Un video que aparentemente registra una explosión en el volcán Iztaccíhuatl, en los límites entre el Estado de México y Puebla, en el centro del país, desató el temor entre la población sobre una posible erupción de magma.
Ramón Espinasa, subdirector de riesgos volcánicos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), desmintió que este coloso haya registrado actividad, pues se habría detectado desde la red de monitoreo del Popocatépetl. Lo que se ve en video parece ser un reflejo de un destello de luz de alguna antena o de un dispositivo para alertar a los aviones sobre la presencia de los volcanes durante la noche.
Aunque se calcula que la última erupción del Iztaccíhuatl ocurrió hace casi 8,000 años, se le considera un volcán activo, dijo en entrevista para Infobae México el doctor en vulcanología Robin Campion, del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Un volcán activo no significa que esté en erupción. Pueden pasar varios periodos sin ninguna actividad. En estos casos, se les llama potencialmente activo o en reposo.
Es el estado de todos los grandes volcanes del centro de México: el Nevado de Toluca, el Iztaccíhuatl, la Malinche y el Pico de Orizaba, porque su última erupción ocurrió hace no más de 10,000 años, explica Campion.
Otros volcanes en reposo son el Tres Vírgenes, en Baja California Sur; Ceboruco, en Nayarit; Fuego, en Colima; San Martín Tuxtla, en Veracruz; Chichonal y Tacaná, en Chiapas.
Al lado de estos conos hay pequeños volcanes que en su conjunto se denominan campos volcánicos y están distribuidos en varios centenares de metros cuadrados. Por ejemplo, al lado del Paricutín, en Michoacán, hay cientos de volcancitos que al formarse hacen una sola erupción y luego se apagan, después de unos 2,000 o 3,000 años nace otro en una zona cercana.
Otro campo volcánico es el de Chichinautzin, ubicado al sur de la Ciudad de México y al cual pertenece el Xitle, que hizo erupción hace 2,000 años y cuyo magma cubrió hasta la zona de Coyoacán.
En México falta mejorar el monitoreo de los volcanes
Es difícil tener certeza sobre si un volcán está completamente apagado. No se puede decir con seguridad que el Iztaccíhuatl no va a tener erupción en el futuro. Cerca de la cumbre hay una zona donde todavía hay emanaciones difusas de gas que contienen un poco de sulfuro de hidrógeno, explicó el vulcanólogo. Esto indica a los expertos que no se puede considerar extinguido.
Por consenso entre la comunidad científica, un volcán tiene que pasar 10,000 años sin actividad para considerarlo apagado. Campion dijo que es un límite arbitrario, porque aún después de ese tiempo podrían tener actividad, sin embargo, las probabilidades disminuyen significativamente.
La población puede conocer los resultados del monitoreo del Popocatépetl desde el CENAPRED y las recomendaciones en caso de caída de ceniza. Pero la supervisión no es igual para todos los volcanes. “Lamentablemente, muchos volcanes en México no son monitoreados, sobre todo por falta de recursos. No tienen red de monitoreo y esto es un problema” dijo el experto de la UNAM.
Aclara que el Iztaccíhuatl sí es monitoreado desde el Popocatepetl, donde hay varios sismógrafos instalados igual que en el Valle de México y el de Puebla. “Hay mucho que hacer todavía para mejorar el monitoreo en México, pero esto requiere recursos”.
Ante el temor de la población desatado por la falsa explosión en el Iztaccíhuatl, explicó que este tipo de volcanes con un tiempo de reposo muy largo se reactivan de manera gradual. En el caso de que hubiera una nueva erupción de magma, la lava tendría que abrirse paso hasta la superficie.
Debido al tiempo que lleva en reposo su sistema se ha enfriado, por lo que el magma seguramente está estacionado a una gran profundidad, de manera que le llevaría meses o años hacer erupción. Los kilómetros que la lava debe recorrer provocaría enjambres de pequeños sismos, deformaciones del suelo, cambios de temperatura y en la composición química de los manantiales.
Gracias a estas señales, una erupción no podría llegar de manera sorpresiva. Los síntomas graduales que los vulcanólogos podrán identificar con tiempo de anticipación.
En el caso del Popocatepetl, el riesgo de una erupción es mayor y más impredecible porque el volcán ha tenido explosiones diario, el magma ya está llegando a la superficie, de acuerdo con Campion. Esta actividad supone un peligro para quienes intentan subir al cráter, concluye el experto de la UNAM.
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