Hace un par de semanas, Ovidio Guzmán López, unos de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue capturado por fuerzas federales en Culiacán, la capital de Sinaloa, pero horas después fue liberado. La razón, de acuerdo con el gobierno mexicano, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, fue la de evitar la pérdida de vidas humanas.
Sin embargo, a pesar de los 14 muertos y más de una veintena de heridos que resultaron de aquel “jueves negro” donde las fuerzas del Cártel de Sinaloa sitiaron la ciudad para evitar que uno de sus líderes y principales operadores fuera extraditado a Estados Unidos, donde Guzmán Loera cumple una cadena perpetua, el gobierno mexicano fue responsabilizado por la liberación de “El Ratón”.
La posición de la administración de López Obrador, a pesar de sus buenos números en cuanto a popularidad, ha sufrido un golpe importante, ya que los críticos afirman que la situación donde fue aprehendido uno de los llamados “Chapitos” no debía haber terminado en su liberación y permitió el fortalecimiento de los grupos delincuenciales en diversos puntos del país.
Y es que la posición de las autoridades, precaria hasta ahora desde que en 2006 el entonces presidente mexicano Felipe Calderón lanzara su “Guerra contra el narcotráfico”, se ha visto seriamente afectada tras la decisión del gobierno de López Obrador de liberar al hijo del capo.
Apenas esta semana, los hechos ocurridos en Culiacán, donde sicarios del Cártel de Sinaloa enfrentaron a las fuerzas armadas con toda su fuerza para evitar el traslado de Guzmán López, ya fueron replicados en Michoacán, uno de los bastiones del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los más peligrosos y poderosos del continente.
En aquella región de la llamada “Tierra Caliente”, un grupo criminal, no identificado, frustró la detención de un líder delincuencial mediante ataques a la población, —quema de casas, vehículos y narcobloqueos— y la policía estatal, en el municipio de Salvador Escalante.
Según los reportes, el criminal apodado “El Camaleón”, logró huir tras ordenar incendiar tres domicilios, bloquear la carretera Santa Clara-Opopeo e incendiar dos vehículos. En los hechos violentos participaron al menos 50 sicarios fuertemente armados.
Ante el incidente, las autoridades desplegaron un operativo de vigilancia en diversos puntos; sin embargo, “El Camaleón” no fue detenido. El hecho destapó las carencias dentro de los cuerpos de seguridad en la entidad, ya que los oficiales se vieron rebasados por los armamentos que portaban los supuestos sicarios.
Además, relataron que la ayuda fue inoportuna, pues los refuerzos llegaron varios minutos después, cuando los sicarios habían dejado una completa carnicería y varios narcomensajes sembrados.
También en Michoacán ocurrió una de las peores emboscadas del crimen organizado, cuando fuerzas locales fueron atacadas en la comunidad de Aguililla a principios de octubre, que resultó en 13 agentes muertos. Esto ocurrió un par de días antes del operativo que resultó en la liberación de Ovidio Guzmán.
Sin embargo, a pesar de las críticas, no habrá renuncias en el gobierno de López Obrador. Alfonso Durazo, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), afirmó este miércoles que no renunciará a su cargo porque “asume la responsabilidad” de los hechos ocurridos en Culiacán.
Pero la situación no se limita a estos estados. En Guanajuato, por ejemplo, hace un par de semanas, un ataque a policías locales dejó el saldo de cuatro civiles muertos y un oficial herido en el municipio de Acámbaro, menos de 180 kilómetros al noroeste de la Ciudad de México.
En dicha entidad, además, el gobierno federal combate con desiguales resultados el robo de hidrocarburos, mejor conocido a nivel nacional como “huachicol”. Sin embargo, José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro", el más prominente de los huachicoleros, no ha sido capturado por las autoridades.
En Morelos, han ocurrido en los últimos días hechos de violencia en el penal de atlacholoaya, donde seis reos han muerto y custodios han sido retenidos. El secretario de gobierno del estado, Pablo Ojeda, confirmó que “El Ray”, Raymundo Isidro "N", el jefe de la plaza del CJNG, había muerto, lo que seguramente prolongará el enfrentamiento entre dicho cártel y el de Los Rojos, de acuerdo con medios locales.
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