El santuario “El Rosario” de la Mariposa Monarca, ubicado en la región Oriente de Michoacán, fue abierto la víspera como uno de los atractivos turísticos más importantes para visitantes tanto nacionales como internacionales.
De acuerdo con el gobierno de Michoacán, en la zona se contempla el cuidado ambiental, el abatimiento de la tala clandestina, la capacitación del capital humano y la puesta en marcha de la Policía Turística.
Además, en el lugar se les entregó uniformes a dicha corporación, la cual será encargada de vigilar la estancia de todos los turistas que arriban al estado para disfrutar del espectáculo natural que ofrece la mariposa monarca.
Por su parte, el director de World Wildlife Fund (WWF), Jorge Rickards, dijo que el “El Rosario” es un sitio ejemplar y está en el ojo de personas de todo el mundo, por lo que extendió su felicitación por los trabajos de conservación realizados.
Dijo que reconocía al estado por su trabajo de conservar y cuidar los bosques y ejidos que reciben a la mariposa monarca, y que la tala clandestina está casi eliminada, producto de los esfuerzos que hacen autoridades de la entidad.
Las mariposas monarca ocuparon más de seis hectáreas durante su última hibernación en México luego de viajar desde Estados Unidos y Canadá, lo que representa un aumento del 144% en comparación con 2018, informó la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONAMP).
Sin embargo, tanto el gobierno de México como activistas reconocieron que el de la monarca aún es fenómeno migratorio en peligro.
“Hemos alcanzado la meta de seis hectáreas ocupadas”, dijo Andrew Rhodes, responsable de la CONAMP.
La mariposa monarca recorre cada año hasta 4.500 km desde Canadá y Estados Unidos para establecer sus colonias en los bosques templados de oyamel y pino en el centro-oeste de México, pero la población de esta especie ha decaído drásticamente por el uso de insecticidas, la deforestación y el cambio climático.
En 2014, Canadá, Estados Unidos y México establecieron un programa para conservar la especie, y un comité científico definió que seis hectáreas era la superficie adecuada para una población viable en Norteamérica.
Durante el periodo de hibernación 2018-2019, las mariposas color ocre con venas negras y manchas blancas se establecieron en 14 colonias que ocuparon un total de 6 hectáreas de los estados de México y Michoacán, según científicos y activistas de la organización ambientalista World Wildlife Fund (WWF).
Estas cifras contrastan con las 2,4 hectáreas ocupadas durante la hibernación 2017-2018 y son las más alentadoras desde 2006-2007, cuando el área forestal que empleó este lepidóptero fue de 6,8 hectáreas.
Desde tiempos ancestrales, las mariposas monarca parten cada otoño del sureste de Canadá, y emprenden un viaje de 40.000 kilómetros que cruza el este de EEUU y termina en las montañas del Eje Neovolcánico, entre el Estado de México y Michoacán.
Sin embargo, al culminar su viaje, el lepidóptero Danaus Plexippusestos, encontraba cada año menos alimento, menos espacio para reproducirse y menos áreas para hibernar.
La deforestación, los fenómenos climáticos extremos, la extensión de terrenos de cultivo de aguacate, o los riesgos que enfrentan en el camino -como automóviles y turistas descuidados- llevaron a que en 2014 la cifra de mariposas monarca en México alarmara a expertos, políticos y activistas a nivel internacional.
Si en 1996, el insecto ocupaba 18.19 hectáreas en el país, para el 2014, la superficie se redujo a 0.67 hectáreas. Fue un año crítico, en el que se registró la población más baja de mariposas monarca de los últimos 20 años.
Las cifras impulsaron una reunión trilateral entre Canadá, EEUU y México, países que integran la ruta de migración del emblemático insecto. Juntos definieron en 2014 acciones colectivas urgentes dirigidas a proteger el viaje del lepidóptero.
Se creó así el Plan de Acción para la Conservación de la Mariposa Monarca (PACMM), que buscaba mantener y proteger su hábitat. En México se emprendieron distintas acciones, como declarar área protegida las zonas en las que hibernaba. Se estableció también una red ciudadana de monitoreo conformada por más de 10.000 personas; se capacitó a 100 guardaparques, y se llevó a cabo la reforestación de más de 9.000 hectáreas afectadas por la tala clandestina, entre otras acciones.
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