El fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en la ciudad de Culiacán el pasado 17 de octubre, puso en evidencia la falta de una estrategia efectiva del gobierno federal para combatir al crimen organizado, pero también, que el Cártel de Sinaloa no estaba muerto, como algunos consideraban.
El cártel que fuera comandado por Joaquín Archivaldo Guzmán Loera “El Chapo” e Ismael “El Mayo” Zambada, ha sobrevivido a los embates de sus enemigos y a la persecución de sus líderes e incluso al encarcelamiento de “El Chapo”; hechos que no ha minado el poderío de esta agrupación que desde los años 80 y hasta inicios de esta década, era considerada la más importante de México e incluso, del mundo.
Históricamente, Sinaloa ha sido prolífica en la producción de drogas.
Desde el siglo XIX se cultivan enervantes en aquella entidad, pero fue a inicios del siglo pasado, que el gobierno comenzó el combate contra las plantaciones de la amapola, planta que también es conocida como la “adormidera”.
Los migrantes chinos que llegaron a Sinaloa, conocían lo que era sembrar, cosechar y producir opio, por lo que fueron perseguidos. Sin embargo, ante la comercialización de la droga con Estados Unidos, los sinaloenses se sumaron al negocio y también comenzaron a sembrar marihuana. Los grupos delictivos crecieron.
Pero ninguna operación del Estado mexicano, incluso en coordinación con los gobiernos de Estados Unidos, ha podido contener a los narcotraficantes de Sinaloa, debido a que a lo largo de estos años han contado con el apoyo y complicidad de políticos, empresarios e incluso, miembros de las fuerzas de seguridad.
El Cártel de “El Chapo”
El crecimiento del Cártel de Sinaloa (CDS) o Cártel del Pacífico, comenzó a partir de la década de los 80, pero fue a raíz de la captura de Héctor “El Güero” Palma que Joaquín “El Chapo” Guzmán impulsó el desarrollo de la organización que llegó a considerarse el cártel de drogas más poderoso del mundo.
En 25 años, Guzmán Loera introdujo a Estados Unidos alrededor de 200 toneladas de cocaína, lo que le habría generado más de 14.000 millones de dólares (USD) de ganancia.
Desde Culiacán extendió sus operaciones a 54 países de los cinco continentes. De acuerdo con las autoridades estadounidenses, tiene la capacidad de mover hasta 2 toneladas de cocaína y 10.000 de marihuana al mes, además de que también produce y distribuye metanfetaminas y heroína.
Pese a la captura de Joaquín “El Chapo Guzmán” y a su sentencia a cadena perpetua en los Estados Unidos, el poderío del Cártel de Sinaloa no ha sido disminuido, ya que aunque surgieron cruentas disputas por el liderazgo de la organización, quedó en manos del capo Ismael “El Mayo” Zambada y de al menos tres de los hijos de Joaquín Guzmán Loera: Iván Archivaldo Guzmán, Alfredo Guzmán y Ovidio Guzmán López, conocidos como “Los Chapitos”.
Lejos de perder poder, el de Sinaloa fue uno de los cárteles que se fortalecieron en el sexenio de Enrique Peña Nieto y ahora, la agrupación domina la producción de metanfetaminas y fentanilo, droga que está considerada como 50 veces más potente que la heroína.
Su poderío en la producción y distribución de drogas sintéticas se debe a la sociedad que estableció con la triada china United Bamboo Gang, de Taiwan, y la 14K y la Sun Yee On de Hong Kong.
China es uno de los mayores productores mundiales de metanfetamina –también conocida como “hielo” y “cristal” o “ice”– y de sus precursores.
El término tríada se usa para designar organizaciones criminales de origen chino, que tienen su base lo mismo en Hong Kong, Taiwán y China continental.
La lucha contra “El Mencho”
Debido al rápido avance del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) organización comandada por Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” que hoy por hoy es considerada la organización más sangrienta y poderosa en México, el Cártel de Sinaloa se ha visto en la necesidad de realizar nuevas alianzas, incluso, con sus rivales.
Es el caso de Michoacán, en donde el Cártel de Sinaloa unió fuerzas con Rafael Caro Quintero así como con integrantes del Cártel del Golfo (CDG), Los Zetas entre muchos otros, quienes aceptaron financiar y respaldar al Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), liderado por José Antonio Yépez, alias “El Marro“, para sacar a “El Mencho” de esa entidad, su tierra natal. La nueva agrupación lleva por nombre “Cárteles Unidos”.
Pero de acuerdo con algunos reportes, también apoyan a las autodefensas que operan en el estado de Michoacán, con la intención de frenar el avance de “El Mencho”.
Informes de la Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas 2018 presentada por la DEA, señalan que el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuya sede está en Guadalajara, se dedica a la manufactura y tráfico de grandes cantidades de cocaína, heroína, metanfetamina y fentanilo.
De acuerdo con el diario La Voz de Michoacán, Nemesio Oseguera Gonzalez, “El Mecho”, busca revivir el llamado Escuadrón de la Muerte, conocido como “Los 28”, con el fin de ejecutar a Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, los hijos de “El Chapo”.
El “Escuadrón de la Muerte” surgió bajo el mando de Dámaso López Serrano, “El Mini Lic” o “El Rayo”, hijo de Dámaso López Núñez “El Licenciado” y solía ser contratado de manera independiente por diferentes grupos delictivos, principalmente en la zona de Baja California Sur.
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