El activista Julián Lebarón, prominente miembro de la familia asesinada ayer en los límites de Sonora y Chihuahua, confirmó a Infobae México que los cuerpos de algunos de sus parientes aún permanecen en la escena del crimen, en medio de la sierra y el sol abrasador, a pesar de que ya pasaron más de 24 horas desde que se perpetró la masacre.
“Ahorita vamos hacia allá. Apenas se acaba de levantar el acta en el ministerio público. Los cuerpos calcinados siguen en el sitio. Otros los tuvimos que levantar nosotros mismos”, confirmó en una llamada telefónica Julián LeBarón.
El miembro del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad confirmó lo dicho por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, quien informó que hasta el momento había tres personas detenidas por el ataque en el que fallecieron nueve integrantes de la familia, entre ellos seis menores.
Julián LeBarón responsabilizó al crimen organizado por la muerte de su prima y el resto de sus parientes, y urgió a que los servicios periciales lleven a cabo el levantamiento de los restos calcinados que hasta este momento permanecen en la carretera.
La agresión ocurrió cuando tres camionetas de la familia LeBarón se trasladaban este lunes de Bavispe, Sonora, hacia la comunidad mormona de La Mora, ubicada en el municipio de Galeana, Chihuahua.
Sin embargo, al ser un punto ubicado entre los límites de Chihuahua y Sonora, las autoridades probablemente se han tardado en establecer cuál es la fiscalía a la que le toca hacerse responsable del levantamiento de los cadáveres.
Este es el segundo evento que impacta negativamente a la familia en los últimos diez años. El primero ocurrió cuando Erick Lebarón, hermano de Julián, fue secuestrado por un grupo criminal. Aquella vez se supo que el cautivo regresó con su familia sin que se pagara un sólo peso. Éste gesto los convirtió en un símbolo de la lucha contra la delincuencia organizada.
Entonces, los LeBarón encabezaron movilizaciones y organizaron una autodefensa contra los criminales.
En junio de ese año (2009) se logró la detención de 25 presuntos miembros de la delincuencia organizada que habrían planeado el secuestro de Erick, pero días más tarde, en represalia, dos líderes de esta comunidad fueron secuestrados y asesinados como un mensaje de advertencia por el papel que desempeñaron para conseguir la libertad del joven.
Se trataba de Benjamín LeBarón y el cuñado de éste, a quienes ultimaron en su propia casa en Galeana, Chihuahua.
Desde entonces, la de Julián se convirtió en una de las voces más conocidas entre las víctimas de la delincuencia organizada y la fallida estrategia del gobierno del exmandatario, Felipe Calderón, en contra del crimen organizado.
La familia LeBarón es un grupo que tras ser expulsado de Estados Unidos, fue acogido en México. Sus orígenes se remontan a Ervil Morrell LeBarón, quien fue dirigente de un grupo fundamentalista mormón.
La familia es reconocida por su incursión en la política y su respaldo a los campesinos. De acuerdo con medios de Chihuahua, el actual representante de la comunidad es Joel LeBarón, quien cuenta con protección especial del gobierno federal.
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