El retrato que Rafael Caro Quintero, uno de los fundadores del extinto Cártel de Guadalajara, ofrece de sí mismo es difícilmente creíble.
El “Narco de narcos”, cuya vuelta a la clandestinidad ha puesto en pie de guerra a las organizaciones criminales del norte de México, se presenta como una víctima. Ni trafica, ni tiene armas, ni dinero. Alejado de toda ambición, se describe como un ganadero frustrado con el sueño de vivir en paz.
Sin embargo, la Administración para el Control de las Drogas (DEA por sus siglas en inglés) sostiene que, desde su salida de la cárcel en 2013, ha reagrupado sus fuerzas y aprovechado la caída de su antiguo ex amigo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, para recuperar el negocio del narcotráfico de la mano del Cártel de Sinaloa.
Cada vez más osado, en su escalada pretende hacerse con el control de Ciudad Juárez, Chihuahua, la gran puerta de entrada a Estados Unidos.
Su actitud es la habitual a los grandes capos. Desde su salida, Caro Quintero no ha escapado a los ojos de la DEA, por su captura se ofrecen USD 5.000.000 y recientemente la Fiscalía de Nueva York informó que busca confiscar las propiedades que tiene en México.
Al respecto, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se pronunció y dijo que los bienes deben devolverse a México. “En todos estos bienes se va a procurar que se queden en México [...] Se van a emprender juicios para que el dinero de éstos no se fugue de México”.
De acuerdo a los informes, el narco tiene al menos ocho inmuebles que se encuentran en Zapopan, Jalisco. Uno de ellos se localiza en Paseo de los Virreyes número 4283, en el fraccionamiento Wenceslao. La vivienda tiene un portón de madera que fue pintado de azul, además, quedó la infraestructura de lo que fue una malla eléctrica.
En otro punto de Zapopan se ubica la finca marcada con el número 5397 de la calle Luigi Pindarello, en la colonia Vallarta Universidad. Cuenta con cámaras de seguridad y, según vecinos, la habita una pareja con su hijo.
En la calle Enrique Gómez Carrillo, no existe la casa 5313 que reclama Estados Unidos. En su momento, ésta finca tenía otro acceso y era el número 5317; no obstante, hoy es un condominio con al menos cuatro torres de departamentos.
En la colonia Residencial Arboledas existen dos departamentos, presuntamente propiedad de Caro Quintero. Son el 8 y el 9 del edificio, que está en la calle Sagitario número 5289. El inmueble pintado en color crema con café se ubica al sur del área metropólitana de Guadalajara.
Las otras propiedades incluyen el llamado Rancho del Gorupo, la Bodega 21 en el Mercado de Abastos Norte, así como una fracción de la propiedad rústica conocida como “El Tigre Nixticuilf" o “La Salitrera”.
Según informes, en el 2000 la entonces Procuraduría General de la República decomisó el Rancho del Gorupo, pero después de un largo proceso legal, Caro Quintero logró recuperarlo para fraccionarlo y vender varios predios, donde actualmente se erigen lujosos desarrollos inmobiliarios.
Originalmente el predio medía 3 hectáreas, pero a lo largo de los años, desde la década de los 60, sus propietarios lograron modificar escrituras para adueñarse de 30 hectáreas.
Las residencias se encuentran a nombre de Héctor Rafael, Roxana Elizabeth, Henoch Emilio y Mario Yibran, todos apodos de Caro Elenes, con usufructo de por vida para Rafael Caro Quintero y Elizabeth Elenes de Caro.
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