mexicanos antes mencionados y a los brasileños -“La Familia del Norte”, “El Primer Contacto” y la "Familia Vermelho- como una parte importante del trueque de armas y cocaína que actualmente, según las autoridades, es muy común en Colombia.
“La coca es mejor moneda de pago para los traficantes de armas en efectivo, así sean dólares. Siempre es más difícil rastrear el origen de un kilo de coca que de cualquier billete”, explicó Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, al periódico El Universal.
Pero México y Brasil no son los únicos países que proveen de armas a Colombia; también ingresan por Ecuador y Venezuela. Incluso algunos grupos colombianos- como “Los Invisibles” y “Los Rastrojos”- las traen por su cuenta desde Europa. En algunos casos yacen ocultas en paquetes de grandes compañías sin que estas lo sepan, según oficiales de inteligencia.
Con esas armas se han realizado ataques en contra de la policía de Bogotá y otras regiones. Tal fue el caso de un asalto a un camión de valores ocurrido en abril, en el que los delincuentes utilizaron fusiles Galil AC. Un patrullero resultó herido de muerte.
El objetivo principal del operativo contra las FARC en agosto era “Gildardo Cucho”, quien aún no ha sido identificado plenamente, por lo que no es claro si realmente estaba dentro del campamento al momento de ser bombardeado.
Los resultados presentados por medicina legal muestran que el cuerpo identificado con el nombre de Rodrigo Bolívar Córdoba pertenece a un hombre menor de 20 años, lo cual no coincide con los reportes de inteligencia que afirman que “Cucho” habría ingresado a las FARC en 1994.
Según información de inteligencia militar, Rodrigo Bolívar Córdoba, alias “Gildardo Cucho”, llevaba 25 años de vida guerrillera y era miembro del esquema de seguridad de Gentil Duarte, comandante del Frente 1 de las Farc y hoy uno de los máximos cabecillas de las disidencias de esta guerrilla.
La operación que pretendía ser un golpe considerable contra las guerrillas, terminó convirtiéndose en un escándalo público tras las denuncias de la comunidad que habita la zona, según las cuales habrían sido 18 menores los que fallecieron.
El episodio tiene en crisis al gobierno de Iván Duque y provocó la salida del ministro de Defensa, Guillermo Botero.
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