A una de semana de cumplirse el operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán López en Culiacán, Sinaloa, se revelaron los detalles de cómo se preparó la estrategia por parte de las fuerzas federales.
El operativo para la detención al menos se planeó con cinco meses de anticipación, los elementos federales se infiltraron en Culiacán, alquilando casas en el desarrollo urbano de Tres Ríos, fueron vecinos de la residencia de la pareja sentimenta de Ovidio Guzmán.
El 17 de octubre, pasando las 14:00 horas, un grupo de 140 elementos de la división antidrogas de la Guardia Nacional y de militares que viajaron a la capital de Sinaloa, iniciaron el operativo.
Una vez que se tuvo la certeza de que el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán ingresó a su vivienda, solicitaron el apoyo de 100 soldados de la Novena Zona Militar de Culiacán para establecer un cerco de seguridad en el desarrollo urbano donde vivía Ovidio Guzmán.
Todo ello, sin dar detalles de la operación a los efectivos, ya que el grupo antidrogas sabía que varios de los sicarios del Cártel de Sinaloa eran desertores del la zona militar de Culiacán y querían evitar a toda cosas que se filtrara información del operativo.
Con la comprobación que Ovidio había ingresado a su domicilio en la que se encontraban su mujer y sus dos hijas, se inició con el operativo para su detención.
Se establecieron dos cordones de seguridad alrededor de la residencia para cercarlo y luego pidieron al Ministerio Público Federal se solicitará una orden de cateo en el domicilio. La cual nunca llegó.
Cuando el comando rodeó la zona, pidieron a Ovidio que se entregara, mientras esperaban la orden judicial, cuando él trató de negociar su detención desde su domicilio, le tomaron las fotografías que se difundieron el día del operativo. Fue en ese momento que Guzmán López se comunicaba con su gente y un abogado.
Veinte minutos después de iniciar el operativo, comenzaron los ataques en el cerco de seguridad establecido por las fuerzas federales para rescatar a Ovidio Guzmán, que desató el pánico entre la población de Culiacán.
Sin embargo, los ataques entre sicarios del Cártel de Sinaloa y los elementos federales, pusieron en peligro a la familia del narcotraficante. Incluso, los soldados tuvieron que darles chalecos antibalas para protegerlos del fuego cruzado.
Quienes estuvieron en el operativo, narran que los dos cordones de seguridad establecidos nunca fueron traspasados por los sicarios a pesar de los ataques.
El grupo antidrogas pretendía extraer a Ovidio con un helicóptero, pero se tornó imposible por la capacidad de fuego del cártel , que incluso tenía lanzagranadas y otras armas antiaéreas.
Los enfrentamientos y bloqueos se extendieron por la mayor parte de Culiacán, mientras que los apoyos para el Cártel de Sinaloa bajaban de la sierra y otros municipios cercanos. En una ciudad que estaba sitiada.
El problema se agudizó cuando un convoy del Ejército, que estaba a 200 kilómetros de la ciudad, fue retenido por un grupo de sicarios y cuando secuestraron una pipa de combustible que amenazaron con hacer estallar en el multifamiliar donde viven familias de militares.
Además, se sumó el presunto secuestro de un militar por parte de los sicarios, la orden de cateo que nunca llegó, una falta de coordinación con la fuerzas de seguridad y alguien que decidió horas después que lo mejor era abortar la misión.
A pesar de que Ovidio Guzmán fue liberado, el Cártel de Sinaloa también cometió errores, al no detectar a tiempo el operativo de la Guardia Nacional y el Ejército, poniendo en riesgo a uno de sus líderes y a su familia.
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